Efecto pandemia: 84,5% de las personas que perdieron su empleo no están buscando uno nuevo

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Estudio de la U. Adolfo Ibáñez y el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, dice que cifra corresponde a personas que perdieron su ocupación, pasaron a la inactividad, y no están buscando un nuevo empleo. Mayoría opta por no salir, o por los efectos de la cuarentena o por la desesperanza de no encontrar.


Los términos optimismo y pesimismo se refieren a las tendencias de las personas a esperar que sucedan cosas buenas y que ocurran eventos malos, respectivamente. En el caso del pesimismo, habla en general a esperar resultados negativos a futuro.

Esa última actitud, hoy está presente en un alto número de personas sin empleo. Lo que se traduce en que muchos no está buscando un nuevo trabajo.

Así lo indica el último estudio elaborado por el Centro de Economía y Política Regional (CEPR) de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez y el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), que señala como efecto más notable de la pandemia al desaliento que provoca en los trabajadores que pierden su trabajo.

De los más de 126 mil ocupados que perdieron su trabajo en el último trimestre, solo 19.587 están haciendo esfuerzos por encontrar uno nuevo (un 15,5%), lo que hace incrementar significativamente los inactivos. Es decir, más de 100 mil personas (84,5%) hoy están desmotivadas o pesimistas con respecto a la búsqueda de un nuevo empleo.

En tiempos normales, las y los trabajadores salen a buscar trabajo cuando lo pierden. Sin embargo, en el actual escenario de pandemia, la mayoría opta por no salir, “ya sea por los efectos de la cuarentena obligatoria o por la desesperanza de que no hay puestos de trabajo disponible”, detalla el informe.

Esteban López, investigador adjunto COES, director ejecutivo del Centro de Economía y Política Regional (CEPR) y profesor asistente de la Escuela de Negocios UAI, indica que existe pesimismo y se aprecia en la sensación de quienes ven que no hay forma posible de buscar trabajo o declaran que no encontrarán. “Tienen bajas expectativas de encontrar. Tienen miedo a salir, porque ven que la pandemia no está controlada. Y eso es muy peligroso, porque si las expectativas no están alineadas para una recuperación, la recuperación no pasará y las personas van a seguir desalentándose”, advierte.

Aunque la preocupación de las personas respecto a su futuro tiene asidero en la realidad, dice López, estas expectativas muy negativas pueden profundizar la crisis económica actual.

El pesimismo más reciente fue la crisis de 2006 y 2008. El pesimismo era tal, señala López, que costó mucho recuperarse y eso se veía en el consumo de las personas. “Las personas sienten que no quieren adelantarse en comprar, no saben si esa plata se tendrá que destinar para comer, cualquier inversión fuerte va a estar parada, y si el consumo no se activa es difícil que la economía se active”.

Efecto pandemia

Dentro de las razones que explican el excepcional aumento de la inactividad, la razón con mayor crecimiento es que las personas no encontraron un empleo en el pasado, y por lo tanto están inactivas. Esto se relaciona con la dificultad de encontrar trabajo en los últimos meses.

A lo anterior se suma un aumento de la percepción que es la rigidez del mercado lo que impide salir a buscar trabajo. “Esto habla de un mercado laboral estancado”, recalca López.

Una característica particular de aquellos que perdieron el trabajo en el trimestre es que una alta proporción de ellos no sale a buscar trabajo, lo que los deja contabilizados como inactivos (fuera del mercado laboral). Este grupo aumentó en 762.657 con respecto al trimestre abril, mayo y junio de 2019.

Al desagregar al grupo de inactivos, se aprecian distintas categorías. Están los inactivos esperando mejores condiciones, los inactivos con restricciones temporales, los inactivos que buscan reintegrarse, los desalentado que se cansaron de buscar, los desalentado por edad, los desalentado que no se adapta o que considera que hay mucha burocracia, y el desalentado que cree que no encontrará trabajo.

El que no cree que encontrará ha subido más, junto con el grupo que está desalentado por edad. “Los inactivos con condiciones temporales e inactivos que esperan mejores condiciones, son los positivos, y ellos son los que se tienen que cuidar porque si ellos creen que no encontrarán, desactivará mucho más la economía”, destaca López.

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Existe un aumento de percepción de rigidez del mercado lo que impide salir a buscar trabajo, dice el estudio.

Este año, por primera vez desde 2016, solo uno de cada cuatro adultos mayores declara estar ocupado según un estudio del Observatorio del Envejecimiento de la U. Católica-Confuturo. Según la investigación, 384 mil personas mayores de 60 años que en 2019 trabajaban, pasaron a ser inactivos en el trimestre marzo-mayo.

La edad es un factor importante en esa sensación desalentadora, indica Silvia Ascencio, psicóloga laboral y académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Diego Portales. “Si hay pocas posibilidades de trabajo para un adulto medio, ya sea hombre o mujer, para un adulto que sobrepasa los 55 años esas posibilidades caen de forma aplastante”.

El porcentaje de personas que tiene acceso a los portales de búsqueda de trabajo no es mucho, dice Ascencio, pero además “hay muchos cargos en que hay vacantes, pero son contados con las manos”. Luego de los despidos, hoy en muchos trabajos no se reponen los cargos. “Existe reticencia a buscar más trabajadores, y se recarga las labores en quienes están trabajando, no solo por una mirada pesimista pero también puede ser comercial”, indica Ascencio.

Efecto confianza

¿Eso es posible de cambiar? López, indica que tanto el ánimo como las expectativas son difíciles cambiar, “lo que más les temen a las bolsas es a las expectativas negativas, una vez que se instalan es difícil cambiarlas”.

Señales importantes, serían el control de la pandemia y poner un plan de marcha que se enfoque en la salud de las personas, y programas que apoyen el ingreso de las familias. “El problema no es que no se hicieron apoyos, sino que se hicieron tarde, y la gente está cansada de estar encerrada”, dice López.

Ese pesimismo, puede variar, añade López con una señal esperada hace meses: una vacuna. “En algo va a mejorar la expectativa el descubrimiento de una vacuna. Pero el real impacto será cuando haya un plan creíble”, destaca, porque actualmente la falta confianza es el principal elemento que juega en contra. “En Chile tenemos crisis de confianza, si no hay esa confianza, no van a ver personas que se van a querer vacunar, y eso influirá en el empleo”.

Ascencio concuerda en que ese pesimismo puede incidir en la economía, porque es una ciencia humana que se deja influir por conductas humanas. Pero no se debe desconocer, dice, que es más que una simple sensación. Hay pocos procesos de búsqueda, resalta: “No es solo pesimismo, también es un pie en el realismo”. Existen pocas ofertas de trabajo que ofrezcan sueldos atractivos, dice la psicóloga, “por lo que atribuirlo solo al pesimismo es demasiado simplista, no es lo único que ocurre, es estar en la realidad concreta”.

Hablar de desempleo no es solo referirse a cifras. Hay también emociones que determinan ese comportamiento. Por eso, el investigador COES, detalla que “es muy importante poner el tema sobre la mesa, que tenga una mirada más de la psicología para entender el desánimo de las personas y la falta de expectativa, para generar confianza. Esta es una recesión en términos de empleo que no vemos hace mucho tiempo, desde la crisis de 1982″.

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