La concepción o idea que se tiene de lo que significa “ciudad” en general lleva al público a pensar en dimensiones política, social, económica, infraestructura vial, seguridad, transporte, entre otras. Desde la perspectiva de gobernanza o servicio, la gestión busca resolver problemas de corto plazo que en la mayoría de los casos consume casi todos los recursos comunales y en muchos otros, implica enfoques centralizados que impiden a las autoridades comprender la importancia de contar con una toma de decisiones basada en aspectos estratégicos, complementarios a las dimensiones señaladas, para potenciar y aumentar efectos esperados por los habitantes.

Este 31 de octubre es el Día Mundial de las Ciudades, fecha que nos invita a reflexionar acerca de los desafíos que en una ciudad surgen por la demanda de satisfacción de necesidades variadas y cambiantes, lo que implica incluir en los análisis aspectos que están relacionados con ciencia y tecnología, relacionados con distintas especialidades y funciones. Es deber de los ciudadanos exigir a sus autoridades el dominio y conocimiento para lograr una gestión moderna de los entornos urbanos cada vez más complejos.

Satisfacer las necesidades de los habitantes, así como de las instituciones y empresas en un espacio urbano, deberá considerar la incorporación de la ciencia y tecnología para mejorar los niveles de bienestar. Habitar en un espacio saturado ha generado tensiones que impactan en la salud, educación, desarrollo personal y crecimiento económico de quienes lo integran.

Es un imperativo público y privado cumplir con los objetivos de bienestar a través de la aplicación de la ciencia y la incorporación de tecnología. Más análisis e inteligencia artificial para enfrentar problemas de seguridad, más sensores para control de tráfico, más blockchain para interacción con menos intermediarios y sin corrupción, más plataformas digitales para facilitar el pago de servicios públicos, más conectividad para mejorar la educación, más capacidad de redes (5G) para mejorar el acceso a servicios y atraer nuevas empresas, más tecnología limpia para hacer sostenible la vida.

Los líderes políticos deberán asumir la tendencia respecto al uso y aplicación de la ciencia y la tecnología para mejorar la gestión de las ciudades. Ya en algunas surgen soluciones como el pago digital del transporte público, zonas con conectividad wifi para usuarios, buses con energías limpias, cámaras para la seguridad pública; no obstante, la demanda por mejoras parece ser superior a los estándares alcanzados como también surgen asimetrías entre zonas en una misma ciudad o entre ciudades en una misma región. Urge entonces que se genere el incentivo necesario para masificar y democratizar el uso de soluciones científicas y tecnológicas para el co-desarrollo de urbes más y mejor vivibles.

*Vicedecano (I) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez