Entre el progreso y las estrellas: un equilibro necesario

Entre el progreso y las estrellas: un equilibro necesario. Radiotelescopi Alma. Foto: ESO

No es para nadie un secreto que el Desierto de Atacama es un lugar único en el mundo. Sus incomparables características lo hacen el mejor lugar del planeta para contemplar el Universo. Por eso, no sorprende que en el norte de nuestro país se hayan instalado la mayoría de los más grandes y avanzados observatorios astronómicos, representando inversiones globales de miles de millones de dólares.

Esto ha generado innumerables beneficios para nuestro país, desde ser protagonista directo de grandes descubrimientos científicos que fascinan a miles de niños y jóvenes motivándolos a progresar en sus estudios en ciencias e ingeniería, hasta alimentar un pujante industria nacional, que cada vez alcanza estándares más elevados y compite con las mejores del mundo, generando un círculo virtuoso que impulsa el desarrollo de nuestro país y el bienestar de nuestra sociedad.

Sin embargo, esta gran cadena es también muy frágil y requiere esfuerzo y dedicación para protegerla. Uno de los aspectos únicos del Desierto de Atacama es su oscuridad, debida a la ausencia de contaminación lumínica artificial. Actualmente, los entornos de los observatorios astronómicos en el Norte de Chile cuentan con los cielos más oscuros del mundo. Y si bien, la norma ambiental protege estos cielos privilegiados, ésta no es suficiente para los grandes y avanzados telescopios allí instalados.

Por otra parte, gracias a estas condiciones únicas, Chile es líder mundial en energías renovables, motor del desarrollo sustentable. Las razones son similares a las que impulsan a la astronomía: cielos prístinos y condiciones atmosféricas muy estables. Por eso, ambos intereses comparten un territorio en común.

En los últimos días, el Observatorio Europeo Austral (ESO) expresó su preocupación por la futura construcción del proyecto INNA de AES Andes, que busca generar hidrógeno y amoníaco verde.

Chile vence a España, India y Australia y se adjudica organización del evento astronómico más importante del mundo. En la imagen, el radiotelescopio ALMA. Foto: ESO
Observatorio ALMA, ubicado a 30 km de San Pedro de Atacama.

Este proyecto se instalaría a 20 km del Observatorio Cerro Paranal, hogar del VLT y muy cercano a Cerro Armazones, futuro sitio del Extremely Large Telescope (ELT), que será el telescopio más grande del mundo. Aunque INNA cumpliría la normativa lumínica actual, su cercanía tendría un impacto negativo en los observatorios actuales y futuros.

Nos encontramos ante una compleja encrucijada. Si bien el proyecto INNA y los observatorios astronómicos son esenciales para el desarrollo del país, es necesario buscar soluciones para que ambos proyectos coexistan armónicamente.

Una solución natural sería desplazar el proyecto INNA unas decenas de kilómetros, ya que las condiciones requeridas se cumplen en un amplio territorio del desierto. Esto permitiría reducir significativamente la contaminación lumínica. Además, desde el mundo de la astronomía podríamos colaborar revisando el diseño de iluminación del proyecto a fin de minimizar sus efectos adversos, generando también un ahorro en su consumo energético.

Es evidente entonces que se requiere un mayor diálogo. Creo que esta es una excelente oportunidad para aumentar la unión entre las tecnologías de punta y los nuevos desarrollos obtenidos a partir de los observatorios astronómicos y la generación de energías renovables, mostrando al mundo que el desarrollo tecnológico y el cuidado del medio ambiente pueden convivir armoniosamente.

*Director Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.