Esta es la realidad del toromiro en Chile, el árbol “extinto” que sobrevivió al incendio del Jardín Botánico
El Jardín Botánico de Viña del Mar es uno de los principales refugios de toromiro en el mundo, y sorprendentemente, es de las pocas especies que sobrevivieron al desolador incendio forestal que afectó a este espacio. Este árbol endémico de Rapa Nui está declarado extinto en la naturaleza, y por años ha sido prácticamente imposible reintroducirlo a la isla.
En un triste balance, se estima que el incendio del Jardín Botánico Nacional en Viña del Mar afectó a más de 1.300 especies nacionales y exóticas que eran conservadas en el parque. “Se quemó más del 90%, creo que quedan como dos hectáreas que se salvaron, de las 400 que tiene el parque”, declaró su director Alejandro Peirano en redes sociales tras la catástrofe.
Sorprendentemente, los brotes de un árbol milenario de Rapa Nui se salvaron de las llamas. Se trata del toromiro, el único árbol completamente endémico de la isla, cuya madera fue utilizada durante siglos por la cultura local para realizar tallados de estatuillas ceremoniales, como los famosos moái Kava-Kava.
Esta es la realidad del toromiro en Chile, el árbol “extinto” que sobrevivió al incendio del Jardín Botánico
Si bien durante la jornada de ayer se sospechó que todos los ejemplares del Jardín Botánico se habían quemado, la propia Fundación Jardín Botánico Nacional, a cargo del lugar, señaló que algunos de éstos aún se encuentran a salvo.
Estos brotes de la imagen subida a la cuenta de Instagram del recinto son frutos de un complejo Plan Nacional de Conservación del Toromiro, que lleva ejecutándose desde 2011. Esta especie fue declarada extinta en 1960 por la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (IUCN), y desde entonces se han realizado una serie de medidas para evitar un nuevo proceso de “extinción”.
Esta es la realidad del toromiro en Chile: historia de supervivencia
En los años 50, el ingeniero agrónomo Efraín Voloksky, advirtió sobre la posible pérdida de la especie, debido principalmente a la tala indiscriminada y a los cambios de las condiciones climáticas en la isla. Además, la llegada de las especies invasoras integradas por parte de los colonizadores, mermaron drásticamente la población de toromiros.
En 1960, año en que esta especie fue declarada extinta, fue derribado el último árbol de la especie en toda la isla. Se cree que fue vendido a algún coleccionista o museo, según los rumores locales, ya que no fue usado con los fines espirituales o de artesanía que los nativos le daban. Este último ejemplar estaba ubicado en el volcán Rano-Kao, lugar del que afortunadamente fueron rescatadas algunas de las semillas que sirvieron para “volver a la vida” a la especie.
Esta semillas han tratado de ser conservadas tanto en la isla como fuera de ella, con contados casos de éxito. “El primer registro de esta especie en cultivo data entre 1919 y 1920, en el Jardín Botánico de Gotemburgo, Suecia. Esta cepa no sobrevivió”, se narra en el Plan de Conservación. Este fue el primero de muchos intentos fallidos, que se realizaron tanto en algunos de los más avanzados jardines de Europa, Australia y Estados Unidos, y también en Chile.
En la actualidad, de acuerdo a la IUCN, este árbol se encuentra en estado de extinto en la naturaleza. Esto quiere decir que solo se encuentran ejemplares en ambientes controlados, como lo es la reserva en el Jardín Botánico, donde se calcula que existen cerca de 150 ejemplares, entre plantas adultas y brotes. Esta institución ha liderado la conservación de la especie en el territorio nacional hace más de 60 años, según CONAF.
Toromiros nacionales: esta es la realidad del toromiro en Chile
De acuerdo al experto en botánica de la Universidad Católica de Valparaíso, Cristian Atala, el rol de este espacio de conservación en este sentido ha sido fundamental, ya que desde ahí se han enviado una serie de brotes y semillas para su conservación en otros lugares de Chile y el mundo.
En territorio nacional, se encuentran algunos ejemplares en la Reserva Nacional del Lago Peñuelas, otro espacio de la región de Valparaíso que se ha visto amenazado por incendios. De un total de 1.000 ejemplares en un inicio del Plan de Conservación, en 2021 se registró menos de un 20% con vida, debido a que no todos lograron adaptarse a su entorno.
Otro punto en el que se está tratando de conservar y propagar esta especie es en el vivero Bosques del Sur, parte del Centro Experimental Forestal de la Universidad Austral (UACH), donde solo cuentan con un ejemplar adulto. De este fueron extraídos un total de 200 germinantes con la intención de luego enviarlos a Isla de Pascua.
Sin embargo, a un año y medio del comienzo de esta operación, la bióloga Maritza Obando comenta para Qué Pasa que los resultados no han sido buenos. Pese al trabajo de fertilización, riego y control de plagas, la reproducción de la especie no se ha conseguido con éxito.
Por último, el vivero Mataveri Otai en Rapa Nui cuenta con 20 plantas aún juveniles de toromiro. De acuerdo a datos de Conaf, este sería el único sitio en la isla donde se pueden encontrar ejemplares de esta especie. Se espera que estos brotes puedan integrarse en el futuro en la naturaleza de la isla, pero aún se encuentran en un ambiente estrictamente controlado para garantizar su supervivencia.
Problemas de conservación: el árbol “extinto” que sobrevivió al incendio del Jardín Botánico
Atala, explica que la propagación del toromiro y su reinserción a su tierra natal ha sido difícil debido a múltiples motivos. Las condiciones climáticas, explica, ya no son las mismas en la isla, por lo que es muy difícil que el árbol se adapte a las condiciones de sus antepasados. Además, las especies invasoras de la flora de la isla han llevado a que las condiciones del suelo sean casi completamente distintas.
Sin embargo, de acuerdo al académico, el problema principal para la reproducción de esta especie es la poca variabilidad genética. Al haber sido propagadas las semillas de un mismo ejemplar en los años 60, los genes de las plantas actuales tienen similitudes y enfermedades que son difíciles de evitar en el momento de la reproducción. “Ocurre algo similar a la endogamia”, señala Atala.
Por ello, en la Universidad Austral se han intentado realizar injertos de especies similares para obtener semillas, pero sin mayores casos beneficiosos, cuenta la académica Maritza Obando.
Esto se suma a que las semillas de esta especie son complejas de germinar, según el académico de la PUCV. El género Sophoras pertenece a la familia de las fabáceas, mismas que las legumbres, por lo que los cuidados que deben tener antes de brotar, sostiene.
”Es casi un milagro”: esta es la realidad del toromiro en Chile
Al cierre de esta nota, el Jardín Botánico no ha confirmado cuántos ejemplares exactos de toromiro fueron quemados ni cuantos sobrevivieron. No obstante, los expertos concuerdan en que debido a su difícil propagación y conservación, que al menos algunos brotes su supervivencia al incendio “es casi un milagro”.
De acuerdo a Claudio Azat, director del Centro de Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello, la pérdida del Jardín Botánico no solo pone en riesgo la sobrevivencia del único árbol endémico de Rapa Nui, sino también de las demás especies que se conservaban ex-situ en este lugar.
“Los jardines botánicos son equivalentes a los zoológicos, y son una herramienta clave para salvaguardar la variabilidad genética de muchas especies. Este jardín no solo tenía esta especie de Rapa Nui, también de la Isla de Juan Fernández, de la Selva Valdiviana, entre otros”, explica Azat para Qué Pasa.
Además, Azat destaca la labor educativa que ha cumplido el Jardín Botánico: “Cuando las ciudades siguen creciendo, y la población se conserva en las grandes ciudades, se hace cada vez más difíciles la educación ambiental, y eso es tremendamente importante con el cambio climático y la pérdida de especies”.
En el mismo sentido, Cristian Atala hace énfasis en que “es importante para la conservación que haya una apreciación pública de una especie”.
Desde la UACH se ha seguido trabajando en la propagación del Toromiro, y además, Obando comenta que hay una serie de especies que fueron recibidas por parte del Jardín Botánico y que están siendo conservadas para ser reingresadas al Jardín Botánico de Viña del Mar en unos años.
Se trata de ejemplares de litre, boldo, palma chilena, naranjillo, lilén, molle y espino, que podrían volver a ser plantadas al Jardín una vez que sea rehabilitado. “No sabemos cuando ocurra, porque el panorama en este momento es complejo, pero esperamos que así sea”, comenta Obando, entregando una luz de esperanza tras la tragedia.
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