“Electroshock 120 volts“: la desconocida historia del antiguo hospital psiquiátrico de Cartagena
A cargo del doctor Caupolicán Pardo, quien posteriormente fundó el Instituto Nacional del Cáncer, el lugar que actualmente se encuentra abandonado, también funcionó como hogar de menores para infantes y adolescentes en riesgo social. Este es el relato sobre su presente y su pasado.
Han pasado más de 20 años desde el último paciente que albergó este psiquiátrico, el que hoy permanece casi oculto entre polvo y vegetación. La edificación tuvo diferentes usos durante su historia: primero comenzó siendo un convento para novicios, luego fue un preventorio para evitar el contagio de la tuberculosis en niños.
También funcionó como hogar de menores en riesgo social, tanto infantes como adolescentes, así como un recinto para tratar a pacientes con trastornos mentales y psiquiátricos. Posteriormente, llego a operar como un centro recreativo, que albergaba familias en las épocas estivales. Se trata del hospital psiquiátrico de Cartagena, tradicional balneario ubicado en la Región de Valparaíso.
El primer antecedente que se tiene de este edificio es que fue un convento de los padres Dominicos, específicamente era un colegio para novicios de la Orden de Santo Domingo, también llamados Orden de Predicadores.
El responsable de esta exploración urbana, género llamado Urbex, es Camilo Barra, ingeniero de profesión y fotógrafo, que busca documentar lugares abandonados para difundir su historia a través del sitio Provinciano en la Ciudad. “Recorrí varias edificaciones históricas de la ciudad de Cartagena, es así como encontré este edificio. Tras un par de visitas pude registrar su interior. Quise saber más de su pasado, tras varias búsquedas conseguí saber parte de su historia”, revela a Qué Pasa.
En 1906 el inmueble es adquirido por la Liga Contra la Tuberculosis para operar como un preventorio contra esta pandemia mundial, que fue un preocupante problema de salud y sanidad entre los siglos XIX y XX. A mediados del siglo XIX comenzaron a aumentar los casos, transformándose la enfermedad que más muertes ocasionó en aquella época. Lamentablemente, la enfermedad se presentaba mayormente en la población más desvalida, principalmente en niños y ancianos.
Las causas que promovían la enfermedad eran la desnutrición, el hacinamiento, el frío, la falta de higiene y las extremas condiciones laborales, entre otras. La mortalidad de esta enfermedad en menores de 10 años superaba los 300 por mil muertes. “Entre 1932 y 1938, murieron aproximadamente 70 mil personas a causa de la tuberculosis”, señala Barra.
La tuberculosis, justamente, cobró la vida del presidente Pedro Aguirre Cerda, quien buscaba la industrialización y educación del país, acuñando la frase “gobernar es educar”. En 1941, durante su tercer año de mandato, enfermó de tisis y tras 15 días de agonía, fallece.
La desconocida historia del antiguo hospital psiquiátrico de Cartagena
Entre 1886 y 1920 existen muchas iniciativas para evitar la propagación de la tuberculosis, principalmente un esfuerzo por parte de médicos, filántropos y empresarios. Es en Cartagena que la Liga Contra la Tuberculosis funda el Asilo Marítimo (en septiembre de 1906), siendo un preventorio especialmente dedicado para mejorar la salud de niños débiles, propensos a ser víctima de la enfermedad.
Es relevante destacar, considera Barra, que las familias no incurrían en gastos, ya que era gratuito. El sitio elegido contaba con un gran terreno a la orilla del mar, el preventorio era un edificio de dos pisos divididos en departamentos. El objetivo principal era fortalecer la salud, mediante alimentación nutritiva, gimnasia, baños de mar y sol.
“Entre los meses de noviembre a abril, se trasladaban los niños al establecimiento, estos provenían en su mayoría desde la Región Metropolitana. El viaje se realizaba en tren hasta San Antonio, luego el viaje continuaba en carreta hasta las instalaciones en Cartagena”, añade.
El director del asilo fue el doctor Caupolicán Pardo, quien entre sus innumerables aportes a la salud chilena destacan nuevas técnicas de oncología y ginecología, además de la fundación del Instituto Nacional del Cáncer y la Clínica Obstétrica de la Universidad de Chile. Además, introdujo en Chile la anestesia intrarraquídea y el tratamiento con radio del cáncer de cuello uterino.
“El doctor Pardo sabía que la manera de evitar muchas enfermedades se lograban promoviendo mejores condiciones de salud, por ello mismo el inmueble contaba con lavatorios, alcantarillados, dormitorios, patios y áreas verdes”, dice Barra.
Durante los doce primeros años recibieron un total de 1930 infantes, en 85 partidas, las estadías duraban cerca de un mes. En ese tiempo los pequeños lograban aumentar entre 1,5 a 2,2 kg de peso.
La desconocida historia del psiquiátrico de Cartagena
Una frase que decía con frecuencia el doctor Pardo, destacando su compromiso social, era la siguiente: “Solo pasaré una vez por esta vida y toda acción que yo pudiera hacer en beneficio de mis semejantes, suplico me sea permitido realizarla sin dilación ni desmayo, cualquiera sea el sacrificio que me demande, porque no hollaré de nuevo este camino”, revela el investigador.
En 1933, mientras el doctor operaba a un paciente, contrae tuberculosis debido una herida, “lo que le provoca la muerte a los 64 años. En 1935, una serie de déficits económicos llevaron a reducir los meses de funcionamiento del asilo a solo los veranos. De esta forma, paulatinamente, se genera el cierre del preventorio en Cartagena”, señala Barra.
“Fue un gran médico con real vocación social, era cirujano, ginecólogo y obstetra, además de profesor de la Universidad de Chile. Además de haber sido el fundado del Instituto Nacional del Cáncer, este último lleva su nombre por sus grandes aportes para el país en oncología y ginecología”, relata Barra en relación a la labor del doctor Pardo.
En 1960 el edificio pasa a propiedad de la Cámara Chilena de la Construcción, operando como recinto recreacional para sus afiliados, asistiendo los hijos y familias de los trabajadores. Además, se celebraban lunas de miel, aniversarios y congresos.
En la década de los 70, el edificio era utilizado como un hogar de menores para Niño y Patria, una institución creada por Carabineros para resguardar la infancia. Así estuvo varios años hasta que el terreno fue vendido.
No hay mucha información acerca de los últimos años, cuando fue reconvertido a un centro psiquiátrico, reconoce el investigador. “Cuando visité el lugar, encontré fotografías de pacientes, recetas médicas y archivos clínicos. En estos últimos documentos, se detallaban los motivos de ingreso de los pacientes, que incluían esquizofrenia, epilepsia y alcoholismo”, adiciona.
Algunas cosas llamaron particularmente mi atención, sostiene, “por ejemplo un autorretrato rayado en una pared, eran dos rostros distintos unidos. También un escrito en un muro interior, que probablemente fue hecho con un vidrio, que decía “ELECTROSHOCK 120 VOLTS”.
Finalmente, otro mensaje indicaba “Somos únicos cuando encontramos nuestra propia identidad”, finaliza.
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