Aproximadamente dos veces al año, el Sol y la Luna se sincronizan. Y tras una larga trayectoria, ambos se posicionan en la misma dirección, proyectando una sombra en la superficie de la Tierra que, en áreas específicas, puede percibirse en oscuridad absoluta. Esta es la explicación científica que muchos conocemos, pero tras toda esa teoría existen símbolos e interpretaciones que han condimentado la existencia de estos fenómenos durante décadas. Canciones, novelas, películas, animaciones y caricaturas hacen referencia a los eclipses, utilizándolos como herramienta argumental para hablar de amor, fantasía, el fin de los tiempos e incluso, lo desconocido.
Desde Los Simpson hasta Stephen King y Soda Stereo, diversas obras han sido inspiradas por este fenómeno. Particularmente en el rubro musical, una de las odas más emblemáticas a los eclipses, y con la que sin duda disfrutarán los más románticos el próximo 2 de julio, es la canción "Total Eclipse of the Heart", de Bonnie Tyler. Un éxito que se mantuvo entre los más escuchados en los ochenta y que nunca pasa de moda cuando de romance se trata.
Pero si de clásicos hablamos, el álbum The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd, fue diseñado casi en su totalidad en torno al concepto de la Luna cubriendo el Sol, incluyendo -además- una canción con el nombre "Eclipse". Éxito al que se suman canciones como "Black Hole Sun", de Soundgarden; "Between Sun and Moon", de Rush, y "Luna roja", de Soda Stereo, que hace referencia a un eclipse de Luna.
La ciencia ficción también ha sido cuna de diversas referencias a eclipses. Probablemente una de las más conocidas sea la película 2001: A Space Odyssey, de Stanley Kubrick, que empieza con un dramático eclipse lunar esculpido para siempre en la cultura pop gracias a la sinfonía que acompaña la escena: Also sprach Zarathustra. Una melodía imprescindible para cualquier momento cinematográfico épico.
Star Wars no se queda fuera de esta lista. La saga hace referencia simbólica al fenómeno celeste en la película Rogue One cuando, en una de sus más emblemáticas escenas, la Estrella de la Muerte es eclipsada por el Sol de Ciudad Jedha -spoiler alert- justo antes de su destrucción.
La televisión también ha capturado imperdibles odas a los eclipses. El capítulo "Maggie se ha ido", de la vigésima temporada de Los Simpson, es ejemplo de ello: Springfield se prepara para el acontecimiento mientras cosas terribles comienzan a suceder. Una connotación similar a la que se observa en la serie The Strain, basada en las novelas de la Trilogía de la Oscuridad, escritas por Guillermo del Toro y Chuck Hogan, en la que el comienzo de un eclipse anuncia el inicio de un apocalipsis en Nueva York.
Dolores Claiborne y El juego de Gerald son dos volúmenes literarios en los que Stephen King utiliza el recurso de los eclipses para abordar momentos climáticos de la trama. En ambos casos, el fenómeno marca un suceso crucial en el argumento de las historias, propiciando la atmósfera perfecta para condimentar la narrativa criminal, clásica del autor.
Referencias hay muchas. Y es que a pesar de su simplicidad, nos obsesiona la mística oscura, enigmática y seductora de los eclipses. Aquella que nos invita a pensar en su origen, explicación y simbología. Sin embargo, para esos momentos en los que nos aburra la ciencia, siempre tendremos buena música, películas e historias.