Escuelas rurales y problemas para acceder a la educación online: la importancia de lograr soluciones reales
En el marco de la pandemia por Covid-19, muchos estudiantes de escuelas rurales no pudieron tener continuidad en sus clases, debido a que la modalidad online no era factible para ellos ante la falta de internet para poder conectarse, lo que deja en evidencia la brecha digital existente en el país.
De acuerdo a un reporte publicado por Unesco, más de 160 millones de estudiantes de América Latina y El Caribe (LAC) no pudieron asistir a la escuela, por el coronavirus. Chile no escapa a esta lamentable realidad que en 2021 significó que muchos alumnos permanecieran en sus hogares sin poder cumplir su derecho a educarse, lo que además derivó en reducción de su vida social y problemas emocionales al deber permanecer encerrados en sus casas.
Reducir esta brecha resulta fundamental y debe ser considerada como tarea prioritaria por los distintos gobiernos y entidades involucradas en esta materia. Hoy, en medio de una crisis sanitaria, donde la incertidumbre reina ante la aparición de nuevas cepas del virus y no es posible descartar eventuales nuevos confinamientos, el tema está más vigente que nunca.
La tecnología es un elemento nivelador que puede generar mayor equidad, y que las comunidades rurales pueden y deben recibir, aunque se ubiquen un peldaño más abajo por temas de conectividad e infraestructura.
Podemos llevar a cabo iniciativas concretas para apoyarlas y no quedarnos solo con las imágenes de niños haciendo tareas en el techo de su casa por problemas de señal. Por ello, la palabra ‘accionar’ debe tener un significado importante en cuanto a hacerse cargo del tema y ofrecer una solución real.
A modo de ejemplo, en Fundación Apptitudes decidimos hacernos cargo, entregando gratuitamente nuestro software MIDE a escuelas rurales ubicadas en distintas zonas del país, el cual facilita las clases online sin necesidad de Internet permanente. Facilita la continuidad del proceso educativo de las escuelas al permitir que sus estudiantes trabajen en guías, ensayos y evaluaciones sin usar Internet de manera prolongada. Solo requieren conectarse mínimamente, por ejemplo, una vez por semana, para que el material de trabajo se actualice y descarguen los documentos de estudio; luego de eso, pueden trabajar offline.
Así como los actores que trabajan en el mundo de la tecnología pueden contribuir a obtener mejoras en este tema, también es importante generar avances integrales en materia de políticas públicas.
La educación digital debe ser clave hoy en día, tanto para los futuros docentes como para los alumnos, y en el caso de los profesores senior, que no aprendieron en su momento estas herramientas, deben contar con el apoyo necesario para manejarse bien con ellas.
En lo que respecta a las zonas más vulnerables y alejadas del país, es clave que reciban el apoyo necesario para contar con niveles adecuados de internet y que sus estudiantes puedan acceder a dispositivos que les permitan conectarse de manera online a sus actividades, en caso de requerirlo.
Si bien, el gobierno ha indicado que en 2022 las clases serán presenciales -y es deseable que así sea-, la última palabra estará dada por cómo evolucione el Covid-19 en el país, por lo que debemos estar preparados para cualquier escenario.
*Director Fundación Apptitudes