Las únicas filmaciones de calamares gigantes vivos en las profundidades marinas fueron posibles gracias al uso de luces rojas y un falso cebo.

Así lo ha desvelado en un nuevo estudio la doctora Edith Widder, de la Ocean Research & Conservation Association (ORCA), cuyo equipo logró este hito científico en 2012.

El calamar gigante es el invertebrado más grande de la Tierra, alcanzando longitudes totales de hasta 14 metros. Aunque la mayor parte del cuerpo del calamar está formado por sus tentáculos largos y sinuosos, se podría pensar que un animal de este tamaño sería fácil de detectar. Sin embargo, el calamar gigante vive a profundidades de más de 400 metros, donde penetra muy poca luz solar. Para adaptarse a estas condiciones de oscuridad casi perpetua, el calamar gigante ha desarrollado los ojos más grandes del reino animal.

Alcanzando un diámetro de 30 centímetros, estos ojos del tamaño de un plato de comida son lo suficientemente sensibles como para ver bajo la luz más tenue. De hecho, los autores de este estudio piensan que los ojos de calamar gigante podrían tener una vista tan buena que han podido detectar y evitar la mayoría de los submarinos o cámaras submarinas utilizadas anteriormente para intentar filmar esta especie.

Para diseñar una cámara que el calamar gigante no pudiera ver, Widder usó luces de color rojo tenue en lugar de las luces blancas brillantes convencionales que la mayoría de los submarinos de aguas profundas o las cámaras submarinas usan para perforar la oscuridad como la tinta. Como la mayoría de los calamares no pueden ver la luz roja, estas cámaras serían prácticamente invisibles para cualquier calamar cercano.

John Ablett, conservador de moluscos en el Museo de Historia Natural de Londres, observa el ojo de un calamar gigante que se exhibe en el Centro Darwin del museo. La criatura de 9 metros de largo, capturada en las Islas Malvinas en abril de 2005, es el calamar gigante más completo jamás encontrado. Foto: Reuters

Observar a estos gigantes requiere más que sigilo. También debe haber una forma de atraerlos lo suficientemente cerca para que puedan ser filmados. Para abordar este problema, Widder volvió a pensar en el impresionante ojo del calamar gigante. Aunque las luces blancas brillantes probablemente ahuyenten a estos animales, los calamares gigantes a menudo cazan presas de aguas profundas que crean su propia luz, llamada bioluminiscencia. Entonces Widder construyó un señuelo llamado E-Jelly que imitaba la exhibición bioluminiscente de una medusa de aguas profundas (Atolla sp.). La pantalla azul neón del E-Jelly sugeriría la presencia de una comida cercana y, con suerte, acercaría al calamar lo suficiente como para ser captado por la cámara.

El uso de luces rojas y el cebo E-Jelly fue claramente una combinación ganadora, y esta tecnología fue clave para filmar las primeras imágenes de calamares gigantes vivos en aguas japonesas y estadounidenses. Además, los autores de este estudio también informan sobre varias otras especies de calamares, cada una de más de 1 metro de longitud, que fueron filmadas con éxito con esta tecnología en la Región del Gran Caribe.

Imagen de un calamar no identificado, posiblemente Promachoteuthis sloani, registrada en un encuentro en el norte del Golfo de México.

La efectividad de esta tecnología pionera para filmar grandes calamares de aguas profundas tiene el potencial de seguir generando imágenes cada vez más atractivas de la misteriosa y poco conocida especie.

Sin embargo, quizás lo más importante es que también puede proporcionar nuevos conocimientos científicos sobre el comportamiento, la distribución y las amenazas que pueden enfrentar estos animales. Sin esta información, simplemente no sabemos si el calamar gigante, como muchas otras especies de aguas profundas, es capaz de adaptarse a amenazas crecientes como el cambio climático o la contaminación marina, indican los investigadores en su estudio, publicado en Science Direct.

Como afirma el doctor Nathan Robinson, investigador adjunto del Instituto Cape Eleuthera y autor principal de este estudio, “sin esta información, el futuro de estas enigmáticas especies seguirá siendo incierto”.