Con más de 12,7 millones de chilenos vacunados con ambas dosis hasta la fecha, de acuerdo con los datos actualizados del Ministerio de Salud (Minsal), Chile posee una de los procesos de inoculación más robustos del mundo. Y es ese alto porcentaje de vacunados el que cree que todos debieran hacerlo.
Así los muestra una nueva versión de la encuesta de la consultora Criteria “Subjetividades y Vacuna Covid-19″ cuya primera entrega se publicó en enero, que evidencia una significativa reducción en la desconfianza a las vacunas. “Por ejemplo, entre enero y agosto, las personas que creen que la vacuna todavía es experimental y que vacunarse es ser un conejillo de Indias pasó de 41,9% a 18%” explica Matías Chaparro, gerente de la consultora.
De acuerdo al estudio, un 64,2% de los chilenos apoya la idea de que las personas que no se vacunan deberían recibir algún tipo de castigo o sanción. Sumado a que en una mayoría las personas consideran la vacunación como una obligatoriedad (59,9 %). “Esto está acompañado también de un alto número de personas que piensan que quienes no se vacunan debieran recibir algún tipo de castigo o sanción”, señala Chaparro.
Respecto al cruce de datos según edad y grupo socioeconómico, no hay diferencias significativas para las preguntas relacionadas a la obligatoriedad de vacunarse y la demanda de castigo para quienes no se inoculen, mostrando resultados bastante transversales, agrega el especialista.
Sin embargo, la tendencia de la población a respaldar la obligatoriedad, e incluso a demandar una sanción, se relaciona con la forma en que conciben o entienden la vacunación. Son muchos más los que creen que las personas tienen como obligación con la sociedad vacunarse (61,1%) que los que creen que las personas tienen el derecho de decidir si vacunarse (38,9 %). “Es decir, la vacunación es vista más como un deber con la comunidad que como un beneficio individual” explica el gerente de Criteria.
En cuanto a la forma de concebir el proceso de vacunación, ocurre algo similar. Los datos obtenidos muestran que los hombres tienden a respaldar un poco más que las mujeres una de las frases de la encuesta, sobre si “las personas tienen como obligación con la sociedad vacunarse”.
Lo que refuerza que la opinión y las respuestas están enfocadas mucho más a que el vacunarse contra el Covid-19 se conciba como un deber y no como un derecho individual.
“Lo que prima es la idea, que tienen las personas que contestaron así en la encuesta, de que hay que priorizar el bien común en el fondo, que la manera de poder salir de esta situación en la que estamos (toques de queda, tratar de llevar una vida normal, disminución de contagios) tiene que ver con la posibilidad de vacunarse y que los que no quieren hacerlo están perjudicando este bien común y esto, da una sensación de malestar con respecto a los demás que los hace pensar que a lo mejor sería importante sancionarlos” señala María Paz Altuzarra, psicóloga de Clínica Universidad de los Andes.
Esto tiene que ver con la “sensación de malestar de que algunas personas están privilegiando sus propios intereses personales por sobre su interés más común” agrega.
En términos socioeconómicos, los resultados para la misma pregunta mostraron diferencias de opiniones bastante relevantes. Mientras el 71,8 por ciento de la población ABC1 está de acuerdo con la idea del deber hacia la sociedad, en el grupo D el respaldo desciende a 58,9 por ciento.
Por el contrario, a la consulta de si “las personas tienen el derecho de decidir si vacunarse o no contra el Covid-19”, son las mujeres las que están más de acuerdo (41,9%), pero en este caso los grupos C3 y D, representan a los chilenos que mayoritariamente ven este proceso como una decisión individual.
Más confianza en el proceso
Desde la última medición relacionada al proceso de vacunación que realizó Criteria en enero, días antes de que se diera comienzo a la inoculación de la primera dosis, la opinión respecto a la desconfianza que generan las vacunas ha ido en descenso.
Por ejemplo, la opinión sobre estar de acuerdo o no en que “las vacunas se han desarrollado muy rápido y que les falta tiempo de prueba”, pasó desde un 41,3% a 17,5% ahora en agosto.
Asimismo, se redujo de manera significativa el número de personas que, sin desconfiar necesariamente de las vacunas, piensa que hacerlo no es en realidad algo necesario. “Por ejemplo, las personas que creen que no necesitan vacunarse, porque les basta aplicar las medidas de seguridad (distancia, mascarillas, lavado de manos) pasó de 18,9 a 6,2 por ciento”, señala Chaparro.
Según la consultora, es probable que cuando el proceso de inoculación haya avanzado mucho más y la población que aún no reciba su dosis sea la mínima, el debate sobre la obligatoriedad de las vacunas adquiera mucho más protagonismo en la agenda país. “Así ha ocurrido en otros países. Queremos repetir estas preguntas (de la encuesta) en un tiempo más, para saber cómo han evolucionado las visiones y posiciones de las personas respecto de este tema, que nos parece crucial a la luz de la gran discusión sobre las libertades individuales”, finaliza el gerente de Criteria.