En un inédito e histórico informe, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que por primera vez en la historia, el número de consumidores de tabaco está disminuyendo en todo el mundo, según un informe sobre las tendencias en el consumo de ese producto dado a conocer en Ginebra el miércoles.
Según el documento, la OMS proyecta que el número de hombres fumadores -que representan el 80% de los fumadores del planeta- se reducirá en 10 millones en 2020 respecto a 2018. Aunque se trata de una cifra exigua respecto a las 1.337 millones de personas que fuman en el mundo, lo relevante, dice el organismo, es que por primera vez, en lugar de aumentar, la cifra disminuirá.
De hecho, para 2025, haya 27 millones menos de fumadores, llegando a un total de 1.299 millones de personas alrededor del planeta.
"Es un cambio poderoso en la epidemia mundial del tabaco", dijo el doctor Ruediger Krech, director del Departamento de Promoción de la OMS, durante la presentación del documento.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, describió la baja del consumo entre hombres como un "punto de inflexión" en la lucha contra el tabaco.
Cumplir el objetivo
Mostrar que el consumo de tabaco puede revertirse también debería dar a los gobiernos la confianza de que pueden cumplir el objetivo global de una reducción del 30% en el consumo aco para 2025, sostuvo el funcionario de la OMS.
Sin embargo, más de ocho millones de personas mueren por consumo de tabaco cada año. De esos decesos, más de siete millones son consecuencia del consumo directo de tabaco, mientras que alrededor de 1.2 millones son no fumadores expuestos al humo de los fumadores.
Además, la mayoría de las muertes relacionadas con el tabaco ocurren en países de bajos y medianos ingresos, donde la industria tabacalera implementa campañas de comercialización intensivas, explicó la agencia de la ONU.
"No podemos estar satisfechos con este lento descenso cuando más de mil millones de personas siguen consumiendo tabaco", dijo Krech. "Debemos acelerar drásticamente las medidas de control del tabaco para evitar que las generaciones actuales y futuras lo consuman".
Una de las medidas que están optando los países es subir el límite de edad para comprar cigarrillos, de 18 años -como ocurre en muchos países, incluido Chile- a 21 años, lo que acaba de suceder en EE.UU.
El Senado de ese país aprobó el jueves, como parte de una enmienda a una ley presupuestaria, la prohibición de vender tabaco y cigarrillos electrónicos a los menores de 21 años.
Diecinueve de los 50 estados del país ya habían impuesto esa misma edad mínima para comprar tabaco y cigarrillos electrónicos. La nueva ley federal extiende esa medida a todo el país, y el cambio será efectivo en unos nueve meses, el tiempo que toma publicar decretos de aplicación que precisen las sanciones contra las tiendas que incumplan la norma.
Esa decisión se adoptó para luchar contra la gran popularidad de los cigarrillos electrónicos entre los alumnos de secundaria, en un momento en que cada vez menos jóvenes consumen alcohol y cigarrillos tradicionales.
Guillermo Paraje, académico de la U. Adolfo Ibáñez, dice que "sería interesante explorar qué ocurriría con un aumento de la edad en Chile", pero antes de eso hay que trabajar para que la actual ley que prohíbe la venta de cigarrillos a los menores de 18 años, efectivamente se cumpla.
Según él, para que la actual ley sea efectiva se debe reforzar la fiscalización y que la autoridad responsable a quién se deriven estas faltas no sean los Juzgados de Policía Local, sino las Seremi de Salud, una institución con más propiedad en la materia.
Paraje recalca que muchos de los cigarrillos electrónicos que se venden en el país ni siquiera tienen autorización de venta y además, éstos no solo se venden a través de internet, sino en locales físicos de cualquier mall, pero no hay quién fiscalice. A eso se suma que el comercio electrónico, tampoco se hace responsable de lo que venden ni a quién le venden.
Respecto de si es más efectivo para disminuir el consumo y la edad de inicio, el aumento del impuesto o el aumento de la edad para la compra, Paraje señala que es difícil evaluar cada medida por separado porque, en general, estas medidas van de la mano. "Además del aumento del impuesto, cuando las medidas van acompañadas de más fiscalización y medidas más duras para quien las infringe, tienen mejores resultados".
Lidia Amarales, directora general del emprendimiento social Respira Libre, cree que cualquier política regulatoria, pero sobre todo la regulación de la venta, ayuda a disminuir la prevalencia de consumo de tabaco.
"Sabemos que las drogas, mientras más precoz su consumo, cuando el neurodesarrollo del cerebro aún no está completo, es mayor la rapidez con la que se produce la adicción. Entonces, tener regulado la compra de cigarrillos implica que más jóvenes disminuyan la posibilidad de que consuman y también el riesgo de adicción", señala.
Amarales dice que no hay "una" sola medida que impacté mucho más que otra en el consumo y es por esa razón que se recomienda tomar varias y en distinto ámbito. La limitación de la venta, sin ninguna duda, con un aumento del impuesto, impacta sobre todo a los jóvenes porque ellos tienen menos poder adquisitivo.
Otra medida importante, dice Amarales, para este grupo es la cajetilla plana y la eliminación del menthol en los cigarrillos. "Hace dos años que duerme en el Congreso el proyecto de ley que establece la cajetilla plana", otra medida que busca disminuir el consumo entre los más jóvenes.