Edificios en Chile son la tercera fuente de emisión de CO2: dos razones para hacerlos más eficientes
En Chile, los edificios son responsables del 21% del consumo de energía y ocupan el tercer lugar en emisiones de CO2, después de la minería y el transporte.
La eficiencia energética en la construcción tiene un rol vital en la planificación de las ciudades sustentables del futuro. Edificios eficientes pueden generar beneficios económicos, reducir impactos ambientales y mejorar la calidad de vida de las personas.
Eficiencia energética para combatir enfermedades
La eficiencia energética puede reducir significativamente las enfermedades y muertes relacionadas con la contaminación del aire. Estudios estiman que cada año en el mundo hay casi 7 millones de muertes causadas por la contaminación del aire en relación con la energía.
Las tasas de exposición son más altas todavía en ciudades, donde la población está dependiendo de los combustibles fósiles para la calefacción y la cocina.
Por ejemplo, estudios indican que los habitantes de Coyhaique tienen una esperanza de vida de 3 años menor a la media en Chile debido a su exposición al aire contaminado por el masivo uso de leña para calefacción. Además, debido a la pobre hermeticidad de las viviendas, el aire contaminado se infiltra al interior a través de las grietas, puertas y ventanas.
Los edificios eficientes energéticamente pueden reducir la contaminación de aire al interior porque tienen mejor control de la ventilación y de las infiltraciones, y requieren menos energía para la producción de calefacción, por lo tanto, emiten menos contaminantes. Disminuir la contaminación del aire fuera y dentro de las viviendas puede reducir las enfermedades de tipo asma, cáncer de pulmón, así como bajar la tasa de muertes prematuras.
Edificios eficientes aportan mejores retornos sociales y económicos
A nivel global, los edificios y la construcción representan el 60% del consumo de electricidad y el 40% del consumo de recursos materiales. Ello representa un costo para los países en términos de extracción/importación de recursos y generación de energía, y cada mejora de la eficiencia energética libera recursos que pueden ser invertidos en educación o salud, entre otras cosas.
Mejorar la eficiencia de los edificios es todavía más indispensable para las viviendas de las personas de bajos ingresos, que pagan una proporción bastante importante de su salario en la energía, y que son los más vulnerables frente a las subidas de precios de la energía. Dichas mejoras son frecuentemente de costo bajo o nulo en construcciones nuevas, y permiten un retorno de la inversión en forma de ahorro del costo de la energía tan rápido como de 6 meses hasta un par de años.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la tasa de crecimiento poblacional de Chile está en el 1.06% anual. Esto significa que el número de edificios va a crecer, y si no hay cambios en las maneras de construir, el consumo de recursos energéticos y materiales va a aumentar considerablemente.
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