La tasa de positividad, definida como el porcentaje de pruebas PCR que resultan positivas al coronavirus, se estima ubicando en el numerador el número diario de casos de coronavirus confirmados por pruebas PCR, y en el denominador, la cantidad total de pruebas PCR realizadas en el mismo día.
La autoridad sanitaria ha mostrado satisfacción ya que actualmente este indicador está fluctuando alrededor del 5%, lo que daría cuenta de un alto grado de control sobre la pandemia. Es decir, por cada 100 pruebas PCR realizadas, se detectan alrededor de 5 casos de infección por coronavirus. La tasa de positividad ha mejorado principalmente por una menor velocidad de circulación del coronavirus en conjunción con un importante aumento de las pruebas PCR realizadas.
En efecto, la siguiente gráfica muestra el importante aumento en la cantidad de exámenes PCR que se han estado llevando a cabo en Chile, y que dan cuenta del significativo y sostenido esfuerzo por detectar las infecciones en el tiempo.
Se podría sostener entonces que la baja tasa de positividad, que se ubica alrededor del 5%, es por si sola una buena noticia.
No obstante, la tasa de positividad también captura el grado en que las pruebas PCR se aplican en zonas en donde el coronavirus está circulando con mayor intensidad. Así, caídas en las tasas de positividad pueden también ser el reflejo de un deterioro de la eficacia con que las pruebas PCR están siendo aplicadas.
Como ejemplo, imaginemos que se aplican 1.000 pruebas PCR en una comuna sin circulación del virus. En esta comuna, las pruebas PCR detectarían cero casos reduciendo significativamente la tasa de positividad agregada (reportada por el Ministerio de Salud en sus informes televisados). La mala noticia es que, si esas 1.000 pruebas se hubiesen realizado en otras comunas con alto nivel de circulación del virus, podrían, por ejemplo, haber detectado 100 casos de coronavirus, desperdiciando así la posibilidad de algunas salvar vidas.
La situación anterior refleja la debilidad del uso la tasa de positividad como medida de control de la pandemia. Este indicador es afectado por el incentivo que existe a realizar más pruebas PCR en zonas donde el virus circula con menor intensidad.
Aunque este incentivo perverso sea rechazado por la autoridad sanitaria, existen barreras sociodemográficas, tecnológicas y de infraestructura que inducen el sesgo a realizar más pruebas en zonas en donde probablemente el virus circule con menor intensidad. Existen buenas razones para pensar que las zonas en donde se realizan más pruebas son zonas con mejores infraestructuras, menor hacinamiento, mayores ingresos, y eventualmente mayor disposición de los individuos a realizarse las pruebas y también al autocuidado.
En consecuencia, el problema con la tasa de positividad es que este indicador mejora cuando la distribución de las pruebas se deteriora. En otras palabras, cuando las pruebas PCR se realizan en zonas con una menor velocidad de circulación del coronavirus debido a sus ventajas en infraestructura y características socioeconómicas.
En mi última columna en este medio, que está basada en el recientemente publicado artículo en la revista Frontiers in Public Health, sobre la relación existente entre las tasas de detección del coronavirus y la mortalidad, abogué por incrementar dramáticamente la cantidad de pruebas PCR, lo que sin duda se ha realizado. En aquella ocasión critiqué el uso de la cantidad de casos confirmados como termómetro de la pandemia, debido a que ofrecía el incentivo a realizar menos pruebas PCR, ya que el que busca menos, encuentra menos.
Es esta ocasión, además de levantar la atención hacia las debilidades que tiene la tasa de positividad, vengo a proponer el uso de la tasa diaria de detección que se deriva del estadístico propuesto en el artículo académico antes mencionado. Este indicador reúne todas las características deseables para que, por una parte, se de cuenta de la temperatura de la pandemia, y por otra, se refleje la efectividad en la detección de las infecciones asociadas a la toma de pruebas PCR.
La tasa diaria de detección informa el porcentaje de los nuevos contagios diarios que están siendo detectados por las pruebas PCR sobre el total estimado de nuevos contagios diarios.
La siguiente gráfica muestra que la evolución de la tasa diaria de detección del coronavirus ha sido positiva en el tiempo, no estando exenta de variabilidad. Durante la última semana de septiembre se estaba detectando uno de cada dos contagios, cifra que es extraordinariamente positiva, y que, de mantenerse, debe dar mucha tranquilidad a la ciudadanía. La variabilidad de la tasa diaria de detección se explica por 3 factores: (i) la velocidad de propagación del virus, (ii) la cantidad de pruebas PCR aplicadas, y (iii) la eficacia con que las pruebas PCR detectan el virus (distribución de las pruebas).
La única inferencia segura que se puede hacer al observar la evolución de la tasa diaria de detección es que ha mejorado en el tiempo, por el aumento en la cantidad de pruebas PCR realizadas, y a una caída en la velocidad de propagación del coronavirus.
No obstante, esta evidencia hace más plausible la hipótesis de que el aumento en la cantidad de pruebas PCR podría darse en un contexto de deterioro en la distribución de estas. Esto es, la realización de pruebas PCR predominantemente en zonas en donde el coronavirus tiene una menor propagación, lo que se traduciría, paradójicamente, en una mejora en la tasa de positividad.
El virtuosismo del triangulo de la detección, trazabilidad y aislamiento, depende primariamente y en gran medida en que el esfuerzo de testeo sea realizado de manera efectiva, buscando las infecciones donde el virus circule con mayor probabilidad.
A la fecha, con una estimación de alrededor de 2 millones de personas infectadas en Chile por coronavirus (basado en el estudio antes señalado), y habiéndose realizado más de 3.5 millones de pruebas PCR, con promedios de alrededor de 35 mil pruebas por día, con un sistema sanitario que responde, y una ciudadanía responsable, soy bastante optimista. Más aún si la autoridad sanitaria persevera en la expansión de las pruebas PCR, pero incorporando directrices que promueva su mejor distribución, priorizando zonas con desventajas socioeconómicas, altos niveles de hacinamiento, y escasa infraestructura sanitaria.
Este optimismo debiese traducirse en un nivel de funcionamiento económico que aliviará la carga económica de las familias y del estado de manera significativa. Creo que es evidente que realizar más pruebas PCR y mejor distribuidas es la estrategia más eficiente desde el punto de vista de la salud, y desde el punto de vista económico. Nos acercaríamos cada vez más al momento en que como sociedad estaremos venciendo al coronavirus.
* Doctor en Economía de la Universidad de Göttingen en Alemania y académico en la Universidad de Talca.