Contar ovejas, respirar profundo y cerrar los ojos. Por mucho tiempo esos han sido los consejos más comunes para dormir y recargar baterías para el siguiente día. Al parecer, esto comienza a ser cada vez más difícil. Según un reciente estudio en Chile, las personas tendrían más dificultades para quedarse dormido, sobre todo después de la pandemia. Al parecer, ahora se recurre menos a contar ovejas y más a tomar fármacos. ¿Qué factores estarían influyendo en nuestra calidad del buen dormir?

Según un estudio Clínica Somno, un centro especialista en el diagnóstico y tratamiento de trastornos del sueño, sobre la calidad de buen dormir en Chile realizad a través de una encuesta que incluyó a 1.645 personas mayores de 18 años, concluyó que 2 de cada 3 personas (más del 67,4% de los consultados) confirmaron que la calidad de su sueño empeoró desde el inicio de la pandemia. Por otro lado, el 26% no observó variaciones y sólo un 6,3% asegura que ésta mejoró.

Este es el más peligroso trastorno del sueño según los médicos y estos son sus 7 principales síntomas

Pero uno de los trastornos del sueño más peligrosos y desconocidos por mucha gente es el llamado, síndrome de alimentación nocturna (o también conocido como NES, por sus siglas en inglés, Night Eating Syndrome).

Pese a ello, según la Clínica Somno, en rigor se trata de un trastorno de la alimentación es más común de lo que la gente piensa. Esta relacionado con el sueño y comprende episodios de conductas de consumo descontrolado de alimentos o bebidas mientras estás dormido. En algunos casos se da cuando el paciente esta totalmente inconsciente. En otros casos puede estar parcialmente inconsciente. El paciente se prepara o come alimentos y, al día siguiente, recuerda muy poco o casi nada.

Los médicos no están seguros de qué causa el síndrome de alimentación nocturna. Pero algunos estudios demuestran que puede tener relación con problemas del ciclo de sueño y vigilia y determinadas hormonas.

¿Por qué puede ser peligroso? Puede generar lesiones al preparar la comida o al consumirlo. También afecta de forma importante la salud del paciente debido a que el paciente aumenta de peso de forma considerable generando obesidad, ya que por lo general se consumen alimentos con alto contenido de hidratos de carbono y grasa.

Este trastorno, en algunos casos, también relacionar con medicamentos, trastornos de la alimentación y otros trastornos del sueño . Abordar estos problemas suele solucionar el trastorno de la alimentación relacionado con el sueño.

El síndrome de alimentación nocturna es diferente del trastorno de alimentación compulsiva. Las personas con trastorno de alimentación compulsiva por lo general no se dan atracones de comida durante la noche (entre las 22.00 y las 6.00.) Pero si lo hacen, comen grandes cantidades de comida de una sola vez. Las personas con síndrome de alimentación nocturna tienden a comer cantidades más pequeñas de comida muchas veces durante la noche.

“De todas las parasomnias, el trastorno alimentario relacionado con el sueño es el que tiene el peor impacto en la vida de las personas”, dijo en una nota a CNN el Dr. Carlos Schenck, profesor y psiquiatra del Centro Médico del Condado de Hennepin en la Universidad de Minnesota.

Estos son los 7 síntomas de este peligroso trastorno del sueño

¿Por qué puede ser peligroso? Puede generar lesiones al preparar la comida o al consumirlo. También afecta de forma importante la salud del paciente debido a que el paciente aumenta de peso de forma considerable generando obesidad, ya que por lo general se consumen alimentos con alto contenido de hidratos de carbono y grasa.

Este trastorno, en algunos casos, también relacionar con medicamentos, trastornos de la alimentación y otros trastornos del sueño . Abordar estos problemas suele solucionar el trastorno de la alimentación relacionado con el sueño .

1. Episodios frecuentes, generalmente nocturnos, en el que el paciente come y bebe sin control.

2. Alteración del conocimiento mientras el paciente se prepara y consume alimentos.

3. No recordar nada a la mañana siguiente.

4. Comer alimentos con alto contenido de carbohidratos y grasas.

5. Sufrir lesiones o participar en actividades peligrosas de preparación de alimentos.

6. No poder despertarte fácilmente o reorientarse durante el episodio.

7. Sufrir consecuencias negativas para la salud a raíz de las comidas nocturnas.

El trastorno alimentario relacionado con el sueño puede ser peligroso y afectar la salud y la seguridad del paciente. Consulte al médico si tiene alguno de los síntomas enumerados anteriormente.

De acuerdo al estudio de Clínica Somno, el uso de dispositivos electrónicos también se ha vuelto un factor antes de dormir. Los resultados mostraron una distribución equitativa: un 34,3% admitió haber aumentado su utilización desde el comienzo de la pandemia, el 33% afirmó que no hubo cambios, mientras que un 32,6% señaló un ligero aumento.

Según los médicos, la falta de sueño agrava otras afecciones. Por ejemplo, dormir poco lleva a que aumente la tasa de enfermedades mentales, de accidentes del tránsito, y también aumenta la facilidad de que se produzca una enfermedad de alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas.

En general, la cantidad de horas que se requieren para dormir están determinadas genéticamente. Hay personas que duermen más horas que otras. Lo ideal es no ir variando el número de horas de forma sustancial durante los días de la semana. Hay que mantenerlos más o menos estables y que ojalá sean durante la noche, porque durante la noche nuestro funcionamiento del cuerpo es mejor, desde el punto de vista de lo que se realiza durante el sueño”, agrega Benavides.

Según la especialista, la cantidad de horas promedio que las personas deben dormir, según su rango etario, son las siguientes:

  • Niños pequeños: 10 a 12 horas;
  • Niños en etapa escolar: entre 9 y 10 horas;
  • Adolescentes, 9 horas: adultos, entre 7 y 9 horas;
  • Adultos mayores: por lo menos 6 horas.

Además, los médicos dicen que el sueño es fundamental para el cerebro. Esto, ya que permite aprender, tener buena memoria y un buen desarrollo psicomotor. Por eso es importante mantener una adecuada higiene del sueño, lo que significa dormirse temprano en un horario establecido, idealmente sin pantallas, evitar las comidas pesadas, tener una habitación cómoda y una cobija adecuada según la temperatura. Eso va a ayudar a que los adolescentes tengan un mejor rendimiento al otro día, sin problemas de irritabilidad, con buena concentración y con ánimo.

Insomnio. Imagen referencial.

Según los especialistas, también existen pequeños grupos de la población que, para funcionar correctamente en el día a día, necesitan otros parámetros de sueño. Hay personas que requieren menos de seis horas por noche para funcionar correctamente al día siguiente, considerados “dormidores cortos”, mientras que también hay quienes necesitan más de 10 horas para reponerse, siendo denominados “dormidores largos”. Eso sí, cada uno de estos grupos corresponden a cerca del 2,5% de la población mundial.

Además, los problemas para dormir, que pueden desencadenar en insomnio y otras afecciones, mayoritariamente afecta a mujeres, entre 3 y 4 veces más que a los hombres. Esto, debido al estrógeno y los cambios hormonales. Muchas veces se asocia con la cercanía a la menopausia, a algunos momentos del ciclo ovulatorio, en general, a los días previos a la menstruación, y también tiene relación con la genética. Hay familias en las cuales las mujeres tienen más insomnio que el resto de la población.

Estos son los principales consejos para retomar una correcta rutina de sueño:

  • Mantener horarios estables entre la semana y el fin de semana, evitando recuperar el sueño perdido, porque este no se recupera. Lo mejor es dormir durante la noche y vivir en el día.
  • Evitar las bebidas energéticas y el café durante la noche o cerca de las horas de dormir.
  • Evitar las pantallas media hora antes de dormir, ya sean celulares o computadores. Hay personas que son más sensibles a la luz de las pantallas y requieren una o dos horas sin exposición previa a la hora del sueño.
  • Tratar de hacer un proceso de meditación, como por ejemplo el yoga o mindfulness. En simple, actividades que disminuyan la ansiedad durante la noche para mejorar nuestra calidad de sueño.
  • Dividir nuestras comidas, siendo el desayuno y el almuerzo los aportes calóricos más importantes del día. Ir disminuyendo la cantidad de comida de cara a la noche.
  • Tratar de exponernos a la luz del sol por lo menos media hora todos los días, ojalá en la mañana.
  • Hacer actividad física en la mañana, cosa que el cerebro sepa que estamos de día y que también tenga claridad cuando estamos de noche.