Según un estudio publicado en la revista Scientific Reports, análisis a restos fósiles de un diplodocido inmaduro (un dinosaurio saurópodo de gran tamaño y cuello largo, como el conocido “Brontosaurio”) pueden proporcionar la primera evidencia de una infección respiratoria única en un dinosaurio. Hallazgos que aumentan la comprensión de las enfermedades que afectaban a este animal prehistórico.

El estudio, liderado por la investigadora Cary Woodruff, del Museo de los Dinosaurios de las Grandes Llanuras de Malta, junto a especialistas en veterinaria y paleontología, se llevó a cabo gracias al espécimen apodado “Dolly”, que fue descubierto en el suroeste de Montana, Estados Unidos y data del período Jurásico Tardío de la Era Mesozoica (hace aproximadamente 150 millones de años).

En esta oportunidad el equipo de científicos examinó tres de las vértebras cervicales (los huesos del cuello) de Dolly e identificó unas protuberancias óseas anormales nunca antes vistas que tenían una forma y una textura inusuales. Protuberancias que estaban situadas en una zona de cada hueso en la que habrían penetrado sacos llenos de aire.

Estos sacos de aire habrían acabado conectándose a los pulmones de Dolly y formando parte del complejo sistema respiratorio del dinosaurio. Las imágenes del scanner de las protuberancias irregulares revelaron que estaban hechas de un hueso anormal que muy probablemente se formó en respuesta a una infección.

“Dados los probables síntomas que sufría este animal, al sostener estos huesos infectados en las manos, no puedes evitar sentir lástima por Dolly”, dijo en un comunicado Woodruff. “Todos hemos experimentado estos mismos síntomas: tos, problemas para respirar, fiebre, etc. - y aquí tenemos a un dinosaurio de 150 millones de años que probablemente se sentía tan miserable como todos nosotros cuando estamos enfermos”.

El elaborado y tortuoso complejo pulmonar del saurópodo, con la hipotética ruta de la vía respiratoria infecciosa. La barra de escala humana es el perfil de un hombre de 170 cm de altura. Crédito: Woodruff, et al., and Francisco Bruñén Alfaro.

¿Sauro-Covid?

Basándose en la ubicación de estas protuberancias óseas anormales, los investigadores sugieren que se formaron en respuesta a una infección respiratoria en Dolly, que finalmente se extendió a estas vértebras del cuello a través de los sacos de aire y causó los crecimientos óseos irregulares.

Los autores especulan que esta infección respiratoria podría haber sido causada por una infección fúngica similar a la aspergilosis, una enfermedad respiratoria común que afecta a las aves y reptiles hoy en día y que puede dar lugar a infecciones óseas. Además de documentar la primera aparición de una infección respiratoria de este tipo en un dinosaurio, esta infección fósil también tiene importantes implicaciones anatómicas para el sistema respiratorio de los dinosaurios saurópodos.

“Esta infección fósil en Dolly no sólo nos ayuda a rastrear la historia evolutiva de las enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio en el tiempo, sino que nos da una mejor comprensión de los tipos de enfermedades a las que eran susceptibles los dinosaurios”, dijo Woodruff.

Los investigadores sugieren que si Dolly se contagió con una infección respiratoria similar a la aspergilosis, o sea que probablemente experimentó síntomas similares a los de la gripe o la neumonía, como pérdida de peso, tos, fiebre, dificultades respiratorias, secreción nasal, entre otros. Como la aspergilosis puede ser mortal en las aves si no se trata, una infección potencialmente similar en Dolly podría haber causado en última instancia la muerte del animal, añaden.

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