Las otras secuelas de la pandemia: estudio detecta síntomas depresivos e ideas suicidas en trabajadores de la salud
Investigación dice que los síntomas más frecuentes son alteraciones del apetito (38,6%), falta de energía y cansancio (37,3%) y alteraciones del sueño (32,7%). Además, un 7,1% reconoce haber tenido ideas suicidas.
La rápida propagación del coronavirus y las cifras de mortalidad desafiaron a los sistemas de salud de todo el mundo a dar una acelerada respuesta. Los trabajadores de la salud han debido mantener su trabajo en la atención directa de las personas que lo requieren, bajo condiciones con elevados niveles de estrés
En Chile, para el personal médico ha sido una tarea de gran envergadura, no exenta de costos para su salud mental: 38,6% presenta alteraciones del apetito; 32,7% alteraciones del sueño; 37,3% falta de energía y cansancio; 19% tiene problemas para concentrarse y 16% pérdida del interés y anhedonia 16,3%.
Sin embargo, el impacto en la salud mental de meses de trabajo extremo no son solo esos. El 31,4% de los trabajadores de la salud presenta síntomas depresivos de carácter moderado a grave, casi el doble de lo detectado por otro estudio chileno realizado antes de la pandemia.
Esos resultados corresponden al primer informe del estudio The Covid-19 Health Care Workers Study que advierte además que casi un 55% presentaría algún tipo de malestar psicológico amplio (54,8%).
El trabajo, una colaboración de más de treinta países, que en Chile es desarrollada por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile junto a la Escuela de Medicina de la Universidad Católica, la Universidad Central, la Universidad de O´Higgins, y el Colegio Médico, revela el alto nivel de estrés al que han estado sometidos los trabajadores de la salud en la fase más intensa del brote epidémico
La investigación reúne información de 36 centros de salud de distintas partes del país, y fue pesquisada entre el 19 de mayo y el 2 de julio de 2020.
En total considera la colaboración de más 2 mil 500 profesionales y no profesionales de la atención de salud, ya sean directivos, administrativos, personal de aseo y mantención, de logística, conductores de ambulancia y distintos trabajadores del sector sanitario a nivel nacional, principalmente de la VI, X y Región Metropolitana.
Sobrecarga laboral en trabajadores de la salud
Otros resultados muestran que el 9,3% reconoce sentirse mal consigo mismo o que ha fallado a sí mismo o a su familia. El 19% dice que tiene dificultad para concentrare en actividades, tales como leer el diario o ver la televisión y otro 19% admite que nota que se mueve o habla más lento de lo habitual, o al contrario, que está muy inquiere o agitado.
También se detectaron ideas suicidas: el 7,1% admite que ha pensado que estaría mejor muerto (a) o que quisiera lastimarse de alguna manera.
Los resultados indican que alrededor de un tercio de los encuestados refieren de manera intensa síntomas como el insomnio u otros problemas de sueño, problemas del apetito, falta de concentración y el cansancio. “Esto refleja el alto nivel de estrés al que están sometidos hoy en día”, detalla Rubén Alvarado, académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile e integrante del equipo investigador.
“Estas cifras muestran la realidad de estrés y sobrecarga que está enfrentando el personal de salud y el impacto progresivo que implica sobre su salud mental, por lo que se hace urgente tomar todas las medidas para prevenir, contribuir al cuidado de los equipos, detectar precozmente, evaluar y brindar atención integral al personal que lo requiera”, enfatiza Jaime Sapag, parte de la investigación y académico de la División de Medicina Familiar y Salud Pública de la Universidad Católica.
Alvarado, quien además dirige el estudio a nivel mundial, reconoce su preocupación por las cifras. Son trabajadores que están desempeñando un rol muy importante en la atención y diagnóstico de los casos, y en la trazabilidad. Una dinámica que, asegura, continuará.
“Esto no es algo que se detiene ahora. Vamos a seguir con el brote epidémico varios meses más. Por eso nuestra fuerza de trabajo de salud tiene que estar en las mejores condiciones, porque si una persona se ve afectada en su salud mental, también se afecta en la salud física, y el trabajo de ellos es tremendamente valioso”, resalta Alvarado.
Acciones de apoyo
A través de cuestionarios estandarizados se detectó que más de la mitad tiene malestar psicológico amplio. Resultados importantes que se visualizan se mantendrán en el mediano y largo plazo.
Las cifras muestran la sobrecarga que enfrentan y se deben realizar acciones para disminuirla dice Alvarado. Porque si bien no es algo que será permanente, aclara, ya que es esperable que se reduzcan cuando baje la carga laboral empiece a descender y vuelvan a funciones habituales, “necesitamos hacer algo para cuidar la salud mental de los trabajadores”.
El programa de gobierno Saludable Mente atiende ese aspecto, pero un porcentaje importante de los trabajadores consultados, dice Alvarado, no lo están usando. “Es una herramienta distante”.
Por eso se deben considerar estrategias que podrían usarse en un nivel local. Como entrenar a los gestores de centros de atención primaria, de hospitales, de servicios clínicos, en estrategias para ayudarlos. “Muchas estrategias están enfocadas en el plano individual, pero se deja de lado el plano organizacional y de equipos de trabajo", dice Alvarado. Se requiere en ese sentido identificar a quienes lo necesitan apoyo y darles la ayuda psicológica y médica que puedan requerir.
La sugerencia es que los equipos se den un tiempo para hablar de lo que les ha sucedido, añade Alvarado, "porque aunque no lo noten todo esto les va afectando, dejar un espacio al final del día o tres veces a la semana para contar lo que les ha pasado y desahogarse es importante, y eso en general, no se está haciendo en general”.
No se trata de un fenómeno exclusivo de Chile. Estudios similares en China, por ejemplo, muestran cifras en el mismo nivel en trabajadores de la salud durante la pandemia de Covid-19 en otros países. Todos esos síntomas, como alteraciones en el apetito, en el sueño, cansancio. Todos síntomas que no permiten trabajar bien.
La investigación tiene varios momentos de medición, indica Sapag, “por lo que podremos ver la evolución en el tiempo del problema estudiado e ir promoviendo consecuentemente el desarrollo de acciones de prevención y apoyo necesarias”.
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