El estrés y la depresión han resonado más desde el comienzo de la pandemia debido al gran aumento de casos que ha existido en el mundo, y ya son variados los estudios que han analizado las consecuencias que dejó la crisis sanitaria mundial y que advierten de las secuelas que tendrán principalmente en poblaciones de niños, niñas y jóvenes, seguido de los adultos mayores.
Gracias a una la alianza entre el Centro de Estudios Longitudinales (CEEL UC) de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Asociación Chilena de Seguridad ACHS, que surgió apenas inició la pandemia para poder medir de manera continua la evolución de la salud mental en el país con un instrumento riguroso, se realizó la octava ronda de la encuesta: Termómetro de la Salud Mental en Chile.
A partir de una muestra representativa de la población nacional, el documento evalúa y reporta de manera periódica la situación de salud mental en el país, además de medir su evolución en el tiempo y profundizar en los factores asociados que generan los cambios.
Resultados que fueron presentados este miércoles 31 de enero, a cargo de sus investigadores, David Bravo, economista y director del CEEL UC, Antonia Errázuriz, del Departamento de Psiquiatría, Escuela Medicina UC, Paulina Calfucoy (Achs) y Daniela Campos, psicóloga, Jefa Técnica de Riesgos Psicosociales de Achs, trabajo que considera variables como trabajo, apoyo social, soledad, ánimo, alcohol, ansiedad e insomnio, entre otros.
En su última entrega, dentro de los resultados que más se destacan son aquellos sobre el Acceso a servicios de salud mental es la brecha que existe entre mujeres y hombres en cuanto a la consulta a profesionales de salud mental.
Las mujeres muestran una proporción significativamente mayor de consultas, ya sea a lo largo de la vida o en los últimos 12 meses. La proporción actualmente en tratamiento también es considerablemente más alta en mujeres, “esto sugiere una diferencia notoria en la búsqueda y utilización de servicios de salud mental entre los géneros”, señala Campos.
Otro resultado que llama la atención, es la falta de financiamiento como el principal obstáculo para no buscar ayuda profesional, lo que fue mencionado por casi la mitad de las personas (44,9%) que sintieron la necesidad de consultar, pero no lo hicieron.
Otros obstáculos para no buscar ayuda es que:
- No pudo conseguir una cita/hora (27,8%).
- Quería enfrentar problema solo (15,9%)
- Falta de cobertura en plan de salud (31,4%)
- Pensó que iba a tomar mucho tiempo (25%)
Esto, sumado a la respuesta relacionada a la falta de cobertura en el plan de salud, “pone de manifiesto un problema sistémico en el acceso a la salud mental en Chile, donde las barreras económicas son una limitación significativa” enfatiza la psicóloga Achs.
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De acuerdo a los resultados, la mayor proporción de consultas de mujeres que actualmente están en tratamiento de salud mental (11,2% de mujeres versus 4,7% de hombres), así como proporción de mujeres que han consultado a un profesional de salud mental en los últimos 12 meses (20,1% versus 11,9% de hombres) muestra la gran brecha que se produce entre ambas poblaciones, y que de acuerdo a Campos, esta realidad podría estar relacionada con varios factores.
- Uno de ellos podría ser una mayor conciencia y aceptación social en las mujeres sobre la importancia de abordar los problemas de salud mental.
- Los factores culturales también podrían influir, ya que las mujeres a menudo son socializadas para expresar emociones y buscar apoyo. “Es importante considerar también que los problemas de salud mental pueden presentarse de manera diferente en hombres y mujeres, y las mujeres podrían ser más propensas a reconocer y abordar estos problemas” señala la especialista.
- Además, la prevalencia de ciertos trastornos mentales puede ser más alta en mujeres, lo que aumentaría la probabilidad de búsqueda de ayuda.
Otro punto a destacar en los resultados, está relacionada con el profesional de la salud que la población ha elegido durante los últimos 12 meses. Las preferencias muestran que:
- En primer lugar se ubican los psicólogos (49,7%).
- En segundo lugar los psiquiatras (33%).
Campos menciona que en general, los psicólogos pueden ser percibidos como profesionales que se centran en la terapia y el apoyo emocional, mientras que los psiquiatras a menudo están asociados con la prescripción de medicamentos, “esta preferencia podría reflejar la preferencia de las personas por enfoques terapéuticos no farmacológicos”.
Asimismo, las razones de no consulta, como la falta de financiamiento, podrían estar relacionadas con la elección de profesionales. Por ejemplo, se conoce que la consulta psiquiátrica es más costosa, “lo que podría desincentivar la búsqueda de este tipo de ayuda” añade la especialista.
Por último, las razones culturales y de estigma asociadas a la medicación pueden influir en la elección de la terapia sobre la farmacoterapia, así como la venta de psicofármacos en ferias libres y lugares informales en donde no solicitan receta.
Mejoras significativas en salud mental
El acceso a la salud mental, incluso para quienes tienen sospecha o son diagnosticados con alguna enfermedad o trastorno, sigue estando bajo el 50% de la población.
Sin embargo, las conclusiones muestran que de acuerdo a los datos recolectados en las últimas rondas del Termómetro de la Salud Mental, “existe un gran impacto positivo luego de haber recibido atención de salud mental para las personas” destaca David Bravo.
Un 62% de las personas que recibieron atención de salud mental en los últimos 12 meses indicó estar muy mal o bastante mal emocionalmente al inicio del tratamiento. Se puede apreciar que, actualmente esa proporción cayó a 8%, mientras que la proporción sobre sentirse bastante o muy bien emocionalmente, subió al 52%.
“Creo que los datos del Termómetro que hemos ido presentando ronda tras ronda son muy importantes para mostrar el impacto positivo que tiene sobre las personas la atención en salud mental” añade el director CEEL UC.
Sin embargo, “creo que la política pública de salud no ha tomado de manera sistemática estos resultados” para poder buscar soluciones a esta problemática. “Hay elementos de información y educación que son relevantes y que habríamos esperado que hubieran sido tomados en cuenta al haberse relevado la importancia de la salud mental con ocasión de la pandemia” enfatiza Bravo.
El equipo de investigadores continuará realizando mediciones en los próximos años, dos veces al año, sin descanso, porque “lo que no se mide no puede ser abordado por las políticas públicas ni tampoco puede ser transformado en metas”, ya que no han visto una respuesta a nivel de las autoridades tanto en el gobierno anterior como en el actual que, en términos concretos, les de alguna indicación de que están tomando en consideración estos resultados. “Tenemos aun expectativas que el actual Gobierno lo transforme en una política más visible fundada en evidencia como la que hemos ido recolectando” concluye Bravo.