A contar del 1 de julio, el médico intensivista se pondrá al frente de uno de los hospitales universitarios más importantes del país. En entrevista con Qué Pasa, Eduardo Tobar Almonacid (47) cuenta cómo divide su camino profesional entre la academia y la atención clínica. Fue responsable de la creación del programa de Medicina Intensiva en la Universidad de Chile y sus investigaciones están enfocadas en entender mejor el manejo adecuado de la sedación y el delirio del paciente con ventilación mecánica.

Sin embargo, la voz del Dr. Tobar destacó a nivel público desde los primeros meses de la llegada del Covid-19 a Chile. Como representante de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi) le tocó ser un referente y crítico de las medidas que tomaban las autoridades sanitarias, así también como de las instituciones de salud y la sociedad civil. De hecho, el director entrante cree que su rol como vocero jugó un factor importante al momento en que la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, lo designara en la dirección del hospital universitario.

Creció en Quinta Normal, es hijo de empleados públicos y cursó tanto su educación escolar como universitaria en instituciones del Estado. Ahora, ese mismo rol público lo tendrá que poner a prueba, a cargo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Una institución que aqueja varias heridas de la reciente pandemia, y que tendrán que ser atendidas y curadas por el médico que desde el inicio de su carrera orbita los pasillos de dicha institución.

-¿Cómo ha evolucionado el manejo de la pandemia a nivel intrahospitalario, y cómo lo ve ahora que estará a cargo de un hospital?

La pandemia fue un desafío muy grande para todos. Sigue siéndolo, ya que todavía está presente, y obviamente uno comprende a las autoridades para navegar ante las incertezas. Yo diría que como sociedad científica siempre tratamos de mantener un sano equilibrio, entendiendo que dentro de la sociedad hay diferentes visiones políticas. Y a nosotros nos contribuye más ser parte de la solución que del problema.

Como otros centros, acá tuvimos que implementar muchas camas críticas, personal y todo lo que significa dentro del ejercicio operacional. Y que ha llevado a muchos centros públicos y privados a estar en una situación compleja en el punto de vista de estabilidad y salud financiera. Lo que afecta al sistema sanitario también nos toca a nosotros, ya que tenemos un hospital universitario que es uno de los referentes de la formación médica y de la Salud. Tenemos que darle una vuelta de tuerca a nuestro modelo de desarrollarnos con el Estado, para tener herramientas más saludables que nos permitan cumplir mejor nuestra misión.

Dr. Eduardo Tobar. Foto: HCUCH

-¿Cuál es el estado de la pandemia hoy en día? Tomando en cuenta la situación del personal hospitalario y la capacidad para atender a pacientes graves por Covid y por otras enfermedades virales propias de la estación.

La pandemia nos ha traído algunos avances, que no veíamos hace tres o cinco años, y también algunas dificultades. Tenemos, como nunca, camas críticas en distintos centros hospitalarios públicos y privados. Pero tenemos también una gran brecha de personal calificado y competente para manejar pacientes complejos. Es más fácil crecer de planta física y de equipamiento que de personal adecuadamente capacitado. Vimos de forma patente los beneficios de la integración público-privada real, de manera tal que esto que funciona para los pacientes con Covid. Hoy es impresentable que para otras condiciones de salud no podamos manejar con ese grado de integración y rápida respuesta. Esto, porque los pacientes cuando están muy enfermos tienen que trasladarse para que su condición no empeore, y esto debería mantenerse también con otras enfermedades.

Además, la pandemia trae hoy dificultades nuevas. Tenemos un nivel de ausentismo, de licencias médicas, muy por sobre lo que manejan las instituciones en condiciones normales. Eso hace muy difícil contar con el personal para los quehaceres que tenemos el día de hoy, tratando de resolver muchas patologías postergadas, oncológicas, cirugías, y otras condiciones de muchas especialidades médicas y de diferentes enfermedades.

-¿Qué lecciones se pueden tomar desde los meses más difíciles de la pandemia para poder gestionar de buena manera al personal hospitalario, muchas veces expuestos a situaciones sanitarias y de salud mental?

El impacto que ha tenido en el personal sanitario es fuertísimo. Ha habido mucha gente ha buscado salir de la actividad clínica, y para un país como el nuestro esto es una pérdida tremenda. Sobre todo para la cadena de inversión que existe en la formación de profesionales de la Salud. Por tanto, es importante generar los mecanismos que permitan no solo formar, sino que mantener al personal calificado en los hospitales y en las distintas unidades críticas.

Los desafíos están en pensar en mejores mecanismos de soporte, continuo y permanente, para todo nuestro personal, sobre todo a nuestros equipos técnicos, al personal de aseo, administrativo, que es muy vulnerable ante situaciones como las que vivimos. También en nuestros equipos de Enfermería y otras áreas de la Salud seguimos con muchas licencias. Para poder cuidar a la comunidad, primero tenemos que estar sanos los que estamos cuidando.

-¿Nos hemos relajado los chilenos ante la pandemia?

Sin lugar a dudas. Aunque es, hasta algún punto, comprensible. Los que trabajamos en cuidados intensivos llamamos reiteradamente a vacunarse, al uso de mascarilla, a realizar actividades en espacios abiertos, pero como la pandemia lleva casi dos años, con mucha intensidad y dolores asociados, hace que parte significativa de la comunidad se relajen. Y en particular, algunos grupos que favorecen la diseminación intensa del virus: más lo hombres y las personas más jóvenes.

Ahí, el Minsal tiene que seguir realizando acciones que favorezcan el proceso de vacunación, y estando alertas porque en unas semanas esperamos ver una nueva baja de esta quinta ola, pero también sabemos que esto se reproduce cada ciertos meses. No tenemos aún tan claro cuáles van a ser las características de las nuevas variantes. Aún estamos en pandemia y tenemos que seguir comportándonos de la mejor forma posible para minimizar la transmisión del virus.

Aborto y nueva Constitución

-¿Cómo se enfrenta ante un contexto donde el aborto vuelve a ser protagonista de la agenda mundial y local?

Sin lugar a dudas habrán distintas posturas ante el aborto, pero nosotros tenemos toda la voluntad de escuchar a los expertos. No por estar en un cargo directivo lo vamos a saber todo. Obviamente que tenemos que tener una opinión en lo político, desde la perspectiva de las políticas públicas, la educación en Salud y en gestión hospitalaria. Pero en temas que son bastante más globales, como el derecho de las mujeres a disponer de su cuerpo y llevar a cabo un aborto, nosotros estamos abiertos a esa situación.

Todo tiene cierta regulatoria. Esperemos qué dice el proceso constituyente que hasta ahora es bastante fluido. Pero nuestra voluntad inicial, desde una universidad laica, tolerante y diversa, es estar abierto a todas las opiniones.

-¿Cómo ve el panorama de la Salud en la propuesta de nueva Constitución?

Creo que el sistema sanitario tiene fortalezas y debilidades, las cuales tenemos que saber asumirlas y de favorecer procesos de transformación que mejoren la equidad en el acceso y las oportunidades a las prestaciones de salud. Hoy, con dos sistemas de aseguradoras de salud separados -Fonasa e isapres-, aquellos que estamos en el sector privado accedemos a una calidad y oportunidad muy por sobre los que están en el sector público, que finalmente concentra una gran parte de la población, y quienes tienen una mayor cantidad de comorbilidades. Y por otro lado, cuando envejecemos y tenemos patologías crónicas o muy complejas, el sistema privado nos obliga a salir.

Sin lugar a dudas, el sistema de Salud requiere modificaciones sustanciales y creo que debería estar abierto a participar a este proceso de cambios. Aunque, como todo proceso de mejoras, tiene que ser bien llevado, ser progresivo, tener una dinámica paulatina donde se incorporen algunas regiones e instituciones. Y a nosotros como Hospital Clínico de la Universidad de Chile nos interesa ser parte de ese sistema, de manera de colaborar de una forma real entre el rol público y la actividad con seguros complementarios. Hay un diagnóstico global que requiere distintas mejorías que significa mejor oportunidad y calidad de atención para todos los chilenos.

-¿Cree que la propuesta de nueva Constitución podría mejorar el escenario de Salud del país?

Yo diría que, al menos en el área de Salud y Educación, la propuesta consagra una serie de derechos que me parece razonable que se incorporen. Y, en ese sentido, a título individual respaldo la propuesta. A título institucional, nuestra universidad tiene distintas miradas de nuestra comunidad, todas legítimas, y tenemos que aprender a convivir con diferencias. Tanto como país, universidad, hospital, y dentro de esas legítimas diferencias avanzar en la calidad de lo que hacemos.

Nueva rectora y primeras acciones

-¿Cómo fue el proceso de su designación realizada por la nueva rectora, Rosa Devés?

Ante la magnitud de los desafíos que tenemos como hospital clínico, nosotros manifestamos la propuesta de ser parte de la solución. Conversamos con la rectora, la cual acogió nuestra propuesta. Ella, sin lugar a dudas marca un hito en nuestra universidad, marca un cambio de paradigma en las cosas que tenemos que avanzar desde el punto de vista de la equidad de género en la comunidad universitaria.

Tenemos mucha esperanza en este nuevo proceso, de manera de que podamos avanzar con esperanza, con diálogo, y también con un norte claro donde podamos aspirar. Y que tenemos que cumplir más y mejor nuestra actividad universitaria en las diferentes dimensiones que estamos dentro de la universidad.

Rosa Devés en la casa Central de la Universidad de Chile. La académica fue elegida para liderar la rectoría de la casa de estudios, siendo la primera mujer que llega al cargo en casi 180 años de historia de la institución. Foto: Cristóbal Escobar / Agencia Uno.

-¿Cree que su rol como vocero de la Sochimi jugó papel fundamental en la designación de su cargo?

Puede ser algo que uno ve retrospectivamente. Hay que ser humilde y no atribuirse cualidades que uno no sabe si coincide con lo que opina el resto. Pero, tal vez participar en estas vocerías y ser un referente responsable, equilibrado y dialogante es parte de lo que tenemos que hacer ante tanta desconfianza e incertezas. A veces optamos por una vía de trabajo sistemática, sabiendo que eso va a dar frutos a mediano y largo plazo. De alguna manera, esa confianza que tratamos de transmitir desde esa plataforma (Sochimi) pudo haber ayudado a la decisión de nuestra rectora.

-¿Se esperan algunas diferencias entre su gestión y de la saliente directora del Hospital Clínico, Dra. Graciela Rojas?

Al equipo directivo saliente le tocó un momento muy complejo, en la realidad sanitaria nacional. Donde no solo tuvimos la pandemia, sino que por las particularidades de nuestra institución quedamos fuera de los mecanismos del rescate financiero, en comparación a otras instituciones sanitarias. Si se acaba el presupuesto en los hospitales públicos a mitad de año, el Ministerio de Hacienda resuelve; y en el caso de las clínicas privadas han avanzado en una integración vertical entre las aseguradoras, isapres, y muchas de las instituciones prestadoras. Nosotros, como hospital universitario, estamos fuera de ese sistema, y nos pega la crisis sanitaria con mayor fuerza.

El equipo entrante nos corresponderá hacer los ajustes, mejoras, y tratar de articularnos de mejor forma con el Ministerio de Salud, con el Estado. Esto, para brindar mejores soluciones de salud, manteniendo nuestro quehacer de formación de profesionales de pre y posgrado.

Eduardo Tobar nuevo director del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Foto: Andrés Pérez

-¿Cuáles van a ser las primeras acciones a realizar como director del Hospital Clínico de la Universidad de Chile?

Tenemos varias acciones que realizar en el ámbito interno. La pandemia, por todo lo que significan los aforos y la misma rutina hace que los directores nos mantengamos un poco más lejos de lo necesario de todos los que finalmente hacemos la pega: las áreas clínicas, administrativas, los turnos en horario en inhábil. Hay que juntarse con nuestros equipos, trabajar juntos con los directores de departamentos, con los jefes de servicio, de unidades y áreas administrativas y de gestión institucional, para buscar soluciones, mejoras, y tratando de hacer cada vez mejor nuestra misión universitaria.

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