Desigualdad: Mujeres que nacen en el poniente de Santiago viven hasta 18 años menos que las que nacen al oriente
Por primera vez, estudio compara esperanza de vida al nacer y estado socioeconómico en seis ciudades de Latinoamérica. Mujeres chilenas son las que tienen la mayor brecha .
Latinoamérica es uno de los lugares con mayor desigualdad del mundo. Pero que Santiago sea una de las ciudades más desiguales en cuanto a esperanza de vida, sí llamó la atención de un grupo de investigadores.
Por primera vez científicos compararon la esperanza de vida al nacer de hombres y mujeres en seis grandes ciudades latinoamericanas: Buenos Aires (Argentina), Belo Horizonte (Brasil), Santiago (Chile), San José (Costa Rica), Ciudad de México (México) y Ciudad de Panamá (Panamá). Además, consideraron el estado socioeconómico en el nivel de la unidad suburbana (comuna en el caso de Santiago), utilizando la educación como un indicador del estado socioeconómico.
Sumados los habitantes de estas ciudades, más de 50 millones de personas fueron parte del estudio.
¿El resultado? Una mujer que nace en una comuna del área poniente de Santiago o una comuna menos favorecida tiene una esperanza de vida de hasta 18 años menos que otra mujer que nace en la zona oriente o en una comuna más pudiente. De todas las ciudades, analizadas, Santiago es la que tiene la brecha más extrema para las mujeres.
En el caso de los hombres que nacen en Santiago, la diferencia puede llegar a los 9 años.
Las personas que nacen en Ciudad de Panamá, tienen una diferencia de hasta 15 años para hombres y mujeres; en Ciudad de México diferencias de 11 años para los hombres y 9 entre las mujeres, en Buenos Aires y en Belo Horizonte de 4 años para los hombres y seis para las mujeres, y en San José de Costa Rica cuatro años entre los hombres y tres entre las mujeres.
El epidemiólogo español, investigador de la Universidad de Drexel y autor principal del estudio publicado en The Lancet, Usama Bilal, reconoció a Qué Pasa estar soprendido con los resultados. "Esperábamos que existiesen brechas amplias en Santiago, dados los niveles de desigualdad generales en Chile. De todas formas, que este nivel fuera tan amplio (9 años en hombres y 18 en mujeres) fue una sorpresa y creemos que es un resultado importante que compartir con la ciudadanía", señaló.
"Ahora mismo en Santiago hay protestas y en el mismo centro de esas protestas está la desigualdad social. Nosotros damos datos a la gente para que puedan probar que es real, que existe. Y que sea la sociedad la que responda si esta desigualdad es socialmente aceptable", aseguró Bilal al diario El País (España).
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Protestas en el centro de Santiago. Foto: Agencia Uno[/caption]
"El estudio pretende medir la magnitud de las desigualdades en salud determinar e identificar algunas cuestiones urbanas que puedan explicarlas. Trabajamos principalmente en el marco de los determinantes sociales de la salud. Este marco nos dice que la salud está fuertemente determinada por las condiciones de crecimiento, desarrollo, vida, trabajo y envejecimiento", señala Alejandra Vives, académica del Departamento de Salud Pública de la Universidad Católica y una de las investigadoras que participó en esta investigación.
Desigualdad en el mapa
En cada uno de los mapas se puede ver claramente los sectores de la ciudad en los que la personas tienen mayor y menor esperanza de vida, según se trate de barrios pobres o más acomodados. En los sectores más pobres, la esperanza de vida es menor, mientras que en los sectores más ricos, aumenta la cantidad de años que en promedio puede llegar a vivir una persona. "El nivel socioeconómico más alto del área se asoció con una mayor esperanza de vida, especialmente en Santiago", dice la investigación.
"En la segregación territorial en Santiago, tenemos un cono de alta renta en la zona nororiente y luego algunas zonas de alta acumulación de pobreza. Estamos viendo importantes diferencias materiales y urbanas en las condiciones de vida, tanto de las familias mismas como de los entornos en los que viven", indica Vives.
Esta es una demostración de que la esperanza de vida de una ciudad no es aleatoria sino que está determinada por la segregación espacial. Cuando la diferencia de años es menor es probable que se deba a que hay menor segregación y zonas con mayor heterogeneidad.
En el caso de Santiago, los sectores en los que el nivel de población más pobre se concentra en la zona poniente de la capital y hacia la periferia.
"Las familias con altos ingresos se concentran en comunas que también son de altos ingresos y son capaces de brindar una serie de servicios, infraestructura, beneficios, seguridad (entre otros) a los vecinos, mientras que muchas comunas en las que se concentran familias de bajos ingresos, son comunas que no tienen los recursos para ofrecer lo mismo. Y la evidencia científica muestra que quienes viven en barrios más desfavorecidos tienen peor salud", insiste la investigadora de la UC.
En Ciudad de Panamá, la esperanza de vida al nacer aumentaba de este a oeste, mientras en en Ciudad de México, crecía de note a sur. En Buenos Aires, al igual que en Santiago, se da una división centro-periferia y en San José, la parte central de la ciudad tenía la esperanza de vida más baja. Para Belo Horizonte la parte central de la ciudad tenía la esperanza de vida más alta.
"Estos resultados también podrían usarse como herramientas de defensa de la incidencia política para llevar la justicia social a las ciudades de América Latina", dicen los investigadores al inal del documento.
Mejores políticas
La investigadora explica que las comunas con menos recursos, son también comunas con menos infraestructura en general, con condiciones materiales de vida menos favorables, menos espacios verdes, oportunidades laborales, educacionales, menor seguridad y por supuesto, menos salud. "Hay ciertas comunidades en las que se acumulan condiciones desfavorables, mientras que en otras se concentran condiciones favorables a la calidad de vida y a la salud. Se trata de desventajas en múltiples aspectos, desde, por ejemplo, el ambiente alimentario, hasta la posibilidad de tener voz para influir en las políticas públicas. Y la salud de las personas es el reflejo final de todo aquello", advierte Vives.
Conocer las diferencias que hay entre las mismas ciudades es un primer paso para crear políticas que puedan ayudar a disminuir estas brechas.
Para terminar con estas diferencias, dice el investigador español hay dos pasos fundamentales. "Lo primero es que la ciudadanía sea consciente de estas brechas, para que puedan valorarlas y reclamar soluciones y segundo, diseñar e implementar medidas para romper estas brechas", indicó.
Respecto a este tipo de medidas, Bilal dijo que estásn incluyen políticas redistributivas que disminuyan las desigualdades por ingresos, políticas de protección social (desempleo, acceso a salud universal, acceso a educación), o mejoras en el sistema sanitario para que actue como reductor de las desigualdades.
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