Cuando una personas está próxima a someterse a una cirugía, pueden surgir muchas dudas respecto del procedimiento, especialmente aquellas que tienen relación con la anestesia.
Con el objetivo de garantizar que la experiencia quirúrgica sea tranquila, lo ideal es que el o la paciente, pueda tener una reunión con su anestesiólogo antes del procedimiento.
Este profesional puede revisar sus antecedentes médicos y hablar acerca de su estado de salud actual y de sus inquietudes. Al mantener esa conversación y seguir las pautas que le den respecto a qué comer, beber y los medicamentos que debe tomar antes del procedimiento, usted puede reducir considerablemente el riesgo de complicaciones y de efectos secundarios derivados de la anestesia.
Es normal que el paciente se sienta nervioso. Sin embargo, mientras piensa en la inminente intervención quirúrgica, debe tener presente que la anestesia generalmente es segura.
El riesgo de que surjan complicaciones graves como resultado de la anestesia está muy por debajo del 1% y el riesgo de mortalidad por un anestésico, en general, es menos de 1 en 100.000.
El riesgo de efectos secundarios graves después de la anestesia, como náusea, vómito o malestar, también es bajo y cuando se toman medidas preventivas antes de la operación, solamente entre el 1 y el 5 por ciento de las personas los sufren.
A muchos anestesiólogos les gusta reunirse en persona con los pacientes antes de un procedimiento, especialmente con quienes se someterán a una intervención que conlleva mayor riesgo de complicaciones. El propósito de dicha reunión, en parte, es verificar que no existan problemas médicos que podrían interferir con la capacidad del paciente de recibir anestesia sin peligro.
Informe al anestesiólogo acerca de toda enfermedad que tenga ahora o que haya tenido, así como respecto a todos los medicamentos o suplementos que se administra. Con la guía del historial médico, los anestesiólogos personalizan el anestésico que se administrará según las circunstancias. Hoy en día, la administración médica de anestesia sigue un método normalizado, pero generalmente se la personaliza para cada paciente. Mientras más información y detalles usted aporte sobre su historial médico y su estado de salud actual, mejor será.
Es importante que los pacientes informen al anestesiólogo acerca de cualquier efecto secundario o reacción desagradables que hayan tenido previamente con la anestesia. En tales casos, se suele tomar medidas para minimizar o prevenir estos problemas.
Durante la conversación con el anestesiólogo, también hay que revisar cualquier restricción en cuanto a comida, bebida y medicamentos antes del procedimiento. La regla general es evitar consumir alimentos sólidos desde 8 horas antes de la hora programada para el procedimiento, según indican las pautas de la Sociedad Americana de Anestesiólogos. No obstante, los detalles específicos de su intervención quirúrgica pueden variar.
El anestesiólogo y el cirujano determinarán conjuntamente la cantidad de líquido que ingiera y la posibilidad de tomar o no los medicamentos habituales la noche anterior o la mañana de la operación. En algunos casos, la preparación para recibir anestesia puede implicar la necesidad de tomar ciertos medicamentos antes del procedimiento.
Si se apega estrechamente a las instrucciones que reciba de parte del equipo de atención médica respecto a cómo prepararse para la intervención quirúrgica, reducirá el riesgo de sufrir complicaciones y efectos secundarios a consecuencia de la anestesia. Si tiene alguna pregunta o duda, hable al respecto con el anestesiólogo. El equipo de anestesia puede reducir su nerviosismo y ayudarla a sentirse más cómoda, porque su objetivo es hacer que la experiencia quirúrgica sea lo más agradable y segura posible para todos y cada uno de los pacientes.
* Anestesista de Clínica Mayo en Jacksonville, Florida.