En todo el mundo, bajo el estandarte #Fridayforfuture y el liderazgo de Greta Thunberg, millones de jóvenes marchan cada viernes para exigir que se tomen las medidas necesarias para evitar un desastre climático catastrófico. Estos huelguistas climáticos están haciendo un llamado a todos para que participen en el tratamiento de esta crisis. Así, la reciente creación de "Economists for Future", que fue lanzado mundialmente este jueves 28 de noviembre, representa una extensión de estas demandas hacia la comunidad económica.

Es que, a pesar de ciertas excepciones, la contribución general de los economistas no ha estado a la altura de la magnitud del problema. En los casos en que hemos contribuido, no hemos tenido mucho éxito: las soluciones basadas en el mercado aún no han logrado reducir las emisiones de CO2 a la velocidad requerida. En el contexto de la emergencia climática, ganar lentamente es perder.

Como lo expresa el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), evitar el colapso ambiental requiere "cambios rápidos, de largo alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad".

Debemos cambiar radicalmente la forma en que producimos y consumimos para superar el enorme desafío de desacoplar la actividad económica de las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso no sostenible de los recursos. Sin embargo, la verdadera tarea es enfrentar este desafío mientras transformamos nuestro mundo en un lugar más próspero y equitativo.

Las emergencias no requieren incrementalismo, exigen una intervención. Si la disciplina que se dedica al estudio de la economía no puede participar lo suficiente en la transformación económica que requiere la ciencia climática, ¿quién más podría hacerlo? La responsabilidad y la oportunidad son nuestras.

Los economistas deben mostrarle al mundo que se toman en serio la ciencia del clima, por esto las propuestas de "Economists for Future" son claras:

1) Priorizar la investigación y los recursos para este tema.

2) Enseñar a la próxima generación de manera diferente: los economistas del futuro deben incorporar conceptos ecológicos dentro de su pensamiento central.

3) Hacer que el compromiso público y político en este tema sea una responsabilidad central

No podemos permitirnos ser porristas para el status quo. Los negocios habituales son demasiado caros. Es económica y moralmente indefendible. En cambio, debemos desempeñar nuestro papel en la creación y comunicación de un marco intelectual que acelere la acción sobre la crisis climática.

Simplemente no es el momento para una respuesta a medias de la profesión económica. Todavía tenemos un gran potencial insatisfecho para ayudar a enfrentar esta crisis, pero es ahora o nunca.

Firmar esta carta es un compromiso de acción ahora. El compromiso de aprovechar esta oportunidad para fortalecer la disciplina, pero lo más importante, el tema al que sirve: el bienestar de la humanidad.

Chile perdió la chance de hospedar la COP25 pero aún no pierde la oportunidad de ser protagonista y repensar, en este nuevo proceso constituyente que vivimos, el cómo afrontaremos esta crisis y viviremos de manera sustentable.