Un equipo de científicos, liderados por el director del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO), Osvaldo Ulloa, consiguió en enero de 2018 una hazaña frente a las costas de Antofagasta: descender un vehículo autónomo no tripulado -bautizado como Audacia- a 8.081 metros de profundidad en la fosa de Atacama. Nunca antes una expedición científica chilena o internacional había alcanzado un registro tan profundo en esa parte del océano.
El objetivo era descubrir rincones desconocidos del océano y observar una serie de organismos que viven en ese lugar, para así tratar de entender mejor cómo funciona la vida en la Tierra, en el océano y como está influyendo el propio ser humano y a los distintos ecosistemas.
La expedición permitió tomar muestras de agua para conocer cuáles son los microorganismos que habitan en las profundidades del océano y qué propiedades tienen. Además, el rover tomo fotografías y muestras de anfípodos y peces que eran desconocidos hasta ahora.
Esta hazaña científica quedó registrada en el documental Atacamex: Explorando lo desconocido, que fue anunciado como el ganador en la categoría de “Mejor Documental” en los UNOFEX International Film Awards, que se entregaron ayer 10 de agosto en Mónaco. El evento contó con más de 600 películas en competición procedentes de más de 25 países.
“La ciencia también es parte de la cultura y cuando dialoga con las artes puede llegar a la sociedad a través de las emociones”, comentó Osvaldo Ulloa luego de enterarse del premio.
Para el director Julián Rosenblatt, “este es un reconocimiento que permite al equipo confirmar que los esfuerzos valen la pena. Es un documental que nos tomó mucho tiempo y que se logró con el esfuerzo de muchas personas”.
Rosenblatt dice que tuvo “el privilegio” de poder acompañar a los científicos en este desafío y que detectó desde una fase muy temprana que esta era una historia que debía ser contada. “Esta es una expedición épica, se trataba de llegar a uno de esos pocos lugares que quedan en el planeta por descubrir. No se conocía la fosa de Atacama ni se sabía que había abajo. Es épico e irrepetible”, comenta.
El realizador cuenta que ha sido un testigo privilegiado de la divulgación científica -es hijo del biólogo, realizador y divulgador de la ciencia Pablo Rosenblatt- y que ha sido muy “desafiante y gratificante” seguir el mismo camino. “Hacemos un aporte importante a la sociedad y ojalá se sumen más divulgadores. Uno se va encontrando con historias impresionantes en la ciencia”, dice.
La producción suma 7.000 reproducciones en poco menos de dos meses en el portal Ondamedia, plataforma del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.