La primera imagen real de un agujero negro no fue una tarea sencilla, de hecho requirió mucho tiempo de trabajo a diario por parte de ingenieros y científicos. Del total de investigadores, la mayoría son extranjeros, desde norteamericanos a europeos. Solo unos pocos nacieron en Chile. 

Uno de ellos es  Alejandro Sáez, ingeniero eléctrico y líder técnico para el correlacionador y el sistema de transmisión de Alma, el computador que permitió la hazaña. Dice que desde temprano estaba ansioso esperando la presentación mundial de la imagen Lleva diez años trabajando en el proyecto. "Estoy súper feliz, ver el resultado me tiene muy contento. Participé desde un principio y estuve dentro del grupo que hizo la propuesta para poder conectar Alma al telescopio. Una vez que aprobaron la propuesta fui parte de los ingenieros que construimos las tarjetas electrónicas y las programamos para poder grabar los datos y después estuve en el proceso de poner en marcha y probar que todo estuviera bien, y funcionara correctamente.

El objetivo final, ya se trazaba en 2009, cuando comenzó el proyecto. "En ese entonces ya existían otros observatorios que habían tratado de tener imágenes de este agujero negro, pero eras chicos, no tenían la suficiente capacidad para poder determinar la forma. Con Alma se logró obtener la imagen que finalmente pudimos publicar hoy. En esta red de telescopios todos colaboraron, pero Alma tuvo la misión de aportar con mayor sensibilidad. Sin Alma esto no  habría sido posible".

El ingeniero de la Universidad de Chile se encargó de la sincronización con el resto de los telescopios. "Sumamos la señal de todas las antenas, entonces alineamos todas en el tiempo para que así sumaran el máximo. Todos esos datos mandaron a los centros de procesamiento, para después conseguir la imagen final. Demostramos que tenemos la capacidad técnica e ir más allá con un trabajo con un valor agregado. Hay un capital humano que demuestra tener la capacidad para sucesos como esto. Chile ha sido un aporte capital".

Sáez, que trabajó con los también ingenieros nacionales Rodrigo Améstica y Matías Mora, esperaba un resultado como este. "Lo pondría en perspectiva histórica. Imagínate que muchos años atrás, Galileo pudo, con un telescopio que él mismo fabricó, ver que en realidad existen planetas y tenían lunas. En este caso hay un cambio radical, antes solamente intuíamos la existencia de estos objetos, pero nunca los habíamos podido ver directamente. Esta es la primera vez que visualizamos uno. Ahora se abre toda un área para seguir investigando, para perfeccionar el instrumento. Demostramos que es posible y que las teorías están en lo correcto. Toda calza hasta el momento".