Educar con mascarillas: ¿cómo su uso prolongado afecta la voz de profesores?
Las mascarillas son una de las intervenciones no farmacológicas más usadas en la actual pandemia. Pero también son una barrera para la voz. Si no se cuenta con una técnica vocal para proyectar la voz hablada, se puede producir una sobrecarga vocal, lo que ocasionaría mayor tensión a nivel del cuello, espalda alta y la musculatura que favorece la producción de la voz. Si eso no es controlado puede evolucionar en una lesión anatómica más evidente.
Es una de las principales formas que se exigen de cuidado para evitar contagios por Sars-CoV-2. Un medio que se ha comprobado resulta muy eficaz para prevenir la propagación del virus y, por tanto, el agravamiento de la pandemia. Un elemento que por ley en Chile empleadores deben entregar de aquellas certificadas a sus colaboradores y colaboradoras. Se trata de las mascarillas.
Elemento indispensable en la nueva normalidad, que hoy con el retorno a la presencialidad en la gran mayoría de los colegios, para las y los profesores también ha implicado un cambio en cómo realizan sus clases. Porque si bien es una forma para evitar contagios, también representa una barrera para uno de sus principales elementos de enseñanza: la voz.
Junto a las exigencias que han debido enfrentar los profesores por la pandemia, este es un factor que debe también ser considerado, advierte la académica de la carrera Fonoaudiología de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, Syndia Núñez.
Al usar una mascarilla, agrega, “si la persona no cuenta con una técnica vocal para proyectar la voz hablada, evidenciará una sobrecarga vocal, lo que ocasionaría mayor tensión a nivel del cuello, espalda alta y la musculatura que favorece la producción de la voz”.
Debido a la resistencia al flujo de aire de la mascarilla, la reducción del volumen y la distorsión de los sonidos que las personas escuchan, se habla más alto con mayor esfuerzo, lo que conduce a fatiga vocal y mayor frustración en la comunicación.
El resultado de eso dice Núñez, conlleva a que ante una mayor tensión y una laringe más alta sean más propensos a presentar en una primera etapa un daño funcional a nivel del aparato fonador. “Si esto no es controlado puede evolucionar en una lesión anatómica más evidente, como por ejemplo, los nódulos vocales”.
El nivel de daño señala la especialista en habilitación vocal, dependerá de indicadores como la edad, años de ejercicio en la docencia, si presenta alguna enfermedad de base respiratoria, patología vocal o incluso haber tenido Covid-19. También influyen factores como la cantidad de estudiantes a su cargo y las condiciones de infraestructura de la sala, que determinarán la carga vocal que tendrá el docente.
Disfonía en docentes
¿Qué efectos puede tener el uso de este elemento de protección si es usado por las y los docentes durante varias horas al día? En Chile aún no hay estudios sobre el tema enfocados en el ámbito educativo, dice la especialista para conocer cómo se ha dado este cambio en la realidad académica nacional.
En 2015, el estudio en Chile Prevalencia de disfonía en profesores de colegios de la comuna de Santiago y factores de riesgo asociados, indicó que, de acuerdo al análisis a 402 profesores y profesoras de colegios municipales de la comuna de Santiago, el 75,5% presentaba disfonía. De ellos, el 87,8% presentan una disfonía leve y el 12,2% una disfonía moderada. Aquellos que se desempeñan en nivel preescolar presentan menor prevalencia de disfonía y que aquellos del nivel básico son los que presentan una mayor prevalencia de disfonía.
Una investigación internacional de 2013, Voice disorders in teachers and their associations with work-related factors: A systematic review, publicada en Journal of Communication Disorders, estima que entre un 50% y 80% de los profesores, en algún momento de su etapa laboral presenta algún grado de disfonía.
En contexto de pandemia, a nivel internacional se han hecho algunas investigaciones enfocadas principalmente en conocer los efectos de la mascarilla en la autopercepción vocal, y estudios sobre efectos secundarios en profesionales de la salud y entornos quirúrgicos relacionados.
En un estudio de 158 trabajadores de la salud durante la pandemia de Covid-19 en Singapur, el efecto secundario más común del uso prolongado de mascarillas fue el dolor de cabeza bilateral, informado por aproximadamente el 80% de los participantes. Los dolores de cabeza ocurrieron de una a cuatro veces durante un período de 30 días de uso de la mascarilla y fueron calificados como leves por la mayoría (72%) de los encuestados.
En 2020, en Brasil un estudio observacional, descriptivo y transversal que incluyó a 468 que usaron mascarillas en actividades profesionales y esenciales durante la pandemia, al evaluar la autopercepción de su uso, reportaron fatiga vocal, incomodidad del tracto vocal, un mayor esfuerzo vocal, además, que experimentaban problemas de inteligibilidad del habla, y dificultades en la retroalimentación auditiva y la coordinación entre el habla y la respiración.
Las mascarillas son una de las intervenciones no farmacológicas más usadas en la actual pandemia por coronavirus. El uso de las correctas, interrumpen la dispersión de las partículas expulsadas al toser o estornudar, evitando la transmisión del virus.
Sin embargo, también provoca una atenuación de la voz. Pueden conducir a un aumento de la sonoridad o la intensidad de la voz. Investigaciones recientes indican que cada tipo de mascarilla funciona esencialmente como un filtro acústico para el habla, atenuando las frecuencias altas (2000-7000 Hz) habladas por el usuario en 3 a 4 dB (decibelios) para una máscara quirúrgica simple y de hasta 12 dB para las N95.
En una conversación sin mascarilla la intensidad de la voz puede alcanzar los 55 a 65 decibeles, explica Núñez. Eso cambia en una sala de clases, donde los docentes pueden elevarla a 80 decibeles o más dependiendo del espacio. “No es lo mismo para el profesor que está en aula o los que están en un gimnasio que muchas veces tienen que gritar”, indica Núñez. Además, el uso de mascarillas puede hacer que los anteojos se empañen y, por lo tanto, provocar molestias.
Efectos
El uso prolongado de mascarillas para profesores podría implicar una degradación de la calidad del habla. Se podría evidenciar un daño, dice la especialista, desde tres perspectivas: las anatómicas, calidad vocal y repercusiones en su calidad de vida.
“Las anatómicas de manera externa son el aumento de la tensión de la musculatura al fonar. De manera interna será el médico otorrinolaringólogo el que observará si hay una mayor tensión a nivel de las estructuras que están sobre los pliegues vocales o si ya presenta algún tipo de edema u otra señal en los pliegues vocales, o quizás si tenía algún tipo de alteración estructural mínima, que antes no había sido diagnosticada”, explica.
Lo anterior implicará a nivel de calidad vocal que la persona percibirá su voz diferente, más débil, con quiebres al momento de hablar, más conocidos como ´gallitos´. Lo que, sin duda, agrega Núñez, “igualmente afectará la calidad de vida, dadas las repercusiones laborales, así como en el compartir diario con familiares y conocidos”.
A esto se deben sumar las características ambientales en las que se desenvuelven. Espacios amplios y que muchas veces no cuentan con las mejores condiciones acústicas, ya sea por el material de la sala o por el ruido ambiental.
Señales de alerta que profesores y profesoras deben atender son, el tiempo de disfonía. “Si lleva 10 días o más de disfonía continua consulte a un otorrinolaringólogo”, indica Núñez.
Otro elemento es la falta de eficacia en el acto vocal, es decir, buscar elevar la intensidad de la voz o cambiar de tono y no lograrlo. También está la fatiga vocal o mayor cansancio a medida que avanza la semana o en los casos más complejos durante el mismo día.
El dolor y tensión en el cuello y parte de la espalda alta, también puede estar asociado al uso excesivo de la voz y quizás a una mala postura dependiendo de cómo desarrollen las clases. “Carraspear constantemente por la necesidad de sentir que debe limpiar su garganta; y sequedad en la boca”, indica Núñez, es otra señal de alerta.
“El tiempo que el docente tarde en percibir posibles daños dependerá de condiciones particulares. No obstante, si el profesor presenta preexistencia de una patología vocal, puede haber evidenciado alguna dificultad o sintomatología de molestia en su aparato fonador en la primera semana de trabajo”, advierte la especialiasta.
Se debe tener claro además que la mayor o menor intensidad de la voz también dependerá el tipo de mascarilla que utilice el docente. “Recientes estudios han evidenciado una pérdida gradual de la intensidad entre 3-4 decibelios para la mascarilla quirúrgica y casi 12 decibelios para la mascarilla N95, en comparación con la condición sin mascarilla, lo que hace que la voz se perciba más débil. Es esperable igualmente, presentar mayor fatiga al momento de hablar por un tiempo prolongado, 30 o más minutos, por la disminución de la entrada de oxígeno y el bloqueo que produce la mascarilla”, aclara.
¿Cómo cuidar la voz?
La pandemia continúa y también el uso de mascarillas, una de las medidas preventivas más eficaces que las personas pueden tomar para protegerse a sí mismas ya otras personas de la infección por el virus. Por ello, las y los docentes, dice Núñez continuarán con esta carga vocal.
¿Qué medidas adoptar? “Seleccionar la mascarilla con la que se sienta más cómodo para dar su clase, siempre que esta sea certificada, que se debe cambiar según los períodos de duración establecidos” es una de las primeras, indica.
Otra herramienta para evitar daños vocales es apoyarse de la comunicación gestual para transmitir la información necesaria para sus alumnos. “Hablar de un modo más lento y aumentando la abertura de la boca, al punto de incluso llegar casi a la sobrearticulación, para que el mensaje sea más inteligible”, aconseja.
También recomienda mantenerse constantemente hidratado. “Usar líquidos y no bebidas no gaseosas”, indica junto con mantener un reposo vocal entre pausas y recreos. La alimentación es muy importante que sea aquella que no favorezca reflujo, “y que coman dos a tres horas de acostarse porque la posición horizontal favorece el reflujo”.
“El sueño también va asociado a la salud de las cuerdas vocales. Son parte del cuerpo del ser humano y necesitan descansar, los pliegues vocales se cansan se fatigan, es necesario un reposo del cuerpo y la mente, eso contribuye en la voz”, indica.
El cómo se paran las y los profesores en clases también contribuye. “Es recomendable para las mujeres evitar el uso de zapatos con taco, cuando lo utilizan produce cambios posturales, y la voz no se produce solo en el cuello, cualquier descompensación en la planta del pie repercute en postura de la cabeza y cuello”.
“La disfonía en el profesor es parte de las enfermedades profesionales. Y la disfonía está en tercer lugar en las patologías ocupacionales”, aclara. Ante molestias vocales, la persona puede solicitar atención del especialista. La Universidad Autónoma de Chile y la carrera Fonoaudiología entregan servicio gratuito de Teleorientación Fonoaudiológica, con toma de hora al correo fonoaudiologia@cloud.uautonoma.cl
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