Por definición un istmo es un pedazo de tierra que une dos sistemas acuáticos de diferente naturaleza. En el caso de Ofqui conecta la península de Taitao con la zona continental en la Región de Aysén; limitando al sur con el golfo de Penas y al norte con la laguna San Rafael. Los ríos Negro, Lukac, Blanco y Maniguas confluyen en el río San Tadeo, aportando sedimentos glaciales y materia orgánica al golfo San Esteban y el océano Pacífico.Toda esta extensión pertenece al Parque Nacional Laguna San Rafael, el más grande de la región, con un paisaje cautivador desde donde se aprecia la inmensidad de la naturaleza por la convergencia de dinámicas fluviales, glaciares y marinas que generan un ecosistema único.
Esta zona fue frecuentada por el ser humano desde época antigua: pueblos canoeros la cruzaban desde la laguna San Rafael hasta el golfo de Penas, y fueron quienes se la enseñaron a los españoles e ingleses. Entre 1938 y 1944 se trabajó en la apertura de un canal para facilitar la navegación por los archipiélagos de la Patagonia, uniendo el Golfo de Penas con el área de Laguna San Rafael, obra que no prosperó, siendo aún un lugar difícil de acceder debido a la logística de cruzar cargados esta franja de tierra y turba, cubierta de agua y terrenos blandos.
Una iniciativa del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), con fondos del Proyecto de Fortalecimiento de Centros Regionales PATSER, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (Anid), convocó al Centro de Estudio en Zonas Áridas (CEAZA) y a la Fundación Mira el Mar con el objetivo de unir esfuerzos en para indagar en la remota zona del Istmo de Ofqui. En ella participaron especialistas del área marina, terrestre y arqueológica, quienes apoyados por la empresa turística Destino Patagonia se trasladaron por vía marítima y terrestre hasta la Bahía San Quintín, Isla Arbolada y península de Forelius.
Con el objetivo de indagar las interacciones humanas, un equipo de arqueólogos se enfocó en reconocer superficialmente puntos de interés arqueológico para evaluar el potencial de futuras investigaciones.
De este modo, registraron y caracterizaron algunas pruebas de la presencia humana de antiguos cazadores recolectores que habitaron la zona, considerando que no ha sido fácil prospectar la región costera de Aysén, debido a la baja conservación de los sitios arqueológicos y la dificultad de su geografía.
Por su parte, el equipo de ecosistemas marinos iba con un claro objetivo, observar y realizar un catastro de la fauna marina, principalmente cetáceos y aves que habitan la costa y humedales. La playa ubicada en la bahía de San Quintín, con aproximadamente 37 kilómetros ininterrumpidos de arena blanca, es una de las más largas de Chile, y en los últimos años ha sido el lugar elegido para diversidad de mamíferos marinos como lobos, delfín chileno y especialmente las ballenas francas australes, las cuales nuevamente se vieron en esta expedición, reafirmando así la hipótesis de que esta especie, la cual cuenta con una población vulnerable, ha encontrado en este lugar un área de refugio y crianza.
Por otra parte, tanto en la playa como en los alrededores se alberga mucha diversidad de especies de aves tanto residentes como migratorias, y varias en estado de vulnerabilidad. En esta ocasión se lograron observar y censar alrededor de 60 especies, e identificar zonas diferenciadas entre aves de humedal y costeras, como otras más enlazadas y densamente pobladas, especialmente en islotes ubicados en zonas de la bahía donde se encontraron poblaciones de aves costeras como cormoranes, gaviotas, gaviotines, pingüinos de magallanes, en convivencia con garzas y caranchos entre otros.
Para entender los distintos componentes geomorfológicos y estructurales del paisaje de la zona, el equipo de dinámica del Paisaje realizó observaciones por medio de fotografías aéreas obtenidas con un dron de alta resolución, de esta forma se analiza a gran escala los ecosistemas del Istmo de Ofqui, evaluando la factibilidad de aplicar futuros estudios a comprender los cambios y servicios ecosistémicos que la zona alberga. Además, ellos permitieron capturar fotografías y material audiovisual de alta definición, siendo un complemento para los especialistas de los otros equipos.
Ahora lo que se espera es que gracias al trabajo colaborativo de investigadores de otras regiones e internacionales se puedan desarrollar estudios de mayor envergadura en la zona y con objetivos claros, lo que permitirán tener una base solvente para la protección de este valioso ecosistema de la región, el que es importante hábitat de especies en riesgo y de sistemas hídricos como lo son los glaciares, turberas, ríos y mar. Para el director ejecutivo de CIEP, la expedición Ofqui 2021 “Fue una primera aproximación y un esfuerzo de convocar el trabajo articulado, de esta forma poseer mayor información base del sector, el que sabemos que es un valioso ecosistema que alberga biodiversidad de gran valor. Ahora nuestro desafío es conseguir los recursos para realizar estudios de mayor envergadura”.