Esta semana, en el diván del líder, nos acompaña Kimbal, hermano del fundador de Tesla y probablemente la persona más importante en la desatada carrera empresarial e interplanetaria de Elon Musk. Según Walter Isaacson, biógrafo del fundador de Neuralink, Kimbal ha sido, desde niño, “el más íntimo amigo de Elon, la persona que le entendía y que permanecía a su lado, aunque a la vez fuera quien le decía las verdades incómodas”.
Fraterna amistad, intimidad y cercanía que no ha estado exenta de violencia, pues tal como señala la literatura psicoanalítica, la relación entre hermanos siempre suscita intensos impulsos agresivos, drama biológico que para Yuval Noah Harari -autor de Nexus- es un tema inherente a la especie y mitología humana: “las dinámicas de la rivalidad entre hermanos se manifiestan en un buen número de mitos (…) en los relatos de Caín y Abel, el del Rey Lear y en la serie de televisión Succession”.
El amigo más “íntimo” de Elon Musk
Si han seguido las pasadas columnas, entenderán que no debe haber sido fácil convivir con un hermano extremadamente audaz, con destellos de genialidad, pobres habilidades interpersonales y una autosuficiencia que muchas veces lo llevaba al aislamiento y soledad. Y es que Elon, según Kimbal, desde niño tenía “esa feroz determinación que te deja atónito y que a veces aún ahora resulta aterradora”.
Sí, estos hermanos podían acompañarse en la ausencia de adultos, jugar y crear mundos, sobrevivir las peleas físicas y psicológicas de sus padres y salir a la aventura a través de la violencia callejera de Sudáfrica. Desde niños compartieron los momentos más difíciles de la familia Musk, pero esta hermosa fraternidad también podía tornarse agria, rabiosa y desafiante, ya que siguiendo con Yuval Noah Harari, “un drama biológico (…) común a niños humanos, cachorros y pollos es el de <<papá me quiere más a mí que a ti>>. Biólogos y genetistas han identificado la rivalidad entre hermanos como uno de los procesos clave de la evolución. Los hermanos suelen competir por el alimento y la atención parental, y en ciertas especies es habitual que un hermano mate a otro. Aproximadamente una cuarta parte de los cachorros de hiena perecen por ataque de sus hermanos, que como resultado gozan de un mayor cuidado parental”.
En la novela familiar de los Musk, abundan los combates, las comparaciones y las preferencias entre hermanos y pese a los éxitos y fama del futuro líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental de los Estados Unidos, Kimbal ha brillado con luz propia, no sólo por ser el niño adorado de mamá y el hombre cuyos logros familiares y empresariales enorgullecen a papá, sino por haber construir un imperio gastronómico al margen de su hermano, de la tecnología y la vida en otros planetas.
Pero antes de avanzar con la carrera empresarial del hombre de dulce sonrisa y sombrero vaquero, es importante entender en esta primera parte que todo niño al llegar a una familia es, como diría Jacques Lacan, un heredero o un usurpador. Y este usurpador, desde niño, se ganó el amor y la atención de sus padres, amigos y entorno por su sensibilidad, sus habilidades interpersonales y por reunir -a través de sus platos- a la familia alrededor de la mesa.
Sí, a diferencia de su huraño hermano, Kimbal sabía expresar cariño y si revisan su cuenta de Instagram -plataforma que Elon no usa- lo verán siempre con su texan hat y rodeado de alegres personas en alguna de sus granjas, restaurantes, fiestas o eventos. En las cuentas de su hermana Tosca y de Maye también es el miembro del clan Musk que aparece, pues su presencia parece alegrar cualquier tipo de evento. Y aunque el chef de la familia está lejos de transformarse en el hombre más rico -y probablemente poderoso- del mundo, ha logrado amasar una considerable fama y fortuna digna de la revista Forbes.
Ahora, pese al actual glamour de Kimbal, Peter Rive, primo hermano de los fundadores de Zip2, recuerda así las dinámicas de los hermanos Musk en la biografía de Isaacson: “Las peleas eran habituales. Con frecuencia las trifulcas sucedían en público, con los muchachos ajenos al entorno. Una de las muchas que mantuvieron Elon y Kimbal se produjo en una feria rural. Se pelearon a puñetazo limpio en el suelo. La gente estaba espantada y tuve que decir a la multitud: No es para tanto. Esos tíos son hermanos”.
Así, antes de llegar a colonizar Marte, Elon Musk tendrá que elaborar su compleja relación con su propio padre -Errol Musk- y hacer escala en el planeta tierra y atravesar con su hija uno de los principales dramas biológicos que señala Yuval Noah Harari en su nuevo libro Nexus. Vamos con Harari:
“Todos los hijos de mamífero y aves dependen de sus padres en la primera fase de la vida, buscan el cuidado de sus progenitores y temen que los abandonen o les sean hostiles. La vida y la muerte penden de un hilo. Un cachorro o un pollo expulsado del nido antes de tiempo corre el peligro de morir de hambre o por depredación. Entre los humanos, el temor a la desatención o el abandono de nuestros progenitores funciona como tema recurrente no solo de relatos infantiles como Blancanieves, Cenicienta o Harry Pottter, sino también de algunos de nuestros mitos nacionales y religiosos más influyentes”.
Sí, desde una mirada analítica, es normal que la llegada de un hermano desencadene sentimientos hostiles -como celos, envidia, venganza, odio y la consecuente culpa-, pero no es tan común que estos pasen a la acción y que los golpes físicos sigan siendo parte de la dinámica relacional de dos adultos. Y aunque para Kimbal y Elon pelearse sea la natural consecuencia de haberse criado en Sudáfrica, para el psicólogo John V. Caffaro la violencia física entre hermanos es consecuencia de padres que no pusieron límites a los hijos.
Y es que mamá Maye y papá Errol no solo tenían un dramático matrimonio, sino que era una pareja de profesionales que trabajaban duro y dejaba a sus hijos gran parte del día solos. Para Maye, los fundamentos de su exitosa crianza eran la libertad, la autosuficiencia y la creatividad. Para Errol, la dureza y la genialidad, por lo que no es de extrañar -siguiendo a John V. Caffaro- que las peleas de Elon y Kimbal sean “una combinación de falta de compromiso parental, testosterona y demografía familiar”.
Sí, para este psicólogo de California School of Professional Psychology, “la violencia sólo se convierte en abuso repetido cuando los padres no la controlan desde el principio” y las consecuencias de esta permisividad es que las agresiones físicas entre los Musk atravesaron toda su infancia, adolescencia y buena parte de su adultez.
Volvamos con Kimbal:
“Aunque las peleas solían ser por pequeñeces, podían tornarse feroces. <<La manera de ganar era ser el primero en soltar un puñetazo o en dar una patada en las pelotas al otro -cuenta Kimbal-. Eso ponía fin a la pelea porque no puedes seguir si te revientan las pelotas>>.
Para Sigmund Freud las peleas fraternales no tendrían nada de particular, pues a sus ojos, la dinámica entre hermanos estaba siempre atravesada por la rabia, la dominación y la competencia. Lo extraño es que ya siendo jóvenes emprendedores estas pasaran a transformarse en una práctica empresarial. Vamos con Isaacson:
“Elon era especialmente duro con Kimbal. <<Adoro a mi hermano, lo quiero muchísimo, pero era difícil trabajar con él>>, dice este. Sus discrepancias acababan a menudo en peleas en las que rodaban por el suelo de la oficina. Se peleaban por la estrategia principal, los pequeños desaires y el nombre de Zip2 (…) No tenían despachos privados, solo cubículos, de modo que no podían esconderse. En una de sus peores peleas, lucharon en el suelo y Elon parecía preparado para propinar un puñetazo en la cara a Kimbal, de modo que este le mordió la mano y le arrancó un pedazo de carne. Elon tuvo que acudir a urgencias para que lo suturasen y le pusieran una vacuna contra el tétanos. <<Cuando el estrés era intenso, no nos percatábamos de nadie a nuestro alrededor>>, dice Kimbal”.
Pese al pesimismo de Sigmund Freud sobre la relación fraterna, otros teóricos como Melanie Klein, destacaron aspectos positivos de este vínculo, como el desarrollo emocional que promueve al ayudar a los hermanos a tomar distancia de los padres. Así, los pequeños Musk, aparte de acompañarse en la difícil tarea de diferenciarse de Errol y Maye, pudieron desarrollar y reparar su propia relación, relación fraterna que será clave para el desarrollo de sus futuras relaciones personales y laborales.
De hecho, la constancia del fundador de The Kitchen Restaurant Group tuvo un efecto reparador en Elon, pues es, por lejos, la figura más presente en la biografía de Walter Isaacson. Tanto en sus mayores éxitos como en sus momentos más oscuros, el chef de la familia ha estado al lado del genio.
Solo a modo de muestra médica, Kimbal acompañó a Elon cuando éste decidió irse a vivir con su padre, fue con él a sus primeras fiestas, viajes y emprendimientos. Lo asesoró en todas sus relaciones de pareja y lo apañó en sus sucesivos dramas sentimentales. Y cuando Nevada, el primer hijo de Elon que murió nada más nacer, Kimbal fue quien lo llevó y acompañó al hospital.
Kimbal también estuvo en el tensísimo primer intento de lanzamiento del Falcon 1 en la isla Kwaj, mientras -de manera paralela- lo ayudaba a atravesar su divorcio de Justine, su primera señora. Y el año 2008, pese a estar próximo a la bancarrota, cuando su hermano le pidió ayuda para pagar las nóminas de Tesla, Kimbal vendió sus acciones de Apple y le dio todo su dinero.
Aún así, la férrea lealtad de Kimbal llegó a su límite el 2018, cuando éste tuvo que devolverse de su luna de miel para acompañar a su hermano en una crisis profunda causada por la intensidad de la producción de Tesla y por sus sucesivos quiebres sentimentales. En ese entonces, para ayudar a su hermano a salir de un pozo profundo, trabajó a tiempo completo en Tesla, decisión que puso en riesgo no solo su matrimonio, sino sus negocios gastronómicos. Y cuando el chef del clan Musk le pidió ayuda financiera a su hermano para solventar los problemas con sus restaurantes, éste le dijo que sí… y después que no.
Finalmente, después de mucho pelear, Elon accedió a prestarle ayuda económica, pero la relación quedó dañada. Escuchemos a Isaacson: “Los restaurantes sobrevivieron. Pero el incidente provocó una ruptura. <<Estaba absolutamente furioso con Elon. Le retiré la palabra -cuenta- Me parecía que había perdido a mi hermano. Pasar por aquella experiencia con Tesla lo había llevado hasta el punto de perder la cabeza. En ese momento lo que yo pensaba era: “Ya he tenido suficiente”.
Lo insólito, para cerrar esta primera parte de los hermanos Musk, es que, tras seis semanas de silencio, Kimbal fue quien se acercó: “Decidí volver a ser el hermano de Elon porque no quería perderlo. Echaba de menos a mi hermano”. ¿Resultado de este acercamiento? ¿Se emocionó Elon? ¿Le agradeció? Terminemos con Kimbal: “Me respondió como si no hubiera pasado nada. Elon es así”.