Como cada 8 de noviembre, conmemoramos el Día Mundial de la Radiología con motivo del descubrimiento de los Rayos X por el médico prusiano Dr. Wilhelm Röntgen, un área de la medicina que nos ha deslumbrado con sus avances y que hoy permite no solo precisar diagnósticos y acelerar tratamientos, sino también contribuir a la disminución de las tasas de mortalidad debido a diversas patologías.
El radiólogo es un médico especialista encargado de elaborar un diagnóstico clínico a través de las distintas modalidades de imagen, que incluyen los rayos X (de donde viene el nombre de la especialidad, a pesar de que actualmente constituye menos del 10% de su actividad), ultrasonido, tomografía computada y resonancia magnética. Estas técnicas de imagen permiten además guiar procedimientos diagnósticos y terapéuticos percutáneos mínimamente invasivos reemplazando técnicas quirúrgicas.
Según la OMS, se estima que un 80% de las decisiones médicas se toman con el apoyo de la Radiología, haciendo del radiólogo un integrante crucial del equipo médico. Los avances tecnológicos han permitido desarrollar estudios de mejor calidad con menor riesgo para el paciente, disminuyendo las dosis de radiación y tiempos de estudio, permitiendo diagnósticos más oportunos y certeros.
Así, la tecnología ha impulsado a la radiología de manera extraordinaria, como por ejemplo, para el hallazgo de lesiones traumáticas, detección temprana de muchas neoplasias como cáncer de mama, próstata, pulmón, páncreas, renal, entre otras. Prácticamente todas las especialidades de la medicina actual se han visto beneficiadas con esta especialidad y gran parte de sus diagnósticos se basan en la opinión del radiólogo.
Indudablemente, la resonancia magnética es uno de sus grandes aliados en cuanto a tecnología. Constituye un examen que no irradia, por lo cual se puede realizar en todo tipo de pacientes, incluidos niños y embarazadas. Es muy útil en el estudio de enfermedades neurológicas, traumatológicas, cardiológicas, gastroenterológicas, ginecológicas, urológicas, pediátricas y en medicina fetal, solo por mencionar algunas de sus aplicaciones. La imagen por resonancia magnética nos ayuda a diagnosticar muchos tipos de cáncer en estados más iniciales y nos permite planificar y controlar su tratamiento, ya sea quimioterapia, cirugía o radiación.
Por su parte, el TAC o tomografía computarizada es un estudio de rayos X que obtiene imágenes del cuerpo utilizando radiación ionizante, mientras que la resonancia utiliza un campo magnético y ondas de radiofrecuencia, que no son nocivas para el paciente, por lo cual se puede utilizar en niños y embarazadas. Son estudios diferentes que no necesariamente compiten entre sí, pues hay diagnósticos en los cuales la tomografía computada es más específica respecto a la resonancia magnética y viceversa.
Si bien la radiografía inicial fue de gran impacto en esta disciplina, hoy somos testigos del vertiginoso desarrollo de otras tecnologías, incluso de la inteligencia artificial y la telemedicina, que hoy nos impiden imaginar cuáles son los límites para la radiología, una herramienta que en nuestro país ha dado resultados eficientes en la salud pública y privada, contribuyendo a la equidad en cuanto al acceso a una medicina digna, oportuna y de calidad, que esperamos motive a las nuevas generaciones a elegir la radiología como especialidad.
*Médico radiólogo y miembro de la Agrupación de Médicos de Clínica INDISA (AMCI)