Luego de la inauguración oficial en el Congreso Nacional en Santiago, las distintas presentaciones en el Centro cultural Ceina comenzaron a darle vida a esta nueva edición de Congreso Futuro. El primero en aparecer por el escenario en Santiago fue Tristan Bekinschtein, el neurocientífico que invitó a adentrarnos en la exploración de la conciencia.

El doctor Bekinschtein es profesor asociado de la Universidad de Cambridge, además de fundador y director del Laboratorio de Conciencia y Cognición del Departamento de Psicología de la misma casa de estudios. Ha centrado su investigación en los estados de conciencia y su relación con la neurofisiología.

Sus estudios abarcan desde la transición entre la vigilia y el sueño hasta los estados de sedación y vegetativo. Su trabajo integra medidas conductuales y marcadores cerebrales para entender los límites de la cognición y la conciencia. En su presentación, el neurocientífico argentino entregó sus últimas y principales visiones derivadas de su trabajo. Una charla donde invitó a pensar en quienes no pueden crear imágenes dentro de su cerebro, excepto cuando están dormidos.

“Lo que quiero hacer hoy es contarles tres historias científicas que resaltan algo curioso, algo que nos permite conocernos”, partió diciendo el investigador. Es nuestra capacidad de pensar cosas, de tener algo en mente. Es lo que llamamos los contenidos de la conciencia. Los avances científicos en fisiología y neurociencias cognitivas nos ayudan a entender mejor los límites del cuerpo y también los límites del cerebro humano y nos ayudan a definir y descubrir nuevas maneras de pensarnos”.

Tristan Bekinschtein fue el encargado de abrir el ciclo de charlas de Congreso Futuro 2025.

En su charla, Bekinschtein partió contando cómo los científicos son capaces de estudiar la conciencia, cómo es posible indagar sobre los contenidos mentales “que nos hacen humanos y cómo cambiamos cuando estamos en estados de conciencia alterados”.

¿Pero qué ocurre cuando alguien no tiene la capacidad de generar imágenes en el cerebro? “Lo interesante es que hay gente que no puede imaginar visualmente, se llaman a afantásicos. Básicamente a no tienen capacidades de hacer fantasía. Y nos preguntamos cómo hace esta gente para llegar de un lado a otro si no puede representar el camino, o cómo hace para acordarse de algún ser querido, cómo hace para representar a alguien que extraña a alguien? ¿Cómo hace para representar eso? Más o menos una persona de cada 100, 150, tiene algún grado de afantasía.

“Pero creo que más interesante fue el caso de una persona con esta condición que le dijo a su médico hace unos años que él puede ver las películas de su mente cuando sueña, pero no ve nada cuando está despierto. O sea que diferenciaba el contenido de la conciencia, era capaz de representar contenido de la conciencia solamente cuando estaba inconsciente, durante los sueños”, detalló el investigador.

Eso abrió la ocasión para la siguiente interrogante de Bekinschtein: ¿todo el mundo sueña? “O sea, hay que ver diferencias fisiológicas, como vemos ahí, el dormir profundo, y también hay diferencias de comportamiento”, señaló.

Aparecen los sueños. No todo el tiempo, pero aparecen los sueños. Y ese nivel de conciencia tenemos una película y estamos dormidos al nivel de inconsciencia.

Lo que hay en realidad mientras el humano sueña es una actividad cerebral donde las ondas cerebrales, parecidas a las de cuando estás despierto aparecen y se genera algo “muy interesante”, según detalla el neurocientífico. Aparecen los sueños. No todo el tiempo, pero aparecen los sueños. Y ese nivel de conciencia tenemos una película y estamos dormidos al nivel de inconsciencia. Es un momento donde se disocia el nivel de conciencia de los contenidos y además no tenemos control de los contenidos”, explica.

Una cosa es la falta de imágenes mentales para estudiar la conciencia, ¿pero qué ocurre cuando esto es alterado por factores externos? Esto se puede hacer con drogas psicodélicas o con otras técnicas, según acusa. “Y nosotros como neurocientíficos nos preguntamos si el estado psicodélico es simplemente una versión más fuerte del vagabundeo mental o es otra cosa. Y para aplicar esta discusión, uno empieza con algo simple. Este tipo de drogas es muy simple, baja el nivel o elimina los contenidos”.

Pero hay una cantidad de cambios fisiológicos en el cerebro enorme, de acuerdo a lo expuesto por Bekinschtein, que incluye la pérdida de conciencia. “Hay varias familias químicas de estos fármacos que alteran la percepción y nos hacen ver o sentir cosas que no están ahí, que nos empujan a imaginar. El agente del estado psicodélico describe una sensación de contenidos fuertes, vívidos, espontáneos y con poco control”, complementa el neurocientífico.

Si bien cada viaje psicodélico es único, como lo es también cada persona, hay cosas en común. “Por ejemplo, varias de estas drogas y varios de los estados alterados que se pueden generar de manera fisiológica, sin drogas incluso, tienen algo en común: te hacen ver patrones geométricos en movimiento. “Lo interesante de esto es que se puede medir este desorden, apunta que esos estados de la gente que la gente dice son más ricos en contenido y bajos en control se ven en el cerebro como señales eléctricas que son, las vemos más desordenadas, creadas por millones de neuronas que tenemos”, grafica el investigador.

Tristan Bekinschtein. Foto: Congreso Futuro.

Esa cantidad de lío, de contenido cerebral alterado, se puede medir y estudiar su complejidad. “Hacia allí tenemos que ir, pero empezamos simplificando y usando las experiencias de conciencia alterada. Los extremos nos permiten medir aspectos extremos de los contenidos para entender la mente y el cerebro, y de cómo está relacionada con los cambios de conciencia. En realidad, estos estados alterados extremos son muy útiles en todos los casos, en todos los casos como la respiración holotrópica que usa cambios abruptos del oxígeno, estados de éxtasis, con o sin fines religiosos, se llega a un tipo de estado de conciencia donde los contenidos pueden modificar la relación que uno tiene con uno mismo. Con los demás, incluso pueden cambiar tus creencias”, proyecta el experto en neurociencia.

Entonces, se pregunta Bekinschtein ¿somos nuestros contenidos de conciencia? “Gracias a que estamos empezando a estudiar científicamente y con las herramientas modernas, los contenidos de la conciencia, es que volvemos a acercarnos a entender quiénes somos, pero de una perspectiva distinta, que incorpora la evidencia y aspectos medibles y objetivos de quiénes somos. Con ello se viene un mayor conocimiento de uno mismo y grandes posibilidades de mejorar la salud mental y favorecer el potencial humano de cada persona y de la sociedad. Estamos entrando en el futuro donde aprendemos a conocernos a nosotros mismos con nuevas herramientas científicas”, complejiza el investigador.

Bekinschtein fue el encargado de abrir el ciclo de charlas de esta nueva edición de Congreso Futuro, bajo el lema “¿Qué humanidad queremos ser?”. Más de 120 expositores y expositoras pasarán por su escenario para entregar sus visiones sobre distintas ramas del conocimiento. Desde temas sobre salud, neurociencia, medioambiente, inteligencia artificial y filosofía, entre otras.