Un reciente estudio del Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián analizó detalladamente la situación en cuanto a precipitaciones y acumulación de agua, estableciendo que el ingreso de frentes más activos al continente produce un cierto optimismo pluviométrico para la primavera.
El documenta indica que el presente fenómeno de El Niño, a diferencias del de los años 80, ha desplazado su efecto desde la Región Metropolitana al sur, extendiendo su efecto tan al sur como Aysén, donde se ha acumulado un excedente de precipitaciones.
Es prematuro señalar, añade, que esto marcaría una tendencia a futuro, pero tampoco es descartable que ello sea una respuesta al desplazamiento general de los regímenes de lluvia, lo que dejaría a Coquimbo fuera del espectro de acción de El Niño.
La investigación sostiene que existe una posibilidad de 70% de que la caída anual de agua se acerque a valores normales, lo que no se veía desde hace 14 años, lo que significa un alivio a la sequía, por ejemplo, para la agricultura, pero presagia una temporada difícil para los incendios forestales, por cuanto habrá mucho combustible seco hacia el inicio del verano.
“Que las lluvias se aproximen a lo normal, e incluso exceder, en algunas zonas del país, trae indudablemente un gran alivio a la sequía, por cuanto repone mucha de la humedad perdida en las napas, en los cuerpos de agua e incluso en los suelos, en el caso de los ecosistemas que se recargan de humedad, ya que tienen un alivio, así como también en la capa de nieve”, señala Fernando Santibáñez, bioclimatólogo y académico de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la Universidad San Sebastián.
“Este año esperamos terminar con mejores reservas de nieve, que puedan asegurar caudales bastante más estables en el verano. Por lo tanto, la importancia es para la temporada que viene, no sabemos lo que pasará en los años futuros. Pudiera ser que este año marcado por el fenómeno de El Niño, trajera un cambio en la tendencia, y que estuviéramos saliendo de un ciclo seco e ingresando a uno menos seco (por no decir lluvioso), que en la actualidad están durando como 20 años más o menos, 20 años secos, 20 años menos secos, y así se van alternando. Ojalá fuera así, ya que podríamos tener un período más o menos largo de condición bastante más favorable”, agrega.
En la zona norte, desde Arica hasta Valparaíso, la situación de los embalses es crítica, señala el estudio. Situación diferente hacia el sur, donde se aprecian porcentajes de llenado mucho mayores a los históricos. Desde la región Metropolitana hacia el sur, se aprecian porcentajes de llenado mucho mayores a los históricos, encontrando varios embalses sobre un 90% de llenado.
Añade que se ve una nula acumulación de nieve para Elqui y Limarí, lo que anticipa un verano muy complejo; mientras que de Choapa al sur se ven acumulaciones de nieve menores al promedio histórico, debido a las lluvias con isoterma alta.
Estudio determina las ciudades donde se ha desplazado el Fenómeno de El Niño
En el último mes se ha producido una mayor actividad frontogénica en el océano Pacifico, junto con un alejamiento del anticiclón desde las costas chilenas (lo que era esperable por la presencia de El Niño). Esta conjunción de fenómenos está posibilitando el ingreso de frentes más activos al continente, lo que alberga un cierto optimismo pluviométrico para la primavera.
Santibáñez indica que El Niño seguirá confirmando “lo que venimos afirmando hace bastante tiempo, y es que, los regímenes de precipitaciones se van desplazando hacia el sur. De alguna manera, la aridez del Desierto de Atacama se mueve hacia esa zona, y eso incluye la zona donde El Niño genera cada ciertos años precipitaciones. Es una teoría, no confirmada aún, pero podría ser una consecuencia del calentamiento global”.
La acumulación de nieve en la cordillera se mide en nueve cuencas de Chile, usando el indicador “Equivalente en agua de la nieve”, para poder comparar de mejor manera los datos. La nula acumulación en varios puntos del país, se relaciona con la mayor cantidad de precipitación liquida que ha recibido, producto de lluvias con isoterma alta, que desfavorecen la acumulación de nieve.
El Niño y el cambio climático favorecen inviernos más lluviosos
En mayo de 2018 la histórica laguna de Aculeo, al sur de Santiago se quedaba sin agua, transformándose en el ícono más representativo de la megasequía que golpea la zona central del país.
Cinco años más tarde, la laguna recuperó parte de su espejo de agua, transformándose nuevamente en el rostro más visible de las intensas lluvias que cayeron en la última semana en la zona centro sur del país.
Una saga de temporales dejó a Santiago muy cerca de vivir un año normal en términos de precipitaciones. Según cifras de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), la capital acumula a la fecha 188,6 mm de agua caída durante lo que va del invierno, y 201 mm si se considera el acumulado anual. Estas cifras posicionan a este invierno como el más lluvioso desde 2009, fecha en la que justamente se considera que comenzó la megasequía.
Además, sin de aquí al fin del invierno Santiago logra superar los 16 mm de agua caída, el invierno de 2023 se transformará en el más lluvioso de los últimos 17 años y en uno de los cinco más lluviosos en lo que va del siglo.
Pero las cifras del temporal fueron un poco menos benevolentes en la zona centro sur. El intenso sistema frontal que afectó a la zona central dejó al 90% de la comuna de Santa Cruz, en la Región de O’Higgins, bajo el agua, fenómeno que generó importantes desbordes de ríos, lagunas y cursos de agua en el país.
La proyección es que las precipitaciones continúen en los próximos meses, anticipándose una primavera lluviosa debido al fenómeno de El Niño.