El fenómeno de la migración de las personas mayores luego de jubiladas se ha observado durante mucho tiempo en países del hemisferio norte, sin embargo, se cuenta con pocos datos de los territorios de la zona sur, que tiene regiones que están envejeciendo gradualmente, como es el caso de América Latina.
Investigadores del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS), realizaron una investigación con los datos de los últimos censos entre 2012 y 2017 realizados en Chile para mostrar la emergente migración de personas mayores que residen en la Región Metropolitana hacia territorios costeros del país.
El estudio también muestra que la migración se produce a pesar de las condiciones socioeconómicas desfavorables para la mayoría de su población mayor.
Los autores decidieron centrar su caso de estudio en el Litoral Central, realizando un análisis cuantitativo de datos censales (1992, 2002 y 2017) para observar la evolución de la población de municipios costeros que no pertenecen a áreas metropolitanas y donde los procesos de urbanización han sido más intensos.
El interés en cómo se van a adaptar las ciudades en Chile frente al envejecimiento de la población, es un fenómeno, que según Giovanni Vecchio, investigador del Instituto de Estudios Urbanos UC y Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS), y autor principal del estudio, en el país va a ser especialmente rápido ya que en 30 años, 1 de cada 3 chilenos van a ser personas mayores.
En su investigación, observaron que algunas de las comunas del país que tienen el porcentaje más alto de población mayor, no emigran a grandes ciudades, sino que hacia comunas de la costa, como El Quisco, El Tabo, y Algarrobo, que han ido aumentando su población.
“Eso nos llamó bastante la atención, ya que no es algo que esperáramos, y porque son contextos diferentes a las grandes ciudades también por los desafíos y problemas que pueden enfrentar”, explica Vecchio.
El estudio muestra a dónde están migrando las personas jubiladas en Chile
Gladys Gutiérrez (63), junto a su esposo (62), ambos pensionados, actualmente residen en la comuna de Quintero, en la Región de Valparaíso. Tenían su segunda vivienda hace 20 años, pero durante la pandemia decidieron migrar desde la comuna de La Cisterna, en Santiago.
Cuando se levantaron las primeras restricciones de Covid durante el 2020, decidieron salir de la Región Metropolitana por unas semanas, para poder despejar la mente, salir a liberarse de toda la tensión provocada por la crisis sanitaria. “Pero estando allá, pusieron cuarentena nuevamente, y quedamos encerrados en Quintero” cuenta Gladys.
Sin embargo, con el pasar de las semanas, notaron que el ritmo de vida que llevaban fue muy gratificante, ya que el ambiente en el borde costero era muy favorable para ellos, podían salir a caminar cerca de la casa, no había mayor dificultad de traslados porque no había tanta gente.
A pesar que después de algunos meses se comenzaron a levantar las restricciones nuevamente, decidieron quedarse allá porque se dieron cuenta que su salud física y mental había mejorado mucho, lo que comprobaron incluso con exámenes de laboratorio y no les dieron ganas de regresar. “Ahora nuestra casa es esta, ya no es de veraneo” añade.
Un fenómeno que aunque, según Vecchio, se podría inferir que no se produce sólo en el Litoral Central, ya que también se observa en zonas como La Serena al norte del país, o más al sur como Puerto Varas, Pucón, etc., el fenómeno que ha aumentado es que se conoce como migración por amenidades, “o sea personas que van a vivir en lugares donde el paisaje hace que sean lugares más atractivos” explica el investigador. Añade que en su análisis y tomando los datos del último censo en 2017, se observa esta migración de manera más fuerte en el Litoral Central.
Entre 1992 y 2017, las comunas del Litoral Central de Chile han experimentado un crecimiento demográfico intenso, especialmente en relación con las personas mayores. En 2002, las 10 comunas costeras que fueron parte del estudio, registraron más habitantes que en 1992, crecimiento que fue especialmente visible en comunas como Algarrobo, El Tabo, El Quisco y Cartagena.
El Tabo experimentó el mayor crecimiento poblacional (36%), mientras que, en proporción, el crecimiento de la población mayor fue más alto en El Quisco (54%).
Las comunas que más concentraron un aumento de población mayor hasta el último censo fueron las comunas de El Tabo (45%), Algarrobo (40%) y El Quisco (40%).
De acuerdo al estudio, la mayoría de las personas mayores proviene de la ciudad de Santiago. El 73,2% de las personas mayores recién llegadas vivían en Santiago en 2012.
El fenómeno de la migración de las personas jubiladas
Los resultados también mostraron que la condición socioeconómica de estas personas emerge como una característica importante que explica la participación en la migración hacia zonas costeras y la elección de los destinos de reubicación.
“Lo que pudimos ver es que las personas que realizan esta migración son de diferentes grupos socioeconómicos, provienen de diferentes partes de Santiago, pero ciertos grupos socioeconómicos aparentemente migran a comunas diferentes”, explica el autor principal del estudio.
Al observar desde cuáles comunas de Santiago y hacia cuál comuna costera migran las personas mayores, se observa que los destinos cambian dependiendo del perfil socioeconómico de las localidades de destino y de las comunas de origen.
Por ejemplo, las personas procedentes de las comunas de la zona Oriente de Santiago se desplazan principalmente a Algarrobo, Zapallar y Santo Domingo. En cambio, las personas procedentes del “resto de Santiago” constituyen la mayor parte de quienes se dirigen a localidades como El Tabo, El Quisco y Cartagena.
Misma tendencia, es decir, mayor proporción de personas mayores procedentes del resto de Santiago, se observa también en Quintero y Puchuncaví.
Curiosamente, si bien Santiago Centro y Santiago Oriente acogen al 23,3% de la población de la cuidad, de ahí proviene el 41,5% de las personas mayores que se retiran a la costa desde la capital.
Los datos de los que se tiene registro en otras zonas del mundo es que en general Latinoamérica es una zona de inmigración más de extranjeros. Por ejemplo, personas de Estados Unidos que en vez de jubilarse en Florida se jubilan en Ecuador o en México.
Migración de las personas mayores luego de jubiladas
Vecchio plantea que esta migración interna puede ocasionar nuevas brechas sociales o nuevas demandas en las comunas donde se emigra, ya que “estamos hablando de comunas que no solo reciben un gran número de nuevos habitantes, si no que al tener un gran porcentaje de habitantes de personas mayores esto obviamente implica demandas para servicios de salud , sociales, etc.”.
Rolando Pérez (75), junto a su esposa (77), provenientes de la comuna de La Florida, residen actualmente en la comuna de El Quisco, y decidieron migrar por completo el primer año de pandemia debido a problemas de salud y las búsqueda de una vida más tranquila que en Santiago no lograban encontrar.
En cuanto a condiciones de salud, Rolando comenta que cuentan con los servicios básicos como el consultorio, pero que para tratamientos más específicos o urgencias deben moverse a ciudades más grandes como San Antonio o Santiago.
Sobre la infraestructura, añade que en la zona en que residen aún no cuentan con alcantarillado y las calles aún no son pavimentadas por lo que en días de lluvias muy fuertes el mal estado de los caminos los dejan aislados por unos días.
Pero que a pesar de esas condiciones que son mejorables con el tiempo, ahora que cumplirán tres años en la localidad costera, reafirman la decisión de haber migrado al litoral, “porque la tranquilidad del sector, la cooperación de los vecinos y el estilo de vida es impagable”.
Gladys con su esposo reconocen que las condiciones de vida en esa comuna, en especial las relacionadas a salud no son las más apropiadas, por la falta de un buen hospital, pues la infraestructura disponible (consultorio) solo cubre las necesidades básicas, ya que en casos de urgencias también deben salir de Quintero y viajar a Viña o a Santiago.
En cuanto a infraestructura, considera que están las condiciones para vivir y envejecer allá. “Espero envejecer ahí, me gustaría tener mucho más tiempo en Quintero. Volver a Santiago en ciertas ocasiones, pero se nos hace muy cómodo para nosotros vivir en Quintero”.
Realidad con la que Vecchio concuerda, ya que en muchos casos estas condiciones no están disponibles en las comunas costeras, y creo que el ejemplo más claro en ese sentido fue en la pandemia cuando comenzó la campaña de vacunación y hubo justamente un problema porque en comunas como El Quisco y el Tabo la dosis de de la vacuna se acabaron muy rápidamente, justamente por el número de personas que por su edad tenían derecho a acceder a este servicio.
Entonces, es posible que en las municipalidades que son bastante pequeñas frente a este gran número de habitantes, “si no hay una buena planificación va a haber una demanda mucho más alta, de lo que hoy día se puede efectivamente, responder y además con un contexto donde por ejemplo, moverse implica desafíos distintas a los que por ejemplo se pueden enfrentar en una ciudad como Santiago” añade.
“Sabemos que esto puede plantear desafíos importantes, sabemos que muchas comunas, para la mayoría son segundas viviendas, entonces no están pensadas para para vivir ahí en el día a día, y lo otro que también pensamos es ver cómo las personas pueden acceder, por ejemplo en las playas porque por un lado, uno de los factores que motiva” concluye el investigador.