Desde que se inició la cuarentena en gran parte del país, las redes sociales se han llenado de imágenes de postres, pasteles, pan amasado, muffins, kúchenes y un largo etcétera. Las recetas de cocina también son parte de la abundante oferta.
Este tipo de preparaciones son las mismas que explican, en parte, el aumento de peso de los chilenos durante la pandemia.
La “Encuesta de Consumo de alimentos y ansiedad durante la cuarentena por Covid-19 en Iberoamérica” realizada en Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Panamá, Costa Rica, Guatemala, México, España y Chile, a más de 12 mil personas, evidenció que el 38,5% reconoce haber subido de peso durante la cuarentena o confinamiento. En Chile la cifra fue de el 44%.
Leslie Landaeta, nutricionista, doctora en Biomedicina y profesora investigadora de la Universidad de Las Américas y quien lidera el estudio en Chile donde participaron 1.722 personas de todas las regiones, explica que la idea de la investigación originalmente fue pensanda en el estallido social de octubre y cómo esa situación podía provocar algún síntoma psicológico que pudiera gatillar un emociones como la ansiedad. Pero al empezar la pandemia, la investigación cambió. Ahora evaluarían el impacto del confinamiento y la cuarentena en el consumo de alimentos, en la ansiedad y la anhedonia de las personas (falta de placer o interés).
Samuel Durán, nutricionista, doctor en Nutrición y Alimentos y académico de la Universidad San Sebastián, detalla que entre todos los encuestados, el 50% dijo haber cambiado su dieta y el 29% dijo además, haber aumentado el tamaño y la cantidad de las porciones. “Cuando analizamos la calidad de la dieta, los habitantes de España, son los que están mejor evaluados, tienen dieta mediterránea, comen más frutas y alimentos integrales. Chile es el que tiene la peor calidad, con menos consumo de frutas y alta en alcohol. Solo el 70% de los chilenos llega a la recomendación de cinco porciones de frutas y verduras al día. En España, es el 90%”, señala Durán.
Dato nacionales
“En la muestra nacional, las personas que más subieron de peso fueron las que comieron más porciones de frituras a la semana y más pastelería casera también. Los encuestados reportan comer más de estos alimentos pero no sabemos cuánto más. También, señalan que han aumentado el tamaño de las porciones ahora que están en casa”, dice la especialista.
Estos datos van muy de la mano con los datos del INE. De acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC), en junio los precios de los productos de repostería subieron 2,6%, acumulando un alza de 3,5% en el año. El IPC general en ese periodo fue -0,1% y 1,2%, respectivamente.
En cifras, en Chile, el 41,8% (721 personas) dijo haber mantenido el peso, el 44,5% (767) aumentó y el 13,7% (237), disminuyó su peso.
Quienes más reportan aumento en la cantidad de estos alimentos, son también los que admiten aumento de peso y mayores niveles de ansiedad.
Para explicar esta conducta, los investigadores tienen la siguiente teoría: el confinamiento y las cuarentena hace que las personas están más ansiosas y anhedónicas, por lo tanto comen más frituras y dulces, porque son alimentos más placenteros sensorialmente y que dan mayor satisfacción. “A mayor ansiedad, más falta de placer, entonces se requiere cosas o alimentos más placenteros. Y las frituras y pasteles son más palatables”, dice Landaeta.
Los que nunca comieron frituras, presentaban también menor nivel de ansiedad. En Chile, ese 23,9% que dijo no haber comido fritura, tenían los niveles más bajos de ansiedad, mientras que los que dijeron consumir 3 o más porciones de frituras a la semana (7,1%), marcaban entre 26 y los 63 puntos en la encuesta de ansiedad.
Entre quienes consumieron tres o más veces fritura a la semana, el 63,5% reconoció haber aumentado de peso.
El consumo de verduras, parece tener un efecto protector. Los que consumieron dos o más veces al día verduras en su mayoría mantuvieron el peso (44%), los que no consumieron verduras, fueron los que ganaron más peso (62,5%)
Entre quienes reconocieron comer más frutas y verduras, la mayoría dijeron haber mantenido su peso e incluso, unos pocos (16,7%) dijeron haber bajado.
“Se marcó mucho también el nivel socioeconómico. Los que decían permanecer a la clase media alta están dentro de los que más se mantuvieron, mientras que los media-baja más subieron y más frituras comieron”, dice la nutricionista.
La encuesta se realizó entre abril y la primera semana de mayo por lo que incluye solo cinco o seis semanas del inicio de la cuarentena por lo que en ese período ya se registraban cambios de peso. “En general, una persona nota un cambio de peso cuando ya ha subido dos kilos. Una persona que es delgada, lo puede notar a partir de un kilo, pero alguien que tiene sobrepeso u obesidad, esos dos kilos no los notará hasta que aumente más que eso”, señala Landaeta.
Con más semanas de cuarentena y confinamiento, ¿se aumentó más de peso? “Es probable que ahora las personas ya se hayan adaptado, notaron el cambio y se estén preocupando más. Las primeras semanas se disparan los niveles de ansiedad ahora deberían estár más acostumbradas, ya llevamos casi cuatro meses”, reconoce la nutricionista.
Alimentos y preparaciones que más subieron
Entre los alimentos que aumentaron su consumo, a nivel Latinoamericano, Durán dice que la lista la encabeza la pastelería casera, segundo los chocolates, en tercer lugar las frutas y en cuarto, los alimentos fritos. En Chile, el ránking es encabezado por el yogur, las papas fritas, los chocolates, la pastelería casera.
“La dieta de la cuarentena es rica en azúcar y grasa. Alimentos que causan más placer y menos verduras. Eso claramente está relacionado con el aumento de peso y esto a su vez, con mayor riesgo de enfermedades crónicas y peor pronóstico en caso de enfermar de Covid-19. Es probable que los que eran pre hipertensos, resistentes a la insulina y obesos, terminen la cuarentena siendo hipertensos, diabéticos y obesos”, dice el nutricionista.
Durán también llama la atención respecto de la ansiedad. “Cuando estás más ansioso hay personas que salen a correr, otros fuman, y otros comen. Pero como estamos en cuarentena, la mayoría se queda comiendo en casa. La comida para algunos es reconfortante, sobre todos los dulces y las frituras, entonces compensamos con queques, pie de limón, galletas por que son actividades que nos quitran estrés”.
¿Qué hacer entonces? Lo ideal, según el nutricionista es planificar la compra. No comprar galletas ni papas fritas. Mantener fruta lavada y picada lista para comer sobre la mesa, también frutos secos, pero no incluir en las compras, harinas, chocolates, azúcar pensando en preparar pasteles.
La investigación no termina acá. Ya se está preparando una segunda parte en la que se profundizará más en el impacto de esta cuarentena, los alimentos y la depresión. Para ello, tienen preparada una encuesta para que más personas puedan participar.