El año 1901 el psiquiatra alemán, Alois Alzheimer, identificó por primera vez un tipo de enfermedad caracterizada por una pérdida progresiva de la memoria, realizando las primeras descripciones de la actualmente denominada Enfermedad de Alzheimer. Dentro de sus características principales se encuentra que es una patología neurodegenerativa que se caracteriza por un deterioro severo y progresivo de la memoria, cambios de humor, incapacidad para realizar actividades rutinarias y otros síntomas asociados a la pérdida de las funciones cognitivas, lo que conlleva a un deterioro en la calidad de vida, tanto de los pacientes como de las familias.
No es todo, luego de 4-5 años el desenlace es fatal. La enfermedad representa el 60% de los casos de demencia a nivel mundial y actualmente, se estima que al menos 30 millones de personas la sufren, número que incrementará en las próximas décadas considerando el crecimiento mundial de mayores de 65 años. Lo anterior pondrá a prueba a los sistemas de salud a nivel mundial.
Pese a que esta enfermedad fue descrita hace mas de 100 años, aún no es comprendida en su totalidad, lo que ha impedido el desarrollo de fármacos efectivos, ya sea para curarla o enlentecer su progresión. En la actualidad, el tratamiento de estos pacientes involucra principalmente un cuidado paliativo orientado a mantener o mejorar el bienestar general del afectado.
Sin embargo, el intenso trabajo de investigación orientado a entender en totalidad esta enfermedad ha permitido que la Food Drug Administration de Estados Unidos aprobara, el primer fármaco contra el Alzheimer en los últimos 15 años, el cual podría hacer más lento el avance de la enfermedad mejorando significativamente la calidad de vida de los pacientes y extendiendo el tiempo de sobrevida. No obstante, este es un primer paso, ya que son necesarios más estudios para poder definir el real impacto de esta aproximación farmacológica.
El mayor factor de riesgo para desarrollar el Alzheimer es la edad, por eso esta patología se asocia principalmente a adultos mayores (más de 65 años). No obstante, es aceptado que comienza a gestarse al menos 20 años antes (30-40 años). De hecho, en los experimentos realizados en nuestro laboratorio en ratones transgénicos, hemos demostrado que enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes tipo II aceleran significativamente la aparición y progreso del Alzheimer. Además, hemos podido evidenciar que, mejorando la utilización de glucosa a nivel cerebral en estas enfermedades, se puede disminuir significativamente la pérdida de memoria. Esto lo hemos confirmado en diferentes modelos animales, y en un futuro cercano esperamos poder validar nuestros resultados en pacientes chilenos con diagnóstico de esta enfermedad.
Considerando lo anterior, se han podido describir hábitos que de ser mantenidos durante la vida disminuirían significativamente el riesgo de desarrollar esta patología. Entre estos destacan: leer, hacer ejercicio, dormir al menos 8 horas diarias, sociabilizar con amigos, una alimentación balanceada y evitar fumar. Estas prácticas cotidianas hoy por hoy representan nuestra mejor aproximación para poder combatir el incremento en el numero de pacientes de la enfermedad de Alzheimer.
*Profesor Asistente Instituto de Ciencias de la Salud, Universidad de O´Higgins