En la última década, los incendios forestales en Chile han consumido cerca de 1,7 millones de hectáreas.
Esta cifra triplica la cantidad de territorio destruido por estos desastres durante la década anterior, es decir, antes de 2014. Tristemente, un estudio publicado en Scientific Reports, de la editorial Nature, por el climatólogo Raúl Cordero de la Universidad de Santiago (Usach) y un grupo de especialistas de distintas universidades de Estados Unidos, revela que Chile es un país muy vulnerable a sufrir estos desastres.
“Están todos los ingredientes”: El estudio que alertó del riesgo del megaincendio que golpea Valparaíso
En el estudio, los expertos evidencian una serie de características propias del país que llevan a esta conclusión. En una exhaustiva revisión de datos y análisis de incendios forestales ocurridos en el pasado, con énfasis en los megaincendios registrados en los veranos del año 2017 y 2023, los científicos alertan sobre dos factores principales que explican por qué Chile tiene una alta de probabilidad de ser testigo de un desastre con estas magnitudes durante este verano.
La investigación no se refiere cualquier tipo de incendio, que según estadísticas de la Conaf, suelen ser más de 6.000 en un año promedio. De este total, sólo el 1% se transforma en megaincendio, que de acuerdo al mismo organismo, ocurre una vez que se consumen más de 200 hectáreas.
Los investigadores revelan que las condiciones meteorológicas de estos dos grandes periodos de incendios fueron muy similares a las que se han visto en los incendios de California, Estados Unidos, y se repiten este verano de 2024. “Los resultados no son sorpresivos, pero son muy contingentes”, explica el climatólogo, ya que “desafortunadamente, las probabilidades de tener megaincendios en lo que resta de la temporada no son bajas”.
Primer factor: El Niño
El fenómeno de El Niño fue el responsable de las intensas lluvias sufridas en 2023, pero también explica en parte las altas temperaturas que estamos presenciando en este verano. Estas condiciones climáticas se producen de manera natural debido a las variaciones climatológicas de la Tierra, y hace que los veranos sean más cálidos.
La ola de calor que afecta la zona centro y centro-sur es otro gran factor que potencia la probabilidad de probabilidad de sufrir estos grandes incendios forestales. Este fenómeno estuvo presente en las temporadas de graves incendios ocurridas en 2017 y 2023, a diferencia de cuando estuvo presente La Niña, que trae veranos más fríos, y en la que se registraron incendios de menor magnitud.
“Un cambio de sólo unos pocos grados en el Pacífico Tropical puede marcar la diferencia entre una temporada de incendios forestales relativamente leve y una catástrofe generalizada”, se explica en el estudio. Aunque El Niño “ya está remitiendo, su persistencia mantendrá alto el riesgo de tener grandes incendios en lo que resta del verano de 2024″, advierte Cordero.
Segundo factor: cambio climático
La frecuencia y la intensidad de las olas de calor siguen en aumento, revelan los estudios. Febrero de 2023 fue el mes más cálido registrado alguna vez en la zona central del país, y esto favoreció una seguidilla de graves incendios en la zona. De hecho, la ciudad de Chillán marcó el récord de la temperatura más alta alguna vez registrada en Chile, con 41,3°C el 3 de febrero de ese año.
Estos elevados registros y las grandes sequías son atribuibles al cambio climático, de acuerdo al estudio, y cada vez son más frecuentes. Según Cordero, los incendios tienen graves impactos ambientales, económicos y sociales en sí, pero en los últimos años tuvieron efectos devastadores al ocurrir en combinación con una sequía severa.
“Chile se encuentra en medio de una megasequía, la más larga en al menos 1.000 años, que ha reducido los embalses y ha provocado tensiones y malestar social por el agua”, se advierte en la investigación. El caso de nuestro país no se trata de una situación aislada, puesto que estos tristes records de destrucción debido al fuego también se están sobrepasando en paises como Australia, con 5,8 millones de hectáreas quemadas sólo en el verano anterior.
Las 4 regiones más vulnerables
Esta investigación contempló los registros de incendios en un total de 8 regiones de Chile, entre Coquimbo y La Araucanía, incluyendo la Región Metropolitana. En estas zonas se produce un 90% de los incendios que afectan al país en un año promedio.
Las regiones de El Maule, Ñuble, Bío Bío y la Araucanía son las cuatro regiones que de acuerdo a la investigación tienen una mayor probabilidad de sufrir un megaincendio en esta temporada, debido a que han sido las más afectadas por estos desastres entre 2014 y 2023. En estas regiones se ha registrado un aumento de más del 300% de las hectáreas quemadas, siendo la Región del Maule la más afectada, con un aumento del 707% respecto de un periodo posterior al 2010.
En este estudio, además, se integró la importante presencia de los vientos tradicionalmente conocidos como “raco”, “puche” o “puelche”, de acuerdo a la zona. Según al climatólogo, la presencia de estas corrientes es “extraordinariamente relevante”, y se conocen desde tiempos de la colonia. “Son análogos a vientos que avivan los incendios en California y que allá reciben el nombre de Santa Ana o Diablo”, explica Cordero. Esto sería un factor clave para que los incendios se propaguen con facilidad y se transformen en megaincendios, coincidiendo con la creencia popular.
Otro factor presente que hace que los incendios se concentren en esta zona, de acuerdo a los científicos, es que estas cuatro regiones “están densamente pobladas de árboles vulnerables al fuego”. Esto en referencia a las plantaciones de eucalipto y similares, especies introducidas cuya madera es altamente inflamable respecto del bosque nativo.
¿Qué hacer?
Todos los ingredientes para sufrir megaincendios están aquí, alerta el académico Usach. “Chile tiene excelentes pronósticos de corto plazo que permiten anticipar con varios días condiciones meteorológicas favorables para la propagación del fuego, pero todavía podemos avanzar en mejorar nuestros pronósticos estacionales”, alerta Cordero. Es decir, es importante poner atención en una temporada completa con mayores probabilidades de incendios.
Estos pronósticos pueden ayudar a concentrar los recursos en prevención y mitigación de incendios, en años como los que vivimos en estos momentos, con una latente influencia de El Niño en las temperaturas. “Nuestros pronósticos estacionales para la temporada de incendio deben considerar la proyección estacional de la temperatura superficial del pacífico tropical en esa zona”, explica el climatólogo.