En marzo, las proyecciones de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (Noaa, su sigla en inglés) establecían que las probabilidades de que El Niño, la fase cálida del patrón climático El Niño-Oscilación del Sur, se desarrolle este año eran de cerca del 50%. Para junio la probabilidad del desarrollo de este fenómeno climático ya era superior al 90%.
Hasta que los más recientes datos sobre el nivel del mar del satélite estadounidense-europeo Sentinel-6 Michael Freilich indicaron signos inequívocos del desarrollo de El Niño en el Océano Pacífico ecuatorial.
Con estos antecedentes, la Noaa confirmó el pasado 8 de junio oficialmente el arribo de El Niño. Según científicos del Centro de Predicción Climática de la Noaa, una división del Servicio Meteorológico Nacional, en la perspectiva mensual publicada este jueves, los meteorólogos emitieron un “Aviso de El Niño”, señalando que las condiciones del fenómeno están presentes y se espera que se fortalezcan gradualmente en el invierno.
El Niño es un fenómeno climático natural marcado por temperaturas de la superficie del mar más cálidas que el promedio en el Océano Pacífico central y oriental cerca del ecuador, que ocurre en promedio cada 2 a 7 años. Aunque, los impactos de El Niño en el clima se extienden mucho más allá del Océano Pacífico.
“Dependiendo de su fuerza, El Niño puede causar una variedad de impactos, como aumentar el riesgo de fuertes lluvias y sequías en ciertos lugares del mundo”, dijo Michelle L’Heureux, científica climática del Centro de Predicción del Clima, en un comunicado. “El cambio climático puede exacerbar o mitigar ciertos impactos relacionados con El Niño. Por ejemplo, podría generar nuevos récords de temperatura, particularmente en áreas que ya experimentan temperaturas superiores al promedio durante El Niño”, añade.
El Niño deja más de 200 muertos en Perú
Y Perú ha sido uno de los primeros países en sentir esos dramáticos efectos, aunque estos comenzaron a principios de año, con una fase previa al fenómeno, conocida como “Niño Costero”, que provoca un calentamiento del mar frente a su litoral, lo que a su vez han generado un temporal de lluvias.
Entre las peores consecuencias que este patrón climático ha provocado en el país está una inusual brote de dengue, catalogado como el peor de su historia. Según el Ministerio de Salud del país, desde que comenzó 2023 se han producido más de 200 muertes y 130.000 casos de esta enfermedad, una situación que tiene en vilo a las autoridades sanitarias desde hace semanas.
La crisis generó que la ministra de Salud de país, anunciara el jueves su renuncia en un discurso en el Congreso, a donde acudió para responder a criticas por su manejo frente al brote del dengue que registra récord de muertes y contagios.
El Congreso había citado a la ministra Rosa Gutiérrez para enfrentar una moción de destitución de su cargo.
La presidenta Dina Boluarte aceptó la renuncia de la ministra en un mensaje por Twitter y manifestó su compromiso en “redoblar todos los esfuerzos por acercar la salud con calidad a toda la población”.
Boluarte declaró la semana pasada “estado de emergencia” por dos meses en la mayoría de las regiones del país para actuar rápido frente a El Niño, que provoca lluvias e inundaciones en Sudamérica y sequías en otros lugares del planeta.
La mayoría de las muertes por dengue se ha producido en el norte de Perú, donde los centros de hospitalarios han colapsado porque han rebasado su capacidad, haciendo recordar la crisis sanitaria que sufrió el país por la pandemia del coronavirus.
Las autoridades señalan a El Niño como uno de los mayores impulsores del aumento de casos de dengue. Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, explicas que las precipitaciones en general pueden favorecer la formación de pozas. “El agua estancada es ideal para la proliferación de larvas del mosquito aedes aegypti que actúa como Vector de muchas enfermedades tropicales, incluido el dengue y el zika”.
Agrega que El Niño favorece las precipitaciones en la zona norte y central de Chile. “Así que es posible que se registren en los próximos meses algunos lugares con agua estancada”.
A pesar de ello, dice que a diferencia de Perú o Ecuador, las bajas temperaturas del invierno chileno hacen muy poco probable que tengamos en los próximos tres meses un brote relevante de enfermedades tropicales transmitidas por mosquitos.
Las consecuencias de El Niño para este año
La persistencia anticipada del fenómeno también contribuyó a las Perspectivas de Huracanes en el Atlántico y el Pacífico oriental para 2023 emitidas por la Noaa el mes pasado. Las condiciones de El Niño generalmente ayudan a suprimir la actividad de los huracanes en el Atlántico, mientras que su presencia generalmente favorece una fuerte actividad de huracanes en las cuencas del Pacífico central y oriental.
Las perspectivas estacionales de temperatura y precipitación del Centro de Predicción del Clima seguirán teniendo en cuenta las condiciones actuales y pronosticadas de El Niño. Estos pronósticos estacionales se actualizan mensualmente, con la próxima actualización el 15 de junio. El pronóstico de la temporada de huracanes en el Atlántico se actualizará a principios de agosto.
“Tal como se preveía, la Noaa ha confirmado oficialmente el inicio de El Niño. Esta alza en la temperatura superficial del Pacífico frente a las costas de Ecuador y Perú, altera el clima global. Sus efectos en Chile central se perciben tanto en la temperatura como en las precipitaciones”, indica Raúl Cordero.
Diego Campos, climatólogo de la Oficina de Servicios Climáticos de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), señala que “El Niño se caracteriza por un calentamiento anómalo de la temperatura del mar en el Pacífico ecuatorial, pero también por una serie de perturbaciones en el océano profundo y la atmósfera adyacente”.
Los dramáticos efectos que fenómeno podría provocar en Chile
Raúl Cordero explica que El Niño se asocia al alzas en la temperatura superficial del mar en buena parte del Pacífico Tropical. “Y como el Pacifico Tropical es una vasta región, se la subdivide en varias zonas. Las dos zonas más relevantes son la zona 3.4 y la zona 1 + 2. El Niño, en la zona 3.4 tiene efectos y alcance global, mientras que en la zona 1+2 tiene efectos relevantes particularmente para los países de la costa occidental de Sudamérica, Ecuador, Perú y tambien Chile”.
Añade que aunque en la zona 3.4 la temperatura superficial del mar aún no es suficientemente alta para declarar El Niño en esa zona, la temperatura superficial del mar en la zona 1+2, la más relevante para Chile, está muy alta desde febrero pasado.
De hecho, la temperatura en esta zona, dice, ya está en niveles observados por última vez en el Super Niño de 2015 “por lo tanto, desde la perspectiva de Chile, El Niño ya comenzó”.
Añadió que el fenómeno ayuda a entender los mega incendios de febrero pasado, y las altísimas temperaturas que han afectado a la zona centro y norte del país durante este año.
“En lo que va del año, en Santiago se han registrado siete olas de calor y la temperatura máxima promedio es hasta la fecha la mayor registrada jamas”, señaló Cordero.