Este es el cáncer más letal en mujeres: es 100% prevenible y no es el de mama

Este es el cáncer más letal en mujeres: es 100% prevenible y no es el de mama
Este es el cáncer más letal en mujeres: es 100% prevenible y no es el de mama

Es el cáncer más letal en mujeres y, a pesar de ser prevenible, sigue cobrando miles de vidas. Mientras la prevención avanza lentamente, un nuevo tratamiento promete revolucionar el panorama.


Cuando se piensa en el cáncer más letal que afecta a las mujeres, el cáncer de mama suele ser el primero que viene a la mente. Su alta visibilidad en campañas de concientización y prevención lo ha convertido en un tema familiar. Pero, sorprendentemente, no es el cáncer que proporcionalmente cobra más vidas. Existe otro, silencioso y prevenible, que continúa siendo una amenaza constante, especialmente en países como Chile, donde cada día mueren dos mujeres a causa de él.

El cáncer cervicouterino, a pesar de ser completamente prevenible, sigue siendo el cuarto tipo de cáncer más común entre las mujeres a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con simples medidas de prevención y diagnósticos tempranos, muchas vidas podrían salvarse. Pero, ¿por qué, en pleno siglo XXI, tantas mujeres siguen perdiendo la vida a causa de una enfermedad que podemos evitar?

Este es el cáncer más letal en mujeres: es 100% prevenible y no es el de mama

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el cáncer cervicouterino es una de las principales causas de mortalidad entre las mujeres, sobre todo en países de bajos ingresos, siendo además, uno de los diagnosticados con más frecuencia en las mujeres de América Latina y el Caribe.

Según la OMS, es el cuarto cáncer más común en mujeres a nivel mundial, con aproximadamente 660.000 casos nuevos y 350.000 muertes cada año, y el 99% de los casos está relacionada con infección por virus papiloma.

En Chile, el panorama no es diferente. La mortalidad por cáncer cervicouterino es elevada, y aunque existen avances en los tratamientos, el acceso a los servicios de salud sigue siendo limitado para muchas mujeres.

La Dra. Carolina Ibáñez, académica de la Universidad Católica e investigadora del Centro para la Prevención y el Control del Cáncer (CECAN), un centro FONDAP que tiene como misión cambiar la historia del cáncer en Chile, señala que el principal problema radica en la falta de conciencia y educación sobre el autocuidado.

“La falta de educación al respecto y la creencia por algunas personas de que esta enfermedad es curable siempre le quita importancia al chequeo y autocuidado”, afirma la doctora, señalando también que la pandemia del COVID-19 agravó la situación al reducir los chequeos preventivos y retrasar diagnósticos tempranos.

A nivel global, la incidencia del cáncer de cuello uterino está fuertemente vinculada a la pobreza y a la falta de acceso a servicios de salud, educación y recursos preventivos. La OPS destaca que en 2020 en las Américas, la incidencia de cáncer de cuello uterino en mujeres de 20 a 85 años fue de 74.800 nuevos casos/año, y se estima que esta cifra aumentará a 87.400 nuevos casos para el año 2030. Esto corresponde a una tasa estimada de incidencia estandarizada por edad en América Latina, el Caribe y América del Norte de 11,3 cada 100.000 habitantes.

A pesar de la alta prevalencia del cáncer cervicouterino, la buena noticia es que es 100% prevenible. La clave está en la educación, la vacunación contra el VPH y el tamizaje temprano. Según las recomendaciones de la OPS, se debe lograr una cobertura de vacunación contra el VPH del 90% para niñas antes de los 15 años y un tamizaje del 70% para mujeres entre los 35 y 45 años.

Chile ha logrado avances significativos en la vacunación contra el VPH, incorporando la vacuna en 2014 para niñas de 4° básico, sumándose una segunda dosis a partir del 2015 para las niñas que cursan 5º básico, y, a partir de 2019, también para niños, señala la doctora. Sin embargo, persisten grandes desafíos para alcanzar una cobertura masiva. Según Ibáñez, la vacunación contra el HPV está disponible, pero aún se necesita mejorar el acceso y la educación sobre su importancia.

“Uno de los ejemplos del impacto de la vacuna lo publicaron los australianos en 2018, después de 10 años de la implementación de la vacuna, mostraron una disminución de más del 50 % de la incidencia de cáncer cérvicouterino y aún más con las lesiones verrugosas genitales asociadas a la infección por virus papiloma. Lo mismo se ha visto en otros países como Bélgica, Inglaterra, Suecia entre otros”, informa la investigadora del CECAN.

Este es el cáncer más letal en mujeres: es 100% prevenible y no es el de mama
Este es el cáncer más letal en mujeres: es 100% prevenible y no es el de mama

A pesar de los avances en la prevención, la Dra. Ibáñez insiste en que es necesario ir más allá de la vacuna: “Debemos mejorar la conciencia sobre el autocuidado, el respeto hacia nuestro cuerpo y tener una vida sana”. Según ella, la prevención debe comenzar en los hogares y en las escuelas, con una cultura de autocuidado desde edades tempranas.

La doctora recomienda a las mujeres comenzar la prueba del VPH a los 25 años y hacerse la prueba cada 5 años si su última prueba fue normal. Esto es esencial para disminuir la incidencia del cáncer cérvicouterino.

Un nuevo avance en el tratamiento del cáncer cérvicouterino

Si bien la prevención es el camino más efectivo para reducir la incidencia del cáncer cervicouterino, un reciente avance en el tratamiento promete mejorar las tasas de supervivencia de las mujeres que ya han sido diagnosticadas. Un nuevo régimen de tratamiento desarrollado por el University College de Londres ha demostrado ser el avance más significativo en 25 años, reduciendo el riesgo de muerte por la enfermedad en un 40%, y una reducción del 35% en el riesgo de reaparición del cáncer en un plazo de al menos cinco años.

Este nuevo tratamiento, probado en más de 500 mujeres en varios países, consiste en un ciclo corto de quimioterapia seguido por quimiorradiación, el tratamiento estándar para el cáncer cervicouterino localmente avanzado. Después de cinco años de seguimiento, el 80% de las mujeres que recibieron este régimen estaban vivas, y en el 72% de los casos el cáncer no había regresado.

La Dra. Mary McCormack, investigadora principal del ensayo, comentó a The Guardian que este descubrimiento es “el mayor avance en materia de supervivencia desde la adopción de la quimiorradiación en 1999″. Además, destacó que el tratamiento es bien tolerado y puede administrarse en un período relativamente corto, lo que permite a las mujeres retomar sus vidas más rápidamente.

En Chile, uno de los grandes retos es garantizar que las mujeres tengan acceso a los tratamientos más avanzados. Aunque el sistema público de salud garantiza tratamientos básicos, la inmunoterapia, una de las opciones más prometedoras, aún no está disponible para todas las pacientes. Esto crea una brecha significativa entre aquellas que pueden costear tratamientos avanzados y aquellas que dependen exclusivamente del sistema público.

“La realidad es desastrosa, frustrante y angustiante... muchas mujeres deben viajar grandes distancias para recibir su tratamiento”, señala la Dra. Ibáñez. El tiempo que se tarda desde el diagnóstico hasta el inicio del tratamiento también es un problema, ya que en muchos casos las pacientes llegan en etapas avanzadas de la enfermedad.

Frente a esta realidad, es necesario un llamado a la acción tanto a nivel gubernamental como social. La Dra. Ibáñez subraya que el foco debe estar en la educación y en crear conciencia sobre la importancia de los chequeos regulares y el autocuidado.

El cáncer cervicouterino, a pesar de ser 100% prevenible, sigue afectando y matando a miles de mujeres cada año. Es una enfermedad que, con las herramientas adecuadas, podría eliminarse en su totalidad, pero para ello es necesario un esfuerzo conjunto de políticas públicas, educación y acceso equitativo a los servicios de salud.

El nuevo tratamiento es sin duda un paso adelante en la lucha contra esta enfermedad, pero la verdadera solución radica en evitar que las mujeres lleguen a necesitarlo. Como concluye la Dra. Ibáñez: “No podemos pensar que los equipos médicos van a ser suficientes si las personas no tienen conciencia de lo que significa vivir sanamente en cuerpo y alma”.

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