Por primera vez desde el desarrollo de la actual pandemia, que los Centros para el Control de Enfermedades de EE.UU. (CDC, su sigla en inglés) recomendaron que las personas usen mascarillas en todo momento, incluyendo en sus hogares, advirtiendo que la crisis sanitaria en ese país entró en una fase de “transmisión de alto nivel”.

La medida es similar a la que recomendará el Ministerio de Salud (Minsal) en Chile en octubre a los habitantes de la Región de Magallanes, en medio del fuerte repunte en los casos de Covid-19 registrados en la zona.

Se trata de una estrategia que ha sido evaluada muchas partes del mundo, generando la interrogante de qué tan efectiva puede ser una medida así.

En Europa, por ejemplo, distintas investigaciones han advertido que las reuniones dentro de los hogares con familiares y amigos entregan una sensación de falsa seguridad, pero es un error: los datos muestran que el 80% de los brotes de la segunda ola surgen en el ámbito familiar.

En septiembre, el gobierno de Escocia publicó un video donde se muestra cómo las reuniones familiares pueden ser un foco de contagio del Covid-19.

En el registro se ve como una joven llega a su casa y abraza a su abuelo antes de prepararle un té. La joven va dejando una estela verde -el virus diseminado por ella, asintomática- que cuando termina de llenar la taza con té ya está en toda la sala, incluido en su abuelo.

Varias investigaciones han intentando determinar la efectividad de este armamento contra el coronavirus. Un estudio de investigadores chinos, australianos y estadounidenses, por ejemplo, examinó a 335 personas de 124 familias de Beijing, China, quienes fueron medidas en tres etapas donde a través de cuestionarios reportaron sus conductas cotidianas dentro del hogar, explicando el uso de mascarillas o formas de distanciamiento social.

Los resultados, publicados en el journal BMJ Global, revelaron que el uso de mascarilla dentro de la casa fue efectiva en el 79% de los casos para prevenir la propagación de la enfermedad entre familiares versus las personas que no la usaban.

En Estados Unidos la idea ya también sugerida en el contexto de la pasada festividad del Día de Acción de Gracias, cuando muchas familias se reunieron en el interior de sus hogares. “Lo que estamos viendo como una amenaza creciente en este momento es la adquisición de la infección a través de pequeñas reuniones familiares”, dijo en aquella oportunidad el doctor Robert Redfield , director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en una conversación con gobernadores de ese país que fue difundida por CNN.

“Particularmente con la llegada del Día de Acción de Gracias, creemos que es realmente importante enfatizar la vigilancia de estos pasos continuos de mitigación en el hogar”, agregó Redfield. Las palabras del especialista llegan en un contexto de aumento de contagios en ese país, donde según datos de la Universidad Johns Hopkins el promedio de casos es un 48% más alto que hace un mes.

Pero esta vez, el organismo fue más directo, y por primera vez exigieron el uso universal de mascarillas, incluso en interiores. La agencia durante meses ha respaldado su uso, y en julio publicó un estudio que promociona su eficacia en entornos comunitarios para reducir la transmisión del virus.

El organismo hizo mención a una editorial publicado en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA), que afirma que las mascarillas son una herramienta fundamental en la lucha contra el Covid-19 que podría reducir la propagación de la enfermedad, particularmente cuando es usada universalmente dentro de las comunidades.

Cada vez hay más evidencia de que las mascarillas ayudan a evitar que las personas que tienen Covid-19 transmitan el virus a otras personas.

“No estamos indefensos contra Covid-19”, dijo Redfield, director de los CDC. “Las cubiertas faciales son una de las armas más poderosas que tenemos para frenar y detener la propagación del virus, especialmente cuando se usan universalmente dentro de un entorno comunitario. Todos los estadounidenses tienen la responsabilidad de protegerse a sí mismos, a sus familias y a sus comunidades“, dijo.

Esta revisión incluyó dos estudios de casos publicados, uno de JAMA, que muestra que el cumplimiento de las políticas de enmascaramiento universal redujo la transmisión del SARS-CoV-2 dentro de un sistema hospitalario de Boston, y uno del Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad (MMWR) de los CDC, que muestra que usar un mascarilla evitó la propagación de la infección de dos peluqueras entres sus clientes en Missouri.

Datos adicionales en el MMWR mostraron que inmediatamente después de que el Grupo de Trabajo sobre el Coronavirus de la Casa Blanca y los CDC aconsejaron a los estadounidenses que usaran mascarillas al salir de casa, la proporción de adultos estadounidenses que optaron por hacerlo aumentó, con 3 de cada 4 informando que habían adoptado la recomendación en una encuesta nacional de Internet.

Los resultados del estudio de caso de Missouri proporcionan más evidencia sobre los beneficios de usar una cubierta facial. La investigación se centró en dos peluqueros, infectados y con síntomas de Covid-19 (pero que no sabían que estaban enfermos), cuya política en su negocio seguía una ordenanza local que requería que todos los empleados y clientes se cubrieran la cara con mascarilla.

Los investigadores encontraron que ninguno de los 139 clientes o contactos secundarios de los estilistas se enfermó, y los 67 clientes que se ofrecieron como voluntarios para hacerse la prueba no mostraron signos de infección.

El hallazgo se suma a una creciente evidencia de que las mascarillas brindan “control de la fuente”, es decir, ayudan a evitar que la persona que usa la máscara propague Covid-19 a otras personas. La principal protección que obtienen las personas al enmascararse se produce cuando otras personas de sus comunidades también se cubren la cara, concluyeron los CDC.