Las enfermedades típicas del verano encuentran su origen en las características propias de esta temporada, donde el aumento sostenido de las temperaturas tiene un impacto directo en la salud.

“El calor continuo, incluso durante las noches, altera algunos procesos fisiológicos y facilita la aparición de enfermedades relacionadas con el calor”, explica la Dra. Romina Ulloa, médica general del Cesfam Mariquina, en la Región de Los Ríos.

A esto se suma el efecto del clima cálido. “Las altas temperaturas y la mayor exposición al sol aumentan el riesgo de quemaduras, mientras que el calor favorece la aparición de zancudos y arañas que suelen entrar en contacto con las personas”, señala el Dr. Luis Herrada, jefe de Urgencia de la Clínica Universidad de los Andes.

Estas condiciones hacen que el verano sea una época donde las medidas de prevención adquieren una relevancia crítica.

Estás son las enfermedades que nos podrían “atacar” este verano

De acuerdo a ambos médicos, las enfermedades más frecuentes en época estival y cómo se pueden prevenir, son:

1.Enfermedades gastrointestinales: Provocadas por la transmisión de bacterias en alimentos que pierden la cadena de frío debido a las altas temperaturas, estas afecciones son frecuentes en verano y suelen afectar principalmente a los niños, quienes tienen hábitos de higiene menos estrictos.

¿Cómo prevenir? Mantener una adecuada higiene alimentaria es primordial: lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 40 segundos, lavar frutas y verduras, y evitar comer en la calle o alimentos que hayan perdido la cadena de frío. “Siempre es importante preocuparse por la procedencia de los alimentos y mantener su conservación adecuada”, enfatiza el Dr. Herrada.

2.Picaduras de insectos, arañas y zancudos: El clima cálido favorece la aparición de insectos, cuyas picaduras pueden generar desde molestias leves hasta reacciones alérgicas graves, especialmente en niños que nunca han sido picados antes.

¿Cómo prevenirlas? La prevención incluye el uso de repelentes, ropa de colores neutros y mangas largas, especialmente en zonas con alta presencia de insectos, como áreas rurales o espacios al aire libre. “Estos hábitos son esenciales para reducir el contacto con insectos y evitar reacciones alérgicas”, detalla la Dra. Ulloa.

Imagen referencial.

3.Quemaduras solares: La exposición prolongada al sol sin protección adecuada puede causar quemaduras de distinta gravedad, siendo una de las consultas más comunes en esta temporada debido al alto índice de radiación UV.

La Dra. Ulloa comenta que es necesario asistir a un servicio de urgencia, si los síntomas son de gravedad, o sea que tengas ampollas en la piel, porque quiere decir que ha afectado más capaz de la piel, o si es que se presentan síntomas sistémicos como fiebre, vomito, o compromiso de consciencia como somnolencia, ya que son señales de una deshidratación severa que se requiere rehidratar por vía intravenosa.

¿Cómo prevenirlas? Para evitar las quemaduras solares, se recomienda no exponerse al sol entre las 11:00 y las 16:00 horas, utilizar bloqueador solar con un factor de protección mayor a 30, reaplicarlo durante el día, usar gorro y ropa protectora, además de mantenerse bien hidratado. “La clave está en evitar los horarios de mayor radiación y proteger la piel de manera constante”, explica Ulloa.

4.Insolación y shock por calor: El calor extremo y la falta de hidratación pueden derivar en insolaciones o incluso en shock por calor, un cuadro grave que puede comprometer la salud si no se toman precauciones como evitar el sol en horarios de alta radiación.

¿Cómo prevenir? Usar ropa blanca y holgada, gorros, anteojos, y protector solar, además de hidratarse adecuadamente, son medidas eficaces para evitar insolaciones y el shock por calor. “Evitar la exposición a altas temperaturas es clave para prevenir estos cuadros graves”, recomienda el Dr. Herrada.

5.Asfixias por inmersión en piscinas: La falta de supervisión adecuada en actividades recreativas aumenta los riesgos de asfixia en piscinas, siendo los niños las principales víctimas de estos accidentes.

¿Cómo prevenir? La supervisión constante de adultos es imprescindible para evitar accidentes en piscinas. “Nunca se debe dejar a los niños solos cerca de una piscina; la vigilancia es la mejor herramienta de prevención”, concluye el Dr. Herrada.

6.Otitis externa (otitis del nadador): La exposición prolongada al agua en piscinas puede causar inflamación del canal auditivo externo, una afección común en verano que puede evitarse con el adecuado secado de los oídos tras nadar. Esto ocurre porque el agua queda en los oídos y al quedar ahí dentro se genera humedad, lo que hace que el crecimiento de bacterias sea más fácil. Su principal síntoma son el dolor de oído o fiebre.

¿Cómo prevenir? Es fundamental limitar el tiempo en el agua, secar bien los oídos después de nadar y no introducir objetos en el canal auditivo. En casos recurrentes, se puede usar algodón en los oídos como protección externa. “La prevención es clave para evitar molestias y complicaciones mayores”, destaca la Dra. Ulloa.

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¿Es igual en la niñez y adultez?

Las enfermedades de verano no afectan a todos por igual, ya que ciertos grupos, como los niños pequeños y los adultos mayores, presentan mayor vulnerabilidad ante problemas específicos.

Según el jefe de Urgencia de la Clínica U. de los Andes, “los grupos de riesgo son los adultos mayores y niños pequeños, especialmente en casos de intoxicaciones gastrointestinales o enfermedades relacionadas con el calor”. Esto se debe a su mayor sensibilidad ante los cambios fisiológicos y ambientales de esta temporada.

En el caso de los niños, los problemas más frecuentes son las otitis externas, provocadas por la exposición prolongada al agua y las altas temperaturas y las infecciones gastrointestinales, debido a sus hábitos de higiene menos desarrollados y la tendencia a llevarse las manos a la boca. “Los niños pueden contagiar a otros en su entorno y, en algunos casos, presentar reacciones alérgicas severas por picaduras de insectos”, explica la Dra. Ulloa.

“En jardines infantiles o espacios con menor higiene, también es común que los niños pequeños sean más propensos a infecciones gastrointestinales”, detalla Ulloa. Esto hace fundamental reforzar medidas preventivas específicas según la edad y el entorno de cada persona.

Además, lesiones como quemaduras solares afectan tanto a adultos como a niños, aunque su impacto depende del nivel de protección utilizado.

Un verano más saludable

Para mantener una buena salud en verano, la Dra. Ulloa, comenta que es clave enfocarse en cinco pilares:

  • Alimentación: Consumir una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, semillas y frutos secos. Se recomienda al menos cinco porciones de frutas y verduras diarias, para obtener las vitaminas y nutrientes que se necesitan, así como beber más de 2 litros de agua al día para evitar la deshidratación.
  • Ejercicio físico: Realizar al menos 150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de actividad intensa a la semana, de acuerdo a la OMS, además si se tiene una vida mucho más sedentaria o se pasan muchas horas sentados en una oficina, por ejemplo, se recomienda incorporar movimiento durante el día, como subir escaleras.
  • Sueño: Dormir entre 6 y 9 horas diarias para garantizar un descanso reparador.
  • Manejo del estrés: Practicar actividades como meditación o ejercicio, y dedicar tiempo a la conexión personal.
  • Relaciones interpersonales positivas: Fomentar vínculos positivos con familia y amigos para mantener el bienestar emocional, darse espacio para conectar con la gente.

En verano, además de estos pilares, es importante protegerse del sol, especialmente en un país como Chile, donde lamentablemente la radiación UV es alta. Tomar sol temprano por la mañana, idealmente antes de las 10:00 am, usar bloqueador solar y protegerse adecuadamente ayudará a mantener una buena salud durante la época de verano y también todo el año.