En la nueva vida en pandemia si algo es claro, es que las mascarillas llegaron para quedarse. Está demostrado que su uso de reduce significativamente el riesgo de contagio de coronavirus.

Existe consenso en que son necesarias. Pero asegurar que sean certificadas, requerimiento mínimo para contar con una buena protección, en Chile es algo que ha demorado. Así lo han resaltado desde los primeros días de la pandemia las y los especialistas del Laboratorio de Investigación y Control de Calidad en Cueros y Textiles (LICTEX-UdeSantiago) de la Universidad de Santiago.

Desde el 19 de marzo de 2020, en el inicio de la crisis y ante información poco clara, la gerente técnica de LICTEX-UdeSantiago, María Neira señala que empezaron a orientar a clientes que quisieron hacer mascarillas de tela. Colaboraron, además, con la Armada para seleccionar los tejidos más apropiados para elaborar mascarillas de protección. En ese entonces el acceso a las de tipo quirúrgicas era complejo. “Pero advertimos, que no todas las telas sirven, no todas tienen cobertura alta, fue algo que se hizo para salir del paso por la escasez del momento”, aclara.

Pero ese trabajo continuo. LICTEX-UdeSantiago respondió al llamado nacional desde el Instituto de Salud Pública en abril 2020 para implementar normativas internacionales para certificar mascarillas quirúrgicas por norma de la Unión Europea (UNE-EN14683 y norma de la UE UNE-065 para mascarillas sociales hechas de telas comunes), puntos normativos de la norma 168 que certifica pantallas sociales, AAMI 70PB para nivel 4, es decir, nivel quirúrgico que no permite traspaso de virus a través de las telas para batas quirúrgicas. Y fue escogido por el Ministerio de Ciencia como entidad certificadora de mascarillas y pantallas faciales y ropa quirúrgica.

Un trabajo que ahora cuenta con mayor respaldo por la reciente publicación (1 de junio) en el Diario Oficial de la Ley 21.342 que establece protocolos de seguridad sanitaria laboral para el retorno gradual y seguro en pandemia, que obliga a solicitar la certificación de mascarillas. Un proceso que en LICTEX-UdeSantiago realizan desde el año pasado con normativa internacional de certificación a nivel nacional.

La nueva ley en su artículo 4° de Protocolo de Seguridad Sanitaria Laboral Covid-19, indica que en cada empresa deberá contener al menos de “medios de protección puestos a disposición de los trabajadores, incluyendo mascarillas certificadas de uso múltiple y con impacto ambiental reducido, y, cuando la actividad lo requiera, guantes, lentes y ropa de trabajo”.

La Ley 21.342 establece protocolos de seguridad sanitaria laboral para el retorno gradual y seguro en pandemia, que obliga a solicitar la certificación de mascarillas.

“Esta ley establece un marco normativo de protocolos para la seguridad en contexto laboral durante el período en que esté vigente la alerta sanitaria por la enfermedad de la Covid-19”, explica la investigadora LICTEX-UdeSantiago Karina Bravo, estableciendo que las mascarillas a usar en contexto laboral tienen que estar certificadas y además es a costo del empleador.

“Como universidad estamos sumamente orgullosos de que nuestro laboratorio LICTEX-UdeSantiago haya implementado la normativa internacional para la certificación de mascarillas a nivel nacional”, destaca al respecto el rector de la Universidad de Santiago, Juan Manuel Zolezzi. A través de esta certificación de mascarillas, dice Zolezzi, “la Universidad de Santiago da cuenta, una vez más, de sus altos estándares de excelencia, acreditados por siete años, y el aporte social que han realizado los planteles estatales y públicos en este complejo contexto sanitario para el país”.

Certificación Covid-19

Neira reconoce que no ha sido fácil concientizar sobre la necesidad de contar con certificación. “Hemos insistido en que se deben usar mascarillas certificadas, porque es la única forma de saber con certeza cuánto filtra y que deben ser certificada en los aspectos que hoy se requieren por la pandemia, porque si dice ‘actividad antibacteriana´, por ejemplo, eso no sirve, no es su función principal” aclara.

La nueva normativa indica que, para un retorno gradual y seguro a las actividades, se deberá contar con mascarillas certificadas, y específicamente obliga a que estén certificadas, “pero no dice qué tipo de certificación”, señala Neira. Ese aspecto puede llevar a que se manipule, advierte, y que se indique, por ejemplo, “que esté certificada en repelente al agua, que no tiene que ver”, indica.

Hasta antes de esta ley la certificación no era obligatoria, por lo tanto, dice Bravo, algunos proveedores responsables y éticos, se han acercado voluntariamente, pero ellos son apenas el 3% de los que operan actualmente en el mercado.

¿Qué requisitos cumple una mascarilla certificada? Lo primero que debería indicar, señala Neira, es el porcentaje de filtración que tiene y la normativa por la cual fue certificada. Esa debe ser la normativa UE UNE-065 de abril 2020 (fecha en que la norma se hizo pública), explica la especialista, respecto a la norma europea específica para mascarillas reutilizables de uso cotidiano. La otra normativa para las mascarillas quirúrgicas es la UNE-EN14683, que es para algunos entornos como centros de salud y también para otros contextos que requieren un mejor ajuste.

“Una mascarilla quirúrgica certificada filtra un 95% hacia arriba, está sanitizada, se evalúa la respirabilidad y el impacto de sangre para que si alguien que las usa pone una intravenosa y le salta sangre al rostro, esa sangre no tiene que atravesar la mascarilla, por eso deben estar certificadas”, detalla Neira sobre una normativa que viene a respaldar y asegurar que los trabajadores que estarán más expuestos estarán protegidos.

Una mascarilla autofiltrante o con respiradores, mascarillas quirúrgicas o mascarillas sociales (hechas de telas comunes), dice Bravo, cumple con criterios de certificación, es decir funciona y además está categorizada según sus resultados en torno a: filtración de aerosoles y gotículas a través de la tela, ajuste o sello al rostro y finalmente la respirabilidad, es decir, si es confortable inhalar y exhalar. “Esto también determina el tiempo de uso máximo en la cual la mascarilla es efectiva alrededor de cuatro horas”, aclara.

Ese tipo de certificación asegurará una real protección porque a la fecha, dice Neira, “muchas empresas nos piden certificar las mascarillas que compraron y no filtraban”.

Desde los primeros meses, además, el Ministerio de Salud incentivó la fabricación de mascarillas caseras en caso de no contar con quirúrgicas, lo que para muchas personas implicó una oportunidad de emprendimiento. Por eso, aclara Neira “no queremos que con esto la emprendedora no pueda vender sus mascarillas”, y añade que “estamos abiertos a que se acerquen a nosotros y orientarlos en qué tela usar y podemos dado el testeo, emitir un certificado de validación”.

Esta nueva ley debería ir acompañada de una campaña de uso correcto. “Hoy se dice en las campañas ´cuídese y use mascarilla´, pero ¿qué mascarillas? ¿cada cuánto tiempo la uso? ¿cada cuánto tiempo se deshecha? ¿cómo debe ser el ajuste al rostro? Esa información está pendiente hacerla de manera masiva, ya que el mal uso elimina toda certificación. Qué sentido tiene usar mascarilla certificada si vas a una feria y las personas para gritar se bajan las mascarillas, o en la televisión se ve que no las usan”, indica Neira.

Evitar contagios

La mascarilla por consenso de la investigación internacional y resultados ya obtenidos en LICTEX-UdeSantiago, dice Bravo, contribuyen significativamente a ser la principal herramienta de prevención de contagios.

Si cumplen con la definición de cubrir boca y nariz y están dentro de un rango de filtración y respirabilidad, añade la investigadora, son elementos de protección personal que en conjunto a la pantalla facial que protege la mucosa de los ojos, distancia física, la prevención de aglomeraciones, la ventilación de calidad que permita renovar el mayor caudal de aire, “contribuyen a disminuir la probabilidad de contagio de SARS-CoV-2 que se transmite principalmente por el aire desde personas contagiadas con síntomas o sin ellos”.

Sólo la estrategia en conjunto de medidas preventivas permite tener un rango mayor de protección. Por eso la mascarilla certificada es fundamental ya que garantiza la protección.

La mascarilla por consenso de la investigación internacional, contribuyen significativamente a ser la principal herramienta de prevención de contagios. FOTO: Agencia Uno

“Ahora, es responsabilidad desde tomadores de decisión desde espacios privados y públicos que compren, promuevan y que garanticen el buen uso de mascarillas certificadas y también que grandes productores como importadores certifiquen las mascarillas de elaboración nacional y de importación, para que comprueben que funcionen certificando la calidad en el tiempo, es decir, los lotes de producción, que es lo que en la actualidad está más al debe”, detalla Bravo.

Por eso desde LICTEX-UdeSantiago llaman a proveedores de mascarillas, a instituciones públicas y privadas a contactarse con ellos para obtener información de las mascarillas certificadas y otros elementos, “a través de nuestra página web www.lictex.usach.cl y correo electrónico lictex@usach.cl”, dice Bravo.

El acceso a mascarillas certificadas debería ser masivo. Bravo indica que “no deberíamos estar con mascarillas que no cumplen criterios internacionales, es decir, que no funcionan, o que indican certificados falsos o que no cumplen con los lineamientos entregados por el ISP”.

La Ley establece obligatoriedad dentro de contextos laborales, pero esperan que, en el reglamento, las mascarillas queden bajo un normativo de elementos de protección personal articulado a lo ya existente y que el Ministerio de Salud oficialice las normativas internacionales para que queden vigentes en Chile desde los lineamientos indicados por el ISP, “donde LICTEX-UdeSantiago ya está testeando, es decir, es una capacidad instalada desde un trabajo colaborativo”, sostiene Bravo

Si el mercado dispone de mascarillas certificadas, en conjunto a el resto de las estrategias de prevención de contagios, resalta Bravo, sería una medida efectiva para cortar la cadena de contagios y disminuir en la totalidad la transmisión viral de SARS-CoV-2, “es la estrategia que más ha funcionado a nivel internacional para al fin salir de la situación de pandemia provocado por la Covid-19 y así salvar la mayor cantidad de vidas”.