El desconocido fenómeno meteorológico que podría ayudar a las ciudades del desierto con la sequía
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Un nuevo estudio, mostró un método que podría colaborar a sobrellevar la crisis hídrica que atraviesan diversas zonas de Chile.
En Alto Hospicio, una de las ciudades de más rápido crecimiento en el desierto de Atacama, la crisis hídrica es una realidad inevitable. Con una precipitación anual inferior a 1 mm, la demanda de agua supera con creces la oferta, lo que ha llevado a una dependencia extrema de acuíferos subterráneos recargados por última vez hace miles de años.
A diferencia de otras zonas del país, donde las lluvias pueden aliviar en parte la escasez, en Alto Hospicio la principal fuente de agua potable proviene de capas de roca subterránea que aún contienen reservas milenarias. Sin embargo, este sistema no es renovable y su agotamiento progresivo pone en riesgo el abastecimiento futuro. Ante este escenario, se ha comenzado a explorar alternativas como el aprovechamiento del agua en otras formas.
En regiones donde el agua es un bien escaso y su acceso desigual, la búsqueda de soluciones se vuelve urgente. La comuna nortina, ubicada en una de las zonas más áridas del planeta, representa un desafío en materia de gestión hídrica. Mientras las reservas subterráneas se agotan, la innovación y nuevas estrategias de captación se presentan como una necesidad para garantizar el acceso al agua en las próximas décadas.
El desconocido fenómeno meteorológico que podría ayudar a las ciudades del desierto con la sequía
Un reciente estudio publicado en Frontiers in Environmental Science evaluó el potencial de recolección de agua de niebla en Alto Hospicio y sus alrededores, un área con extrema escasez hídrica.
La investigación utilizó dos enfoques: la recolección de datos en terreno con colectores de niebla estándar (SFC) y el modelo AMARU, que permite estimar la captación de niebla en distintas ubicaciones y momentos. Los hallazgos abren una nueva posibilidad para mitigar la crisis hídrica en ciudades áridas, donde el acceso al agua sigue siendo un desafío creciente.
Para comprobar la viabilidad de esta alternativa, el equipo de investigación instaló colectores de niebla en zonas estratégicas y midieron la cantidad de agua capturada.
Los resultados fueron prometedores: en condiciones óptimas, se lograron recolectar hasta 10 litros de agua por metro cuadrado al día. Esto representa una cantidad suficiente para complementar el consumo humano, el riego y otras necesidades básicas, especialmente en asentamientos informales donde el acceso al agua potable es más precario.
El método, conocido como “cosecha de niebla”, consiste en capturar y almacenar el agua presente en la niebla a través de mallas diseñadas para condensarla y canalizarla. Cabe mencionar que, durante el invierno y la primavera, la región recibe ráfagas de niebla costera conocidas como camanchaca, o “oscuridad” en aymara.
Este fenómeno ocurre cuando las masas de aire húmedo provenientes del Amazonas chocan con el aire frío del océano Pacífico, formando nubes bajas que cubren el desierto. A pesar del clima extremo, la niebla aporta la humedad necesaria para la supervivencia de especies resistentes como cactus, líquenes y algas que se aferran al suelo rocoso.
El estudio, también reveló que, en un área de 100 kilómetros cuadrados alrededor de Alto Hospicio, se podrían recolectar entre 0,2 y 5 litros por metro cuadrado al día, con los mayores rendimientos en zonas de mayor altitud. Durante la temporada alta de niebla, en agosto y septiembre de 2024, se registraron los valores más altos de captación, lo que confirma su potencial como fuente hídrica alternativa.
“Esta investigación representa un cambio notable en la percepción del uso del agua de niebla, que ha pasado de ser una solución rural y de pequeña escala a un recurso hídrico práctico para las ciudades”, señaló en un comunicado de Frontier la Dra. Virginia Carter Gamberini, profesora adjunta de la Universidad Mayor y coautora del estudio.
Su colega Nathalie Verbrugghe, de la Université Libre de Bruxelles, destacó en el mismo comunicado que esta iniciativa “al mostrar su potencial en Alto Hospicio, una de las ciudades más estigmatizadas pero de mayor crecimiento en Chile, este estudio sienta las bases para una adopción más amplia en otras áreas urbanas”.
A pesar de sus ventajas, las investigadoras advierten que la cosecha de niebla no debe considerarse como la única solución al problema del agua, sino como parte de una estrategia integral de gestión hídrica. La combinación de tecnologías innovadoras, políticas públicas eficientes y concienciación ambiental es clave para garantizar el acceso sostenible al agua en ciudades afectadas por la sequía.
¿Cómo funciona este método?
La recolección de agua de niebla se basa en un sistema pasivo y eficiente que no requiere energía externa. Consiste en una malla suspendida entre dos postes, que atrapa la humedad del aire y la condensa en gotas. Estas se acumulan y caen en un canalón que las dirige a tanques de almacenamiento, permitiendo su posterior distribución. Este método, probado en diversas zonas áridas del mundo, ha demostrado su capacidad para captar agua en lugares donde las precipitaciones son prácticamente inexistentes.
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En la ciudad norteña, alrededor de 10.000 personas viven en asentamientos informales sin acceso a redes de agua potable, dependiendo de camiones cisterna para su abastecimiento. “La recolección y el uso de agua, especialmente de fuentes no convencionales como el agua de niebla, representa una oportunidad clave para mejorar la calidad de vida de los habitantes”, afirmó Carter.
El agua capturada podría tener múltiples usos, como el consumo humano, el riego de áreas verdes y la producción local de alimentos. Sin embargo, para su implementación a gran escala, sería necesario desarrollar infraestructura de almacenamiento, redes de tuberías y sistemas de distribución eficientes. Esto permitiría que la cosecha de niebla se convierta en una solución real y sostenible para enfrentar la crisis hídrica en ciudades áridas como Alto Hospicio.
Según los cálculos de la investigación, una instalación de 17.000 metros cuadrados de malla podría generar 300.000 litros de agua a la semana, suficientes para abastecer a los asentamientos urbanos más vulnerables. Además, con solo 110 metros cuadrados de malla, se podría cubrir la demanda anual de riego de las áreas verdes de la ciudad, estimada en 100.000 litros.
También, se ha proyectado su uso en la agricultura sin suelo, con un potencial de producción de hasta 20 kg de verduras de hoja verde al mes, brindando una alternativa para mejorar la seguridad alimentaria en zonas áridas.
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¿Cómo podría expandirse?
La investigación concluye que la recolección de agua de niebla es una solución viable en las zonas noreste y sureste de Alto Hospicio, donde las tasas de captación pueden alcanzar hasta 10 litros por metro cuadrado al día. Esto la convierte en una fuente alternativa de agua potable para poblaciones sin acceso a redes de distribución, además de ser útil para el riego urbano y la agricultura hidropónica. Su implementación a mayor escala podría aliviar la crisis hídrica en comunidades vulnerables y diversificar las fuentes de abastecimiento en ciudades afectadas por la sequía.
Para lograr su expansión, las investigadoras recomiendan integrar el agua atmosférica en las políticas locales y replantear las estrategias de gestión hídrica a partir de recursos no convencionales.
También sugieren, ampliar los estudios sobre el potencial de la niebla en la zona metropolitana de Alto Hospicio y otras regiones del país. “Los requisitos previos clave incluyen la densidad de la niebla, patrones de viento adecuados y relieves elevados bien orientados. Además, dado que la niebla es estacional en muchas regiones, se debe tener en cuenta esta variabilidad”, explicó Verbrugghe.
El equipo espera que esta investigación motive la formulación de políticas que incorporen la recolección de niebla como una estrategia hídrica a nivel nacional. “Esperamos alentar a los responsables de las políticas a que integren esta fuente renovable en las estrategias hídricas nacionales”, concluyó la Dra. Carter. De aplicarse correctamente, esta tecnología no solo fortalecería la resiliencia urbana ante el cambio climático y la creciente demanda de agua, sino que también mejoraría el acceso al agua potable para miles de personas en comunidades afectadas por la escasez hídrica.
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