Desde finales del siglo XIX se empezó a buscar cómo superar los desafíos sanitarios que dejaban en desventaja a la sociedad en su conjunto, con sus personas y su entorno. Una suerte de “optimización ecosistémica” que proponía mejorar el control de enfermedades, la hambruna y otros males que, hasta ese momento, se creían hereditarias y cuestionablemente erradicables.
La eugenesia fue vista como una ciencia legítima durante la primera mitad del siglo XX, y por décadas generó conocimiento a través de revistas científicas, cátedras y congresos internacionales. Si bien su expresión más radical fue fomentada bajo cuestionables operativos durante el auge del nazismo, la eugenesia fue un proyecto presente en gran parte de la agenda sanitaria latinoamericana. Incluso en Chile.
El desesperado intento de un médico por crear un “superhombre chileno”
En nuestro país, la eugenesia estuvo presente con ejemplos sorprendentes de acción que incluso ahora podemos observar mediante distintas discusiones que buscaban mejorar la sociedad, mejorar la raza. Esto tuvo tantas connotaciones como interpretaciones a lo largo de la historia ¿De qué se trata la eugenesia, esta disciplina que hasta el expresidente Salvador Allende promovió en su momento?
El concepto como tal fue concebido en la década de 1880 por el naturalista británico, Francis Galton, como una ciencia para mejorar la población humana a través de medios sociales y biológicos. Sin embargo, la eugenesia evolucionó en un campo en el que muchas veces fue relacionado con el racismo, el organicismo social, las teorías de la herencia y la criminología.
¿Cómo fue el impacto de la eugenesia en Chile? El doctor en Estudios Latinoamericanos, Marcelo Sánchez, recopiló múltiples archivos y testimonios sobre este tema y publicó recientemente su libro Defender la raza: una historia de la eugenesia en Chile (Editorial Planeta). Allí, el autor busca entender cómo este concepto fue mutando con el pasar del tiempo y qué aspectos de ella siguen perdurando hasta la actualidad. Incluso bajo un grueso manto de interpretaciones y prejuicios.
“La eugenesia, al intentar mejorar la calidad de una población no solo se plantea como mejorar la procreación, sino que mejorar muchas veces el ambiente donde está esa población”, explica el investigador y autor a Qué Pasa. Por lo tanto, bajo su perspectiva, cuando se habló de ‘defender la raza’, se hacía primero desde la promoción de los deportes, el cuidado de la infancia, la lucha contra la tuberculosis, la buena alimentación del pueblo, entre otros aspectos.
El autor agrega también que la eugenesia no solo abarcaba la represión de los linajes, sino que también cubría la promoción de un cierto ideal de cuerpo, de mente. “Entonces, es por ahí por donde podemos ver eugenesia en espacios de la vida social que no pensamos: en la educación, la medición de la inteligencia, la educación física, la alimentación, por nombrar algunos”.
La eugenesia, entonces, se ofrecía como una ciencia de vanguardia que iba a traer una solución a graves problemas sanitarios. El concepto fue compartido por gran parte del espectro político en sus discusiones. “Habían promotores de la eugenesia en la derecha católica, en la derecha conservadora, en el centro, en los socialistas; fundamentalmente porque todos querían mejorar la calidad del pueblo, mejorar la calidad de la raza chilena”, complementa.
Era un objetivo común en el cual coincidían. Todos querían “mejorar la raza”, sin embargo, las interpretaciones de cómo hacer esto empezaron a dividir las visiones sobre esta disciplina.
Amparados en este gran concepto aparecieron ideas promovidas por pensamientos supremacistas que promovían la esterilización forzosa y la superioridad de ciertas razas por sobre otras. Todo esto visto en el contexto de un mundo que se intentaba levantar de la Gran Depresión, y también de donde las ideas venidas del nazismo eran vistas como vanguardistas.
En el catolicismo de la época, por ejemplo, Sánchez explica que se consideraba que habían dos tipos de eugenesias: una falsa, que promovía intervenir los cuerpos, y otra “verdadera”, compatible con los valores de la época. La discusión empezó a crecer en torno a esto y surgió la pregunta: ¿Por qué es malo mejorar la calidad de la población?
“La eugenesia no está comprometida con los derechos de las personas individuales, sino que está a favor de los derechos del colectivo. Y se supone que, bajo esa mirada, se consideraba que existía el derecho legítimo a la esterilización a los alcohólicos, a los tuberculosos, a las personas con enfermedades mentales, y reprimir la reproducción de todo aquel grupo que pensamos que, por alguna u otra razón, no son beneficiosos para el todo”, agrega Sánchez.
Indudablemente el fenómeno del nazismo puso a la eugenesia frente a un abismo moral. Ahora, ¿Qué es lo interesante, según Sánchez? “Que la eugenesia nació en un país que consideramos liberal, que es Inglaterra, fue de gran importancia en Estados Unidos y tuvo gran presencia en Hispanoamérica, en muchos contextos. La eugenesia no es un fenómeno exclusivo del nazismo. Va mucho más allá”, apunta el investigador.
“Por ejemplo, en la década de 1930, el Dr. Carlos Mönckeberg, un médico católico-conservador, pensaba que habían grupos claros y definidos por la herencia en la sociedad. Unos habían nacido en el rol de “cerebros” y debían pensar y mandar, mientras otros nacidos como “brazos”, debían remitirse a trabajar y obedecer”, argumenta Sánchez.
Incluso, el autor rescata en su libro que incluso el expresidente Salvador Allende defendió la idea de eugenesia para mejorar la realidad sanitaria chilena de ese entonces. Específicamente, cuando ejerció como ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social en el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, a finales de la década de 1930.
Esto se puede apreciar en el texto Realidad médico-social chilena, escrito por Salvador Allende al finalizar sus estudios de Medicina y publicado en 1939. En dicho texto, el exmandatario abogaba por la “defensa de la raza”, pero desde una perspectiva social.
Explica el expresidente socialista allí que la raza debe “volver a retomar la fuerza, energía y virilidad que antaño tuvo, teniendo, además, derecho al goce. La defensa de la raza buscaba, para él, valores como la dignidad, la salud y la cultura”, apunta Sánchez al respecto. “No hay palabras despectivas contra los trabajadores, sino todo lo contrario, defendía la idea de la eugenesia como fin para que tuvieran mejor alimentación, mejor sueldo y que puedan disfrutar de los bienes terrenales”, añade.
Pero, por otro lado, sí existieron otras interpretaciones sobre cómo abordar la eugenesia en Chile. En 1938, un año antes de que Allende llegara a dicho ministerio, La Sociedad Médica de Chile le entregó a Hans Betzhold Hess el premio Carlos Van Buren por un texto que destaca la idea de considerar la castración forzosa como una “acción curativa” para un sujeto enfermo. Dicho texto se titulaba “Eugenesia”.
Allí, Betzhold propuso la creación de un “superhombre chileno”, físicamente sano y educado con base en la higiene mental. La discusión de la esterilización genésica en Chile se dio por última vez en el Segundo Congreso Latinoamericano de Criminología. Al mismo tiempo, fue la última vez que se discutió sobre la posibilidad de aplicarla como política de Estado en Chile.
Ahora, las discusiones sobre la eugenesia en el mundo no se detuvieron con el fin de la Segunda Guerra Mundial. Sánchez explica que en la posguerra, este concepto fue discutido y aplicado para el control demográfico de distintos países de África, Asia y América Latina. Uno de los casos más cercanos recae en las campañas de esterilización forzadas a indígenas en el Perú de Alberto Fujimori, en la década de 1990.
Pero Sánchez explica que la eugenesia también está presente en la actualidad, incluso en situaciones más cercanas y cotidianas. “Por ejemplo, la eugenesia tenía muy claro que el rol de la mujer era ‘ser buena madre’. Hoy día, cuando discutimos los roles de género, y sí es que realmente hay una asociación entre mujer y maternidad, en el fondo estamos resucitando un debate eugenésico”, manifiesta.
La eugenesia también promovía el hecho de que había que seleccionar los migrantes que se iban a integrar a un determinado país. “Cuando discutimos quiénes son más aptos o menos aptos, y cómo los vamos a seleccionar -si es que lo haremos-, también hablamos de eugenesia”, agrega.
Hay muchos aspectos en los que podemos ver operando esta forma de pensar. Incluso han surgido ideas como el transhumanismo, de abandonar esta lucha por mejorar la humanidad y embarcarse hacia formar otra especie. “Y eso lo promueve en el fondo la inteligencia artificial, los súper ricos, los que están impulsando toda una agenda biotecnológica para tratar de crear algún tipo de inmortalidad o de ser humano superior”, conjetura Sánchez.
Por mientras, cada vez que se piense en cómo conseguir una especie de balance u optimización entre la sociedad y su entorno estaremos discutiendo bajo el gran término de la eugenesia. El punto cúlmine de esta disciplina, concluye el investigador, era conseguir un balance perfecto entre calidad y cantidad de quienes habitan el planeta.
La fertilización in vitro, quizás es la forma de eugenesia que existe con mayor presencia en la actualidad. “Cuando elijo cuál embrión implantar, en el fondo estoy haciendo una eugenesia, estoy seleccionando. Pero hoy día incluso podemos hacer edición genética y eso abre una especulación muy grande en torno a qué es lo que va a ocurrir en las próximas décadas con el ser humano”, concluye el autor de “Defender la raza: una historia de la eugenesia en Chile”.