Encuentran restos fósiles de dos extraños dinosaurios en el sur de Chile
Una vez más cerro Guido es protagonista de un nuevo descubrimiento paleontológico. Investigadores de la Universidad de Chile y del Instituto Antártico Chileno (Inach), hallaron restos fósiles de Anquilosaurio Stegouros, así como también de un hadrosaurio, conocido como el dinosaurio con pico de pato.
Hace unos días concluyó con éxito la undécima campaña paleontológica en el sector de cerro Guido, liderada por investigadores de la Universidad de Chile y del Instituto Antártico Chileno (Inach).
Según detalla el paleontólogo de la Universidad de Chile, Sergio Soto, se hallaron restos fósiles de una gran cantidad de vertebrados, incluyendo mamíferos y nuevos restos del Anquilosaurio stegouros, los que permitirán entender mejor su anatomía. Igualmente encontraron huesos de un hadrosaurio (dinosaurio con pico de pato) de los que no se tenía conocimiento.
Alexander Vargas, director de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile y del proyecto Anillo “Nuevas fuentes de datos sobre el registro fósil y la evolución de los vertebrados”, dice que fue una campaña redonda. “He visto cómo se ha ido perfeccionando la experiencia y capacidad técnica de nuestros investigadores para extraer los fósiles de una manera que aprovecha más todo tipo de información científica, el nuevo cuidado que estamos teniendo con microfósiles, un mayor nivel de atención y, en general, la rapidez y eficacia con la cual estamos sacando los huesos de dinosaurios”, señala.
En el ámbito paleobotánico, Cristine Trevisan del Inach, afirma que “siempre vamos avanzando y buscando más datos para contar la historia de la conexión Sudamérica-Antártica. En este lugar tenemos también el límite K-Pg, de cuando se extinguen los dinosaurios (el final del Cretácico) y el inicio de una nueva era, el Cenozoico, donde surgen los mamíferos. En la paleontología esto tiene una importancia internacional, porque se produce un cambio de flora y fauna, podemos hablar incluso de un cambio en la biodiversidad de ese instante en la Tierra”.
Este año se sumó al grupo paleobotánico la investigadora de Brasil, Joseline Manfroi, quien se enfocó en intervalos que contienen carbón, para comprender mejor los paleoincendios, saber sus causas, su extensión y el efecto que tuvieron en los ecosistemas.
En esta campaña, encontraron hojas de tamaños más grandes, con bordes lisos, de 10 a 12 centímetros, que hablan de un ambiente más cálido. Por el momento, se puede decir que serían lauráceas y mirtáceas, todas plantas cuyas familias hoy encontramos en el hemisferio sur.
Vargas también destaca la conexión con el continente blanco, “porque el mismo Stegouros se parece bastante a formas de la Antártica y de Australia, y hay una historia de conectividad ahí que está emergiendo, de una cosa distinta a la que se conocía para el Cretácico tardío en el resto de Sudamérica, muy particular, con otra historia biogeográfica que creemos dará mucho que hablar a nivel mundial”.
Para Trevisan, las plantas son como el termómetro climático del pasado. Una hoja fósil puede entregar mucha información del clima de un lugar, por el borde de la hoja, por el tamaño, que incluso sirva para el desarrollo de modelos de conservación de los bosques actuales. “La flora fósil también es importante para comprender mejor el ambiente en el que vivieron los dinosaurios del Cretácico en el hemisferio sur”, argumenta.
Capacitación profesional y paleorreconstrucciones
Otra línea de trabajo fue la geológica a cargo de Leslie Manríquez, quien hizo un levantamiento estratigráfico de distintos sitios, incluyendo uno en cerro Guido y otro donde se encuentran fósiles de Hadrosaurios, cerca de la frontera con Argentina. En cerro Guido, Manríquez ya había realizado la estratigrafía general; en esta ocasión hizo una prospección más minuciosa de cada sucesión geológica, lo que implicó mirar capa por capa, a veces centimétricamente, y hacer un muestreo para el análisis geoquímico posterior y así conocer, por ejemplo, la salinidad del ambiente, algunas características minerales, las concentraciones de hierro, etc.
Marcelo Leppe, director del Inach, y uno de los responsables del auge de cerro Guido como sitio clave de la paleontología internacional, cree que la preparación técnica de este equipo humano altamente especializado puede ser un aporte al proyecto del Centro Antártico Internacional (CAI). “A nivel nacional, hay una falta importante de paleontólogos y paleontólogas, y de técnicos. Durante los últimos diez años hemos entrenado a profesionales que tienen una visión mucho más multidisciplinaria”, explica.
Este lugar va a aportar con material único para ser exhibido junto con paleorreconstrucciones, las que además serán más fidedignas gracias a los datos aportados por estas investigaciones. “El concepto de la conexión Sudamérica-Antártica, que es parte del guión central del CAI, tendrá una expresión totalmente aterrizada, con ejemplos concretos de biota, de animales y plantas que se desplazaron entre ambas masas continentales e incluso una tercera que es Australia”, añade Leppe.
En esta campaña también participó el ilustrador científico Mauricio Álvarez y el paleontólogo José Pérez, de la Oficina Técnica Regional de Magallanes y de la Antártica Chilena del Consejo de Monumentos Nacionales, quien destacó la forma en que se han ejecutado estas expediciones. “Es un trabajo impecable, muy arduo, no solo por las condiciones del terreno, sino también por la calidad de las publicaciones. Es uno de los sitios más activos de investigación científica dentro de la región y me atrevería decir a nivel nacional”, concluye Pérez.
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