No hay área de actividad humana que no se haya visto afectada por el coronavirus: comercio, transporte, deportes, arte, etc. Un abanico en el que también integra la ciencia.
Las cuarentenas, el toque de queda y otra serie de medidas restrictivas han modificado ciertos hábitos o prácticas. En el mundo científico, los encargados de encontrar la vacuna para esta pandemia, se encuentran trabajando día y noche, pero ¿qué ocurre con las otras ciencias? ¿Siguen trabajando de la misma manera o tuvieron que modificar su plan de trabajo?
En la astronomía, el Observatorio Astronómico Nacional Cerro Calán se encuentra cerrado, aunque todos trabajando desde sus casas, por lo que continúan realizando estudios que ya contaban con observaciones previas. Sin embargo, investigaciones que estaban agendadas para las próximas semanas, que comienzan con la investigación de observación, podrían sufrir retrasos.
Un ejemplo es la reciente publicación sobre el hallazgo chileno-belga, que podría ayudar a plantar eficientemente en las sequías. El estudio analiza la forma en que se organizan las plantas en climas áridos y semiáridos, tales como la zona norte de la ciudad de Santiago. Los resultados aparecieron en la revista Scientific Report.
En los principales observatorios astronómicos del país, la situación es similar. Desde la ESO (European Southern Observatory), señalan que tras los últimos acontecimientos debido al brote de Covid-19, la directiva decidió cesar gradualmente las operaciones científicas en todos sus sitios de observación. La prioridad de ESO sigue siendo el bienestar y la seguridad de su personal y la reducción del número de personas en Paranal, La Silla y APEX es parte de este esfuerzo, señalan.
Los observatorios están haciendo la transición a un estado de operación segura con un equipo mínimo en cada sitio de observación, para garantizar la seguridad de las instalaciones y de las personas que permanecen en ellos. La administración del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), también decidió cerrar las instalaciones en el Llano de Chajnantor en Chile hasta nuevo aviso. El Observatorio anunció la interrupción de las operaciones científicas.
“Estamos fomentando la participación a distancia en conferencias internacionales y restringiendo los viajes en comisión de servicio solo a los casos esenciales para las operaciones mínimas de mantención de equipos científicos e instrumentación. Hoy el trabajo de los científicos está abocada en un cien por ciento a procesar los datos de observación obtenidos durante los últimos períodos, labor que puede realizarse a través de teletrabajo", añaden desde ESO.
Dinosaurios en cuarentena
El Museo Nacional de Historia Natural también se sumó al mismo fenómeno, cerrando sus puertas, pero continuando su labor a distancia. David Rubilar, jefe del Área de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural, señala que siguen trabajando. “En la paleontología, si no estás en terreno, estás en el laboratorio preparando los materiales, comparando y escribiendo los resultados. Bueno, esta última parte se puede hacer desde la casa. A diferencia de lo que mucha gente piensa, sobre lo que es la ciencia -el estereotipo de la persona con delantal metida en un laboratorio-, ésta es una actividad que requiere mucha contemplación y reflexión. El tiempo de cuarentena me ha permitido ordenar ideas y pensar en aspectos más teóricos sobre la evolución y los fósiles con los cuales estoy trabajando”, explica.
Jhonatan Alarcón, paleontólogo de la Universidad de Chile, agrega que efectivamente la paleontología continúa, “aunque en mi caso, se centra sobre todo en el trabajo bibliográfico y con las fotografías de fósiles (descripción y comparación), además de revisión de artículos”.
Pablo Salucci, geógrafo de la Universidad Católica, señala que en tiempos de pandemias la geografía sigue trabajando, incluso más que nunca. “Juega un rol fundamental en el trabajo científico, ya que ésta permite identificar los patrones territoriales que va presentando el virus. De este forma estos patrones territoriales se pueden expresar en mapas, los cuales permiten tener una visión global del comportamiento de una determinada amenaza".
"Así se pueden correlacionar distintas capas de información que se va originando en la medida que va analizando la dinámica de la infección, y que permitan identificar población vulnerable según estructura etárea (edad), zonas de peligro de contagio, focos de contagio, entre otras de manera de orientar técnicamente las acciones a seguir”, añade Salucci.
Consuelo Valdés, arqueóloga y actual ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, relata que tanto en el ámbito de la paleontología, así como también en la antropología "que me atañe más directamente, éste es un momento para propiciar la investigación y el análisis, que son procesos que nuestro desempeño requiere en paralelo al trabajo en terreno. Es momento de revisar apuntes, contrastar teorías, incluso de intentar aportar al contexto mundial actual desde el estudio paleontológico”.
“Coincidentemente, al comenzar el trabajo en casa, recibí un correo donde me avisan que aceptaron el artículo donde describimos un fantástico fósil descubierto hace casi diez años. Para poder hacer público el descubrimiento necesitamos, entre otras cosas, reconstrucciones de la apariencia en vida de animales que se extinguieron hace millones de años, y de los que se tienen básicamente huesos. Este tiempo lo he invertido en trabajar con paleoartistas para generar, justamente, las ilustraciones que ayudarán a entender de la mejor manera este importante hallazgo”, señala Rubilar.
Rodrigo Carrasco, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, y líder del proyecto Data Obsevatory, que se desarrolla en ALMA, establece que “aquellos que estamos en universidades, seguimos haciendo clases en formato online, aprovechando las tecnologías que ha incorporado la universidad desde octubre del año pasado. Contamos con buenas herramientas y nos han capacitado para llevar nuestros cursos a un formato online, donde podemos igual juntarnos con nuestros alumnos, hacer las clases y tener discusiones entre todos y trabajar en el material del ramo”.
“Desde el punto de vista de investigación, he seguido más o menos similar que antes. Colaboro con investigadores internacionales, con lo que reunirse por zoom ya era norma anteriormente. Además el trabajo en mi área usa recursos computacionales intensivos, que lo podemos hacer de forma remota, y el resto del tiempo es demostrar que lo que estamos haciendo está correcto, para lo cual volvemos al lápiz y papel”, añade Carrasco.
“Esa es una de las características de la geografía en su análisis disciplinar, tiene una visión holística, es decir puede integrar varias disciplinas para realizar un análisis integrado. Por ejemplo, dentro de los primeras semanas de la pandemia, se publicaba una mapa que mostraba las zonas que concentraban mayor concurrencia de personas en Santiago (paraderos de Transporte Público, estaciones de Metro, colegios, universidades, oficinas públicas, entre otras) y se pudo establecer que el eje de la línea 1, particularmente desde estación Salvador al oriente, se presentaba como una zona de alto riesgo de contagio por coronavirus, dada la gran cantidad de pasajeros que concentra ese tramo”, señala Salucci.
Muy interesante resulta también el trabajo de análisis geográfico que ha realizado el Instituto Robert Koch (RKI) de Berlin en Alemania, “en donde periódicamente han señalado por medio de mapas cómo se comporta el contagio en Alemania. En nuestro país el colegio de Geógrafos de Valparaíso ha realizado un interesante trabajo también”, explica el geógrafo de la Universidad Católica.