A principios de abril un estudio revisó el rol de la vitamina D en el desarrollo de la enfermedad por Covid-19. El punto de partida es la evidencia que respalda el papel de esta vitamina en enfermedades respiratorias, y que, en el caso del coronavirus, dicen los investigadores, se refuerza con que el brote ocurrió en invierno, momento en que las concentraciones son más bajas.

¿Por qué la vitamina D? Su deficiencia contribuye al Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda y muchas enfermedades crónicas están asociadas con una menor concentración de vitamina D, ambos factores presentes en los pacientes con más gravedad por Covid-19.

Según el estudio, realizado por el investigador William Grant y otros científicos, Evidence that Vitamin D Supplementation Could Reduce Risk of Influenza and Covid-19 Infections and Deaths, la vitamina D puede ayudar a reducir la gravedad e incluso el riesgo de muerte por gripe y Covid-19, tras revisar diversas investigaciones que establecen ese vínculo.

Se indica como evidencia, por ejemplo, un ensayo piloto de seguimiento con 30 pacientes críticos con ventilación mecánica, que con suplementos de vitamina D aumentaron significativamente las concentraciones de hemoglobina y disminuyeron las concentraciones de hepcidina (hormona producida en el hígado reguladora del metabolismo del hierro), mejorando el metabolismo del hierro y la capacidad de la sangre para transportar oxígeno.

Una doctora examina una radiografía de un paciente con coronavirus en Egipto. FOTO: AFP

Las concentraciones de vitamina D tienden a disminuir con la edad, y como las tasas de letalidad en el caso de coronavirus aumentan a mayor edad, dice el trabajo, debería ser un factor a tomar en cuenta en la actual pandemia. Las personas mayores, además, están muchas veces menos tiempo al aire libre y junto con el con el uso de drogas farmacéuticas, que generalmente aumenta con la edad, influyen en que tengan menos concentraciones de esa vitamina.

Pero además, la vitamina D puede reducir el riesgo de infecciones, a través de varios mecanismos, indica el estudio. Uno de ellos, es inducir catelicidinas y defensinas, compuestos que pueden reducir las tasas de replicación viral y reducir las concentraciones de citocinas proinflamatorias que producen la inflamación que daña el revestimiento de los pulmones, lo que conduce a la neumonía, así como el aumento de las concentraciones de citocinas antiinflamatorias, la llamada “tormenta de citóquinas” la falla inmunológica involucrada en los casos más graved de Covid-19.

Sistema inmune

Es así cómo la vitamina D ha ido ganando protagonismo. Esta semana, la agencia de Salud Pública de Gran Bretaña (Public Health England) recomendó que las personas consideren tomar suplementos diarios de vitamina D durante la primavera y el verano a medida que continúa el bloqueo del coronavirus, ya que puede ayudar a evitar enfermedades e infecciones.

Arturo Borzutzky, inmunólogo pediátrico de la Escuela Medicina de la Universidad Católica, señala que todo esto surge de los efectos reconocidos que tiene la vitamina D en el sistema inmune y de la evidencia que establece que los niveles muy deficiente se asocian a mayor incidencia de infecciones respiratorias.

Un conocimiento que no es reciente, destaca Borzutzky: “Desde hace 100 años, cuando existía un alto número de niños con raquitismo, que causa una deficiencia grave de vitamina D, y los niños con raquitismo tienen infecciones respiratorias recurrentes”.

También se sabe que la mayoría de las células del sistema inmune tienen receptores de vitamina D. Entonces, esta vitamina tiene muchos efectos en el sistema inmune, explica, tanto fortaleciendo las defensas -llamada inmunidad innata- y también regulando ciertos aspectos de la inmunidad, “lo que tiene mucho que ver con enfermedades autoinmunes”.

Y si bien hay estudios que han mostrado que la deficiencia D se asocia a más infecciones respiratorias, algunos otros no, señala Borzutzky, por lo cual en los hallazgos sobre “vitamina D hay mucha controversia”.

“Se han hecho metaanálisis de varios estudios de vitamina D y se ha visto una asociación de deficiencia de vitamina D con más infecciones respiratorias y habría un efecto de suplementación con vitamina D para reducir infecciones respiratorias. Todavía esto es materia de estudio, porque también se han hecho estudios muy grandes que no muestran ese efecto”, aclara.

Entonces, partiendo de esa base, dice Borzutzky, hay algunos investigadores que han estudiado los efectos de vitamina D en pacientes con Covid-19 y han visto que sus niveles estarían más bajos en comparados con los que no la tienen. “Pero eso es lo que se llama una asociación, cuando se toma un corte transversal de cierta población y mide un aspecto. Y en vitamina D en particular, en muchas enfermedades se ve una asociación de vitamina D baja o con la gravedad de la enfermedad, y es importante entender que esa asociación puede ser causal, como puede ser todo lo contrario, que el tener Covid-19 sea la causa de tener la vitamina D baja”, sostiene.

Alguien con Covid-19 más grave o más sintomático, suele ser una persona de mayor edad, con enfermedades crónicas y estar mucho más al interior de hogar y no hacer actividades deportivas al aire libre, dice el especialista, y como la vitamina D se sintetiza en la piel a partir de la exposición solar principalmente, "puede que sea todo lo contrario, que sea un marcador de una persona más anciana o más frágil, y no necesariamente que Covid-19 este determinado en su gravedad por la vitamina D, es importante entender que estudios de asociación no muestran causalidad”.

España e Italia, ubicados al sur de Europa, se esperaría que tengan buenos niveles de vitamina D, explica, y si ese es un factor muy significativo, probablemente no estarían tan golpeados como lo están. Pero también puede ser que tomen poco sol. “Hay estudios de algunas enfermedades que indican que se requieren niveles bastante más altos de vitamina D. Si se miran poblaciones aborígenes del centro de África, tienen niveles de vitamina D de alrededor de 40 nanogramos por ml, y eso es como el doble de lo que tienen los chilenos comunes, entonces uno podría decir que para ciertas cosas quizás se necesitamos dosis más altas”, explica.

Borzutzky, apela a ser cautos en relación al tema: “Es peligroso dar recomendaciones en ese sentido de tratamientos que no están probados”. En esa línea, comenta un estudio de 2019 que analizó las dosis altas de vitamina D en pacientes críticos versus placebo. La suplementación con vitamina D no dio ninguna ventaja con respecto a mortalidad u otros niveles importantes en pacientes críticos, “y esto venía previamente de estudios de asociación que veían que pacientes críticos más graves tenían vitamina D más baja que los que no estaban tan graves, pero cuando lo fueron a probar si es que el tratamiento o suplementación con vitamina D mejoraba a esos pacientes, no se mostró una mejoría, por lo tanto yo sería muy cauto en poner esto un como un factor importante hasta no tener mejores estudios”.

Vitamina D en cuarentena

De todos modos, advierte, no se debe desestimar el rol de la vitamina D. Si una persona tiene deficiencia grave de vitamina D es probable que sus defensas no estén al 100%. “En pacientes ancianos, frágiles, de todas maneras es recomendable evaluar la suplementación de vitamina D si es que corresponde”.

“La gracia de suplementación con vitamina D es que es un tratamiento barato y muy seguro incluso en dosis altas es muy difícil llegar a efectos adversos. Uno no tiene mucho que perder en ese sentido, se arriesga poco, pero hay que tener bien claro que el beneficio en el caso de Covid-19 todavía no es claro, y puede no existir”, sostiene.

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¿Cómo asegurar buenos niveles? Con una vida sana, explica, que debiera incluir actividad física al aire libre, aunque sea caminata, una dieta que incluya pescado, alimentos más ricos en vitamina D y evitar obesidad. “La obesidad también disminuye los niveles circulantes de vitamina D. La vitamina D es una vitamina liposoluble, soluble en grasa y no en agua, entonces si la personas tienen grasa en el cuerpo eso secuestra la vitamina D circulante y eso se asocia a niveles más bajos o que cuando se tome sea más difícil elevar los niveles”.

Los rayos del sol estimulan la producción de vitamina D o colecalciferol, explica Ximena Martínez, nutricionista del Centro de Tratamiento de la Obesidad Red de Salud UC Christus, “es el principal aporte de esta vitamina para nuestro organismo”. Por ello, el confinamiento en nuestros hogares generará una menor exposición a la luz del sol y por consecuencia un déficit de esta importante vitamina. “Si a esto sumamos que nuestra población presenta actualmente una alta tasa de déficit de esta vitamina, efectivamente podemos estar frente a un escenario preocupante si no tomamos las medidas a tiempo”.

Una opción, indica Martínez, podría ser en casa tomar sol por 10 a 20 minutos según la intensidad. Lo recomendable es exponerse en horas en que la intensidad de los rayos UV sean menores, es decir después de las 4 de la tarde sin ningún tipo de bloqueador.

“Para prevenir el déficit de vitamina D -en tiempos cuarentena- hay que darse el momento para tomar sol desde el patio, balcón o ventana, exponiendo a la luz al menos la cara, cuello y brazos, además de incluir en su dieta alimentos como lácteos semidescremados, yogur, quesos, huevos y pescados grasos como salmón”, explica Martínez.