Un exitoso ensayo clínico con un fármaco bautizado Lecanemab que combate el alzhéimer, se está transformando en la más prometedora terapia contra la devastadora enfermedad.
De acuerdo a la investigación presentada en la Conferencia sobre Ensayos Clínicos de la Enfermedad de Alzheimer (CTAD, por su sigla en inglés) y publicado en The New England Journal of Medicine, Lecanemab ralentiza un 27% el deterioro cognitivo después de administrarlo durante 18 meses.
“Pareciera que un 27% suena poco, pero cuando hablamos en términos cognitivos y en la mejora que podría tener el paciente, no es algo menor. Los estudios que realizaron muestran un cambio significativo”, afirma la investigadora del Centro de Gerociencia, Metabolismo y Salud Mental, Macarena Arrázola.
Según Arrázola, Lecanemab se une a la principal agregado que se encuentra en los pacientes con alzhéimer, que se llama beta-amiloide. Su blanco principal es unirse a estos agregados que causan finalmente la enfermedad. De esta forma se impide que siga progresando el daño que se produce en el cerebro.
La investigación sobre la causa del alzhéimer se centra principalmente en el papel de dos proteínas. La primera es beta-amiloide, un fragmento de una proteína más grande. Cuando estos fragmentos se agrupan, parecen tener un efecto tóxico en las neuronas e interrumpen la comunicación entre células. Estos grupos forman depósitos más grandes llamados placas amiloides, que también incluyen otros desechos celulares.
Las proteínas tau también parecen estar implicadas en la enfermedad. Juegan un papel en el sistema interno de apoyo y transporte de una neurona para transportar nutrientes y otros materiales esenciales. En el alzhéimer, las proteínas tau cambian de forma y se organizan en estructuras llamadas ovillos neurofibrilares, los cuales interrumpen el sistema de transporte y son tóxicos para las neuronas.
Según la Fundación para el descubrimiento de drogas para el Alzheimer (ADDF, su sigla en inglés), se considera que en vista de los resultados publicados, Lecanemab, tendrá una aprobación acelerada por parte de Estados Unidos y su lanzamiento está previsto para el 6 de enero de 2023.
La empresa japonesa Eisai Co tiene previsto solicitar la plena aprobación de su medicamento experimental contra el alzheimer en Estados Unidos, Europa y Japón. Aún no está claro el alcance del uso del fármaco desarrollado en conjunto con la biotecnológica estadounidense Biogen, debido a la incertidumbre sobre la cobertura de los seguros, los posibles efectos secundarios y el costo del medicamento.
Muerte de un voluntario e interacciones
Pese al prometedor resultado, la revista científica Science informó de la muerte de una voluntaria del ensayo a causa de una hemorragia cerebral masiva. Esta muerte, la segunda producida en el estudio con Lecanemab, ha producido ciertas dudas sobre su seguridad en determinados pacientes. La mujer sufrió un derrame cerebral y fue tratada con un anticoagulante, el activador tisular del plasminógeno (rtPA), que provocó inmediatamente la hemorragia. También tenía angiopatía amiloide cerebral (AAC), una enfermedad en la que el músculo liso de las paredes de los vasos sanguíneos del cerebro se sustituye gradualmente por depósitos de amiloide.
Lecanemab se dirige al amiloide y, según los expertos en AAC, su uso probablemente debilitó los vasos sanguíneos de la mujer, desencadenando la hemorragia. Aunque puede ser difícil de diagnosticar antes de la muerte, incluso con escáneres cerebrales, la AAC se da en cerca de la mitad de los pacientes con alzhéimer, por lo que “podría ser peligroso administrar el lecanemab sin advertencias firmes sobre su aparente interacción con los anticoagulantes”, según un comunicado de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS).
De los que recibieron Lecanemab, 5 (0,6%) presentaron una hemorragia cerebral y 1 (0,1%) de los que recibieron placebo. “Esto es parte de los ensayos clínicos, sobre todo en los ensayos de etapa 3. Estos ya se hacen en pacientes, y son precisamente para entender los posibles efectos secundarios de drogas con las cuales podrían estar interactuando”, añadió Azárrola. Asimismo, la investigadora remarca la necesidad de tener en cuenta que cada paciente es distinto, y que el alzhéimer está asociado al envejecimiento, por lo que la mayoría de los pacientes ya están tomando medicamentos.