"Fue como una tormenta perfecta", dice Gabriel González, académico de la U. Católica del Norte y subdirector de Cigiden. "El epicento del terremoto literalmente bajo la ciudad, la infraestructura era muy precaria -la mayoría de las casas eran de adobe- y además, se trató de un sismo intraplaca", resume respecto a la triangulación de factores que convirtieron al terremoto del 24 de enero de 1939 en Chillán como el más letal de la historia del país.
Si bien el terremoto tuvo una magnitud de 8,3° en la escala de Richter, muy por debajo de los 9,5° registrados en el de Valdivia de 1960, el primero registró más de 24 mil fallecidos (registros de prensa incluso aseguran que fueron 30 mil), contra los cerca de 2.000 que dejó el del sur del país. De ellos, solo 5.685 pudieron identificarse. Por tratarse de pleno verano, muchas víctimas debieron ser arrojadas a fosas comunas, para así evitar un problema sanitario.
El epicentro de la catástrofe fue en las cercanías de Quirihue, a 82 kilómetros al noreste de Concepción y a 72 kilómetros al oeste de Chillán.
"Ocurrió a 100 km de profundidad, pero muy lejos de la costa, y fue de los llamados intraplaca, que a diferencia de los interplaca (en la unión de la Placa Sudamericana y la de Nazca), es tensional y no compresivo", explica González. Eso hace que la placa se "raje", generando un sismo de gran magnitud e intensidad.
El académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, Sergio Ruiz, explica que el terremoto de Chillán pertenece a los sismos de tipo intraplaca, de profundidad intermedia. Es decir, no ocurrió por la subducción de la placa de Nazca y Sudamericana, como pasó en 1960, en Valdivia, el terremoto mundial más grande de la historia.
Más de la mitad de las construcciones se desplomaron y la nube de polvo demoró varios días en disiparse. Se interrumpieron los servicios de electricidad, teléfono, telégrafo y la estación de ferrocarril quedó inutilizada.
La tragedia generó que el presidente de la época, Pedro Aguirre Cerda, impulsara una ley para regularizar los estándares de edificación, además de la fundación de la Corfo, para impulsar el crecimiento económico del país.
A 80 años de la catástrofe, los habitantes de Chillán no se olvidan de la tragedia. El Consejo Regional de Bomberos de Ñuble,hizo sonar sus sirenas ayer a las 22:32, que marca la hora en que se provocó la tragedia.