La Educación para el Desarrollo Sustentable (EDS), nos desafía a pensar nuestro vínculo con la naturaleza, pero también nuestro rol en un sistema social y político. ¿Estamos de acuerdo con que "las fábricas puedan ubicarse donde ellas decidan, mientras puedan pagar" o con la aseveración de que "sólo los países más ricos debieran ocuparse de los problemas de sustentabilidad"? Estas dos afirmaciones son parte de Sustentópolis, un juego de cartas para debatir, fruto del trabajo del Programa Ciudadanía Activa del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus).

Dicho programa busca conectar la investigación sobre ciudades y la sustentabilidad, con las aulas escolares y apoyar la labor docente para que estudiantes de Educación Media; comprendan cómo funcionan las ciudades, conozcan los principales problemas que ellas enfrentan y reflexionen en torno a la sustentabilidad.

En el Día de la Educación Ambiental, que se conmemora cada 24 de enero, es vital recordar que la construcción de una sociedad sustentable, democrática, pluralista y dialogante, requiere una enseñanza capaz de formar una ciudadanía crítica y reflexiva. Y un aporte fundamental en este camino es la Educación para el Desarrollo Sustentable.

La educación ambiental nació para aportar al sistema educativo con contenidos y estrategias que permitieran transformar la ética y valores que, durante la última etapa del siglo XX, se establecieron como la forma en la que el ser humano se relacionaba con el planeta: subordinando la Tierra a un simple recurso del cual usufructuar.

Hoy, la UNESCO plantea que la relación entre los seres humanos y el medioambiente estaría fundamentada en la interdependencia y la complementariedad, y que el objetivo de la EDS sería "ayudar a las personas a desarrollar actitudes y capacidades, como también adquirir conocimientos que les permitan tomar decisiones fundamentadas en beneficio propio y de los demás, ahora y en el futuro, y a poner en práctica esas decisiones".

Desde un punto de vista curricular, propone relacionar los contenidos con el contexto de los y las estudiantes, utilizar una didáctica contextualizada a su realidad, incorporando distintos métodos para incentivar procesos analíticos de autoconciencia propiciando el debate de ideas en el aula. En suma, intenta posibilitar el aprendizaje y la reflexión, favoreciendo una actitud crítica sobre la acción del ser humano, no solamente sobre el planeta, sino que, además, en la relación con otros.

En sintonía con los lineamientos de la EDS, Ciudadanía Activa propone diversas estrategias de enseñanza: debates, juegos, cartografías participativas, mapeo colectivo, análisis de fuentes, campaña medioambiental de memes, entre otras, todas ellas en base a contenidos que se relacionan con ciudades chilenas, apuntando al contexto de los y las estudiantes.

Es muy importante que la investigación científica de excelencia no se quede solo en la academia, sino que circule en diversos canales y uno de ellos es a través de estrategias de enseñanza que generen en los y las estudianes la posibilidad de cuestionar y repensar su vinculación con el entorno que les toca vivir, posibilitando de esta forma su transformación.

* Alicia Santi y Maximiliano Molina, profesores y profesionales del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus)