El supercomputador más potente de Chile, perteneciente al Laboratorio Nacional de Computación de Alto Rendimiento (NLHPC, por su sigla en inglés), ampliará cinco veces su poder de procesamiento de datos.
Con su expansión, seguirá sirviendo a la ciencia, instituciones públicas y empresas en temas claves como el estudio del cambio climático, el impacto de terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas y otros desastres, el análisis económico, el fomento industrial y el desarrollo científico-tecnológico-educacional.
El nuevo equipo tiene una capacidad de procesamiento de 266 teraflops y 5.236 cores, equivalente a alrededor de 25 mil smartphones funcionando al mismo tiempo. Su disco duro es de 212 terabytes y su memoria RAM, de 23 terabytes.
"Con esta nueva capacidad de cálculo, Chile quintuplica su potencia computacional y se pone al día, e incluso a la vanguardia, en Sudamérica. No obstante, no hay que descuidarse, estos computadores requieren ser renovados cada 4 o 5 años para mantenerse competitivos. Es lo que están haciendo todas las naciones –sobre todo, las más poderosas– y Chile no puede quedarse atrás", explica Ginés Guerrero, director del NLHPC.
"Gracias a esta infraestructura se da solución a problemas de alta complejidad y se procesan grandes volúmenes de datos, lo que algunos llaman Big Data, que de otra manera no se podrían llegar a procesar o no se podrían obtener resultados en un tiempo humanamente factible. Esto tiene un significativo impacto en la investigación científica y los procesos industriales, y, finalmente, en las políticas públicas".
Con la ampliación, el supercomputador incrementará su aporte en áreas como minería, cambio climático, energía, astronomía, sustentabilidad y medicina.
"Si unimos este supercomputador a proyectos como la fibra óptica austral y datos de sensores como celulares, sismógrafos, escáneres y otros que son cada vez más comunes, podemos tener avances en telemedicina, alerta temprana de desastres, educación a distancia y otros desarrollos que mejorarán la calidad de vida de los chilenos", asegura Alejandro Maass, director del Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile, entidad que acoge al laboratorio de supercómputo.
Impacto de su uso
En la actualidad, las áreas donde más se utiliza este supercomputador son física, química, simulación molecular, astronomía, geofísica e ingeniería mecánica. Entre sus usuarios, hay 817 científicos de 25 instituciones. En el sector público, existen trabajos con los ministerios de Obras Públicas, Bienes Nacionales y Agricultura. Y ya es utilizado por empresas del sector minero y consultoras tecnológicas.
"El ministerio de Bienes Nacionales coordina el Grupo de Trabajo Multisectorial para la Información del Territorio en la Gestión de Emergencias, Desastres o Catástrofes, el cual debe dar respuesta de forma inmediata a las necesidades del Estado ante este tipo de situaciones y esta herramienta es crucial para la construcción de modelos predictivos", explicó Felipe Ward, en su cargo como ministro de Bienes Nacionales.
Para Horacio Bórquez, director del Servicio Agrícola y Ganadero que ocupa el supercomputador para pronosticar la expansión de plagas, "el acceso del SAG a esta nueva herramienta tecnológica permite posicionar al servicio como un referente único dentro de Sudamérica en el uso de nuevas metodologías de análisis espacial y modelamiento matemático".
Con la ampliación, el acceso al equipo sigue siendo gratuito para universidades, centros de investigación y entidades estatales. Es así como el número de instituciones asociadas al proyecto ha crecido de las ocho originales a 25 de todo Chile. Además, contempla que un 15% de la capacidad de cómputo de Guacolda-Leftraru esté disponible para el sector privado.
El laboratorio recibe financiamiento del Estado a través Programa de Investigación Asociativa (PIA) de ANID y está ubicado en el datacenter de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile.
"La infraestructura del NLHPC es la mejor plataforma de supercómputo del país y de Sudamérica. Es, en sí, el soporte necesario para desarrollar investigaciones de vanguardia y calidad internacional", concluye Diego Cortés, investigador de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM)