EE.UU. acusa a China de fabricar el Sars-Cov2 en un laboratorio: ¿Se puede crear un virus?
China, Rusia, EE.UU. y la Organización Mundial de la Salud (OMS) se han transformado en los protagonistas de la discusión sobre el origen del nuevo coronavirus. Expertos debaten sobre la real posibilidad de crear un virus.
El coronavirus no solo es una crisis sanitaria global. También se ha convertido en una crisis política entre China, EE.UU. y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha señalado públicamente que el coronavirus se originó en un laboratorio en Wuhan, China (lugar del primer brote epidémico), una acusación reforzada por su secretario de Estado, Mike Pompeo, quien agregó que el Gobierno cuenta con “una enorme cantidad de pruebas” de ello.
Pero desde la otra vereda, la OMS ha desestimado estas acusaciones y confirma el origen animal del virus. María Van Kerkhove, jefa del Departamento de Enfermedades Emergentes del organismo, sostuvo que "de toda la evidencia que hemos visto, de todas las secuencias genéticas que están disponibles, y creo que hay más de 15.000, este virus tiene un origen natural”.
Incluso Rusia entró en la disputa, quien se sumó a la versión de la OMS y rechazó la teoría del origen artificial e intencional del coronavirus. El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peshkov, calificó como inaceptables las versiones que defienden las tesis de diversos países de Occidente encabezados por Estados Unidos, sobre la supuesta creación artificial del nuevo coronavirus.
¿Es posible crear un virus?
Pero con la polémica ya planteada sobre el origen de la pandemia, ¿qué tan cierto es que se puedan crear virus en los laboratorios? Actualmente, existen cepas de virus ya controlados por la humanidad en centros científicos, como ocurre con la viruela, enfermedad que en el siglo XX causó la muerte de casi 300 millones de personas. Fue erradicada en 1980.
Estas dos muestras, se encuentran en el Centro Nacional de Investigación de Virología y Biotecnología, en Rusia y en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, en Atlanta.
“Efectivamente se conservan virus que podrían significar una amenaza, pero se hace en laboratorios de bioseguridad nivel 4, en los que trabajan solamente equipos muy entrenados y que tienen condiciones tales como estar en una construcción aislada y contar con presión negativa (lo que asegura que el aire no salga). Además de la viruela, se almacenan ahí algunos virus que provocan fiebres hemorrágicas (ébola, Marburg, Lassa, Hanta)”, explica Anabella Arredondo, epidemióloga y académica de la Facultad de Medicina de la U. Andrés Bello.
Unos piensan que es mejor destruir el virus para siempre, mientras otros establecen que es mejor tener muestras para desarrollar nuevas vacunas en el futuro.
Claudio Hetz, director del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica, BNI, de la Facultad de Medicina, Universidad de Chile, explica que más que crear un virus, lo que se puede hacer es modificarlo. "Uno puede transformarlo en un virus no replicante, utilizarlo como vector para entrega de genes terapéuticos. Eso se hace en estudios de virología, donde uno puede cambiar las proteínas que recubren al virus para hacer más eficiente la infección o que éstos puedan propagarse de célula a célula”, explica.
Para el caso específico del Sars-Cov2, señala que es claro que su secuencia proviene de la naturaleza. “No es un virus artificial. Especulando, podría haber pasado que este virus se estaba estudiando en un laboratorio, y en este estudio se produjo tal vez la infección, de investigadores y esto después se propagó a la población”.
Ignacio Silva, infectólogo y académico de la Usach, coincide, y dice que “para crear un virus, un laboratorio de genética necesita una estructura de un virus conocido y a partir de ese se pueden realizar modificaciones genéticas para lograr algún objetivo en particular, como por ejemplo, utilizarlo para vacuna, tratamiento, investigación, entre otras, pero siempre a partir de un virus que ya existe”.
Hetz insiste: los virus no se crean, sino que se pueden modificar. "Nosotros en el laboratorio tomamos virus presentes en la naturaleza y los modificamos para utilizarlos como vector y así entregar genes terapéuticos a un paciente. En modelos experimentales en nuestro caso”, explica.
Por lo tanto, “uno puede modificar virus, generar virus artificiales modificando los ya existentes en la naturaleza. En el caso del coronavirus, la secuencia de su genoma, si uno la analiza es claro que proviene de la naturaleza. Podría haber tenido modificaciones menores, pero probablemente si es que esto se generó en un laboratorio, mi impresión es que podría haber sido en el estudio de virus silvestres”, establece Hetz.
“Es sospechoso que se hayan demorado tanto en hacer público todo este problema de salud. Eso ha generado suspicacia”, analiza el director Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica, BNI, de la Facultad de Medicina, Universidad de Chile.
Los estudios genéticos que se hicieron sobre el Sars-Cov-2, “muestran que la estructura de este virus no es similar a algún otro virus conocido que afecte al humano y que se haya conocido previamente, sino que la estructura es compatible con virus que afectaban a animales como los murciélagos”, señala Silva.
"Por ello a partir de la estructura genética se determina que es un virus que viene desde este animal y no una manipulación genética de otro virus que haya afectado al ser humano, ya que crear un virus desde cero no es posible”, añade Silva.
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