El alto precio de Covid-19: Estudio advierte que se han perdido 20,5 millones de años de vida en 81 países

Los resultados, dicen los autores, confirman que el impacto de Covid-19 en la mortalidad es grande, no solo en términos de número de muertes, sino también en términos de años de vida perdidos. Estudio establece que del total de años de vida perdidos, el 44,9% ocurrió en individuos entre 55 y 75 años, el 30,2% en menores de 55 y el 25% en mayores de 75 años.


El impacto que ha tenido la enfermedad de Covid-19 en el mundo se suele graficar con los datos de personas fallecidas y número de contagiados. Cifras que no se detienen. A la fecha el número de muertes es de 2.476.668 según indica el centro de información de John Hopkins University.

Pero comprender cómo ha afectado la pandemia a nivel mundial es mucho más que mortalidad. Se necesita no solo contar los muertos, sino analizar cuán prematuras son esas muertes.

Así lo plantea un reciente estudio publicado en la revista Scientific Reports que señala que el costo de Covid-19 es mucho mayor. Los investigadores calcularon los años de vida perdidos (AVP) en 81 países debido a muertes atribuibles a Covid-19 y realizaron además un análisis basado en el exceso de muertes estimado. Como resultado descubrieron que se han perdido más de 20,5 millones de años de vida a causa del Covid-19 en todo el mundo.

Los investigadores tomaron en cuenta más de 1.279.866 muertes en 81 países (incluido Chile) así como datos de esperanza de vida y proyecciones de muertes totales de Covid-19 por país. Calculan que, en total, se pueden haber perdido 20.507.518 años de vida debido a la enfermedad en todos los países incluidos en el estudio, con un promedio de 16 años por cada muerte individual.

Para comprender cómo ha afectado la pandemia a nivel mundial, dice el estudio, se necesita no solo contar los muertos, sino analizar cuán prematuras son esas muertes.

Los AVP son la diferencia entre la edad de un individuo al morir y su esperanza de vida. Desde el punto de vista de la salud pública, dice el trabajo, los años de vida perdidos son cruciales porque evalúan cuánta vida se ha interrumpido para las poblaciones afectadas por la enfermedad.

Una de las limitaciones más importantes en los estudios que utilizan las muertes por Covid-19, o incluso el exceso de mortalidad, “es que no tienen en cuenta el número de años de vida perdidos”, señala a Qué Pasa Héctor Pifarré i Arolas del Centro de Investigación en Salud y Economía de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona, España, autor del estudio junto a otros investigadores internacionales.

“Las muertes a edades más avanzadas resultan en menos años de vida perdido, en relación a las muertes en edades más tempranas. De hecho, en ocasiones se ha justificado no adoptar políticas públicas de contención y supresión bajo la premisa que el Covod-19 resultaba en las muertes de personas que, en ausencia del Covid-19, hubieran vivido pocos años más. Nuestro estudio trata de dar respuesta a este tipo de razonamientos”, aclara el investigador.

El estudio establece que del total de años de vida perdidos, el 44,9% ocurrió en individuos entre 55 y 75 años, el 30,2% en menores de 55 y el 25% en mayores de 75 años. También muestra que los hombres han perdido un 45% más de años de vida que las mujeres.

El alto precio de Covid-19

El cálculo del parámetro de AVP es una medición de mortalidad prematura. Permite estimar el número de años adicionales que hubiesen vivido las personas que fallecen a causa de una enfermedad, explica Alexis Kalergis, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile y director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII). Considera la expectativa de vida de una población y la frecuencia de muertes causadas por una enfermedad. “Además permite identificar cuáles son las enfermedades que causan muerte más prematuramente y que, por lo tanto, tienen un impacto mayor en salud pública y en las expectativas de vida de las personas”, indica.

Desde el inicio de la pandemia las muertes por Covid-19 se compararon con las que cada año produce la gripe estacional. Sin embargo, el estudio advierte que el coronavirus ha cobrado un precio significativamente mayor: los AVP por Covid-19 es entre dos y nueve veces mayor que los de la gripe estacional.

Los investigadores descubrieron que una mayor proporción de años de vida perdidos en los países más ricos correspondía a personas mayores, pero en los países de ingresos bajos y medianos, la mayor pérdida de años de vida correspondía a personas que murieron a los 55 años o menos. Esto último es lo que se aprecia en Chile.

Comprender el impacto total en la salud de la pandemia de Covid-19 es fundamental para evaluar las posibles respuestas de políticas públicas. En ese sentido, el estudio resalta la diferencia que se presenta por género: Los hombres tenían una probabilidad mayor (45%) de morir a causa de Covid-19 antes de tiempo que las mujeres. Lo anterior, dicen los autores, podría justificar políticas centradas en apoyar la salud de los hombres.

El trabajo no investiga el origen de estas diferencias, señala el investigador del Centro de Investigación en Salud y Economía de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona. Sin embargo, añade, investigaciones recientes apuntan a dos factores importantes: “Diferencias entre sexos en la prevalencia de enfermedades severas que agravan las consecuencias del Covid-19, y diferencias entre sexos en la efectividad de la respuesta inmunológica a la infección, en favor de las mujeres”.

Desde el comienzo de la pandemia se evidenció que los hombres al parecer tienen mayor susceptibilidad a sufrir enfermedad severa que las mujeres, señala Kalergis “lo cual aún es materia de investigación científica”. Pero podría tener que ver con diferencias en la respuesta inmune de hombres y mujeres y en el patrón de expresión de receptores que pueden modular la susceptibilidad a la infección y la replicación y diseminación viral. Además, dice, “se ha reportado que los niveles plasmáticos ACE2 son mayores en hombres que en mujeres lo que se ha relacionado con enfermedad cardíaca”.

Los investigadores descubrieron que una mayor proporción de años de vida perdidos en los países más ricos correspondía a personas mayores, pero en los países de ingresos bajos y medianos, la mayor pérdida de años de vida correspondía a personas que murieron a los 55 años o menos. Esto último es lo que se aprecia en Chile. Foto: Agenciauno

Juan Zolezzi, investigador del Centro de Excelencia de Biomedicina de Magallanes, CEBIMA y académico de la Universidad de Magallanes indica que el estudio refleja una forma distinta de mirar el impacto de la pandemia. “Cuando se habla fallecidos se relaciona a la subpoblación de un diagnostico Covid-19, y otra forma de mirarlo es en base a cuántos años se pierde producto de esas muertes”, aclara.

“En comparación entre distintas causas de muerte, como accidentes de tránsito, gripe estacional y afecciones cardiacas, el panorama a nivel mundial muestra que existe una mayor cantidad de años perdidos por Covid-19, y eso es más evidente en países donde hubo más mortalidad”, indica Zolezzi.

En este caso se aprecia que, en países con alta expectativa de vida, como son los europeos, por ejemplo, la cantidad de años perdidos afectó mucho más a población de personas mayores. En el caso de Chile, se aprecia en cambio que la mayor cantidad de AVP se da entre personas entre 55 y 75 años. Zolezzi resalta que es un dato importante “para hacer entender que no solo los adultos mayores los que mueren por Covid-19 y que las medidas preventivas tienen que seguir en todos los grupos”.

Efectos en Chile

En el caso de Chile, el estudio establece que si se compara con los AVP debido a influenza, el Covid-19, nos ha hecho perder hasta seis años más de vida. Si la comparación son AVP por concepto de accidentes de tránsito, hoy la enfermedad nos ha hecho perder casi tres años más. Por último, si el parámetro de comparación son las enfermedades al corazón, Covid-19 supera estos años perdidos por casi medio año.

Christian García, académico y médico doctorado en Salud Pública de la U. de Santiago explica que el estudio calcula y compara los AVP en relación con la influenza, con los accidentes de transporte y con las enfermedades cardiovasculares en un año típico o un máximo. “La comparación da una relación de cómo es el comportamiento de esta patología respecto a otras. Y en general Chile está de los rankeados con mayor relación en AVP, si es sobre 1 indica que Covid-19 tiene mayor cantidad de AVP a nivel poblacional que la causa alternativa como la influenza en un año máximo, mediano o transporte o enfermedades cardiovasculares”.

Chile está más cercano a 1, eso quiere decir que se son bastante AVP en relación con otros países. “Además, los gráficos muestran la distribución por edades y por sexo, donde los AVP son mayores en hombres y al menos en Chile se ve que hay una distribución por edades entre 55 y 75 años en adultos y hay bastante en 75 y más, es interesante porque se muestra que estamos en proporciones muy parecidas a Estados Unidos”, indica García.

Paola Murgas, investigadora del Centro de Biología Integrativa de la Universidad Mayor agrega que se trata de una enfermedad que cada día se conoce tiene más efectos a largo plazo: “Es terrible, son dos años de vida (al comparar con enfermedades cardíacas) pero que tiene efectos secundarios que se prolongan por mucho más tiempo. El 95% de los casos mantiene problemas pulmonares 8 meses después. En todas las personas, de todas las edades, la enfermedad deja consecuencias”. Entre ellas menciona la fatiga crónica, cefalea y disminución de la capacidad respiratoria.

Efectos a largo plazo que implican un deterioro de la calidad de vida. Habrán más adultos mayores con peor calidad de vida, dice Murgas y habrá un mayor desarrollo de enfermedades. “No hay que olvidar que, por ejemplo, Covid-19, está relacionado con la aparición de diabetes tipo 2″, destaca.

Para el investigador de CEBIMA y académico de la Universidad de Magallanes este tipo de estudios deben ser analizados en el contexto del país. Son investigaciones que trabajan con repositorios internacionales y hay que considerar, aclara, cuál es nivel de detalle con el manejan las cifras de cada país y si las muertes por Covid-19 se registran con precisión : “Hay que leerlos con precaución porque no se hace un análisis en particular de lo que ocurre en Chile, por eso la mejor fuente de información es lo que ocurre en el país y por eso son importantes las mesas de datos y que sean abiertas a la comunidad científica”.

Los resultados, subrayan los autores, confirman que el impacto de Covid-19 en la mortalidad es grande, no solo en términos de número de muertes, sino también en términos de AVP. “El estudio precisamente identifica, a nivel agregado, estos grupos vulnerables y observamos que difieren entre países. En este sentido, nuestro trabajo complementa, entre otros, los estudios clínicos en los que se han identificado los grupos vulnerables en términos de las comorbilidades relevantes”, indica Pifarré i Arolas.

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