El 15 de noviembre pasado, un estudio publicado en la revista especializada Radiology concluyó que la cannabis puede provocar más daño pulmonar que el tabaco. Los investigadores sugieren que fumar marihuana puede ser más dañino de lo que piensa la gente.
El estudio realizado por la Universidad de Ottawa y el Hospital de Ottawa, comparó las radiografías torácicas de 56 fumadores de cannabis, 57 no fumadores y 33 fumadores de tabaco entre 2005 y 2020.
Descubrieron que el enfisema era más común en los fumadores de marihuana que en los que no fumaban en absoluto, y más común en los fumadores de marihuana que tenían 50 años o más que en los que solo fumaban tabaco.
Los escáneres mostraron que el 75% de los fumadores de marihuana tenían enfisema. Algo menos del 70% de los fumadores solo de tabaco tenían enfisema, mientras que el 5% de los no fumadores lo tenían.
Además, encontraron que la enfisema paraseptal, un subtipo de la enfermedad que afecta a las partes más externas del pulmón, era más común en los fumadores de marihuana en comparación con los que sólo fumaban tabaco, independientemente de la edad.
Los potenciales daños de esta sustancia en el cuerpo humano es un debate de larga data. Un artículo publicado por el sitio Wbez Chicago, exploró el ptencial daño que la marihuana puede hacerle al cerebro de un adolescente. Los jóvenes que consumen marihuana con regularidad tienen más probabilidades de abandonar la escuela o de no obtener un título universitario, advierten los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, su sigla en inglés).
Kuei Tseng es un científico que está tratando de descifrar ese potencial daño. Su trabajo en roedores, según consigna el artículo, indican que el uso regular de marihuana impide que el cerebro adolescente madure por completo. Estudios anteriores mostraron déficits de coeficiente intelectual en adultos que eran usuarios adolescentes. Pero esos resultados fueron fuertemente cuestionados por la propia comunidad científica, lo que hace que la nueva investigación tanto en roedores como en humanos, con la ayuda de los avances recientes en tecnología y una financiación más sólida de las agencias de salud estadounidenses, sea tan importante.
La clave de estas diferencias es el sistema cannabinoide interno del cerebro, un descubrimiento relativamente reciente, señala el artículo de Wbez. Nuestros cerebros son una fábrica de cannabis virtual que produce su propio suministro que ayuda a transportar mensajes químicos hacia y desde las neuronas. Los receptores de cannabinoides se encuentran en partes del cerebro que influyen en el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, el movimiento y otros, y actúan como señales de tráfico para regular casi todos los aspectos de nuestro funcionamiento.
Suben la temperatura o indican hambre. También son, según muestra la investigación de Tseng, un mecanismo vital en la ingeniería de un cerebro maduro y adaptable desde la adolescencia hasta la edad adulta.
Cuando una persona usa un vaporizador o come una gominola bañada con tetrahidrocannabinol (THC)- el principal responsable del potencial psicoactivo del cannabis- ingiere una sustancia que para el cerebro tiene el mismo aspecto que sus cannabinoides naturales. Las moléculas de THC ingeridas inundan los receptores con una ola de mensajes químicos en exceso que secuestran el procesamiento normal del cerebro.
Pero en un adolescente, la corteza prefrontal todavía está en construcción y no se desarrolla completamente hasta los 20 o 25 años. Jugar con ese circuito mientras aún es maleable parece tener efectos duraderos en la inteligencia, el comportamiento social y otras capacidades, según la investigación de Tseng y otros neurocientíficos. En uno de sus estudios, se inyectó THC a ratas de laboratorio adolescentes, de entre 30 y 50 días de edad. Los roedores que estaban “drogados” durante la adolescencia mostraron problemas de aprendizaje que duraron hasta la edad adulta.
En tales experimentos, típicamente una rata escuchará un zumbador y recibirá un pulso eléctrico leve. Cuando la rata vuelve a escuchar el zumbador, se congela, anticipando el pulso. Después de algunas instancias de un zumbador pero sin descarga, la rata “aprenderá” y dejará de congelarse.
Pero cuando las ratas adultas que recibieron THC cuando eran adolescentes escucharon el timbre, se congelaron una y otra vez en ausencia de cualquier shock.
Tseng concluyó que los cerebros adolescentes de las ratas se vieron afectados por el cannabis y no desarrollaron todo su potencial en la edad adulta. No pudieron procesar la nueva información. “Ese proceso de maduración del cerebro se detuvo en alguna parte. La ganancia normal de esa maduración no sucedió”.
Los expertos también han advertido que la edad y la potencia de la marihuana que se comercializa actualmente son dos grandes factores de riesgo. La hierba que las generaciones anteriores tenían en sus manos era bastante suave, con un 2-6% de THC. Hoy en día, es del 15 al 25 % para productos vegetales o “flores”. Algunos productos de extracto de cannabis, como los comestibles, el aceite, el shred y el dab, contienen niveles estratosféricos de THC, del 50 % al 90 %. Vapear cannabis es especialmente arriesgado, porque las concentraciones de THC son más altas y el dispositivo es portátil y fácil de ocultar.
La marihuana y el cerebro del adolescente
De acuerdo a los CDC, nel cerebro de los adolescentes se está desarrollando activamente y se seguirá desarrollando hasta aproximadamente los 25 años. Consumir marihuana durante la adolescencia y los primeros años de la adultez puede dañar el cerebro en desarrollo.
Segú el organismo, los efectos negativos del consumo de marihuana en adolescentes incluyen:
- Dificultad para pensar y resolver problemas
- Problemas con la memoria y el aprendizaje
- Coordinación reducida
- Dificultad para mantener la atención
- Problemas con la escuela y la vida social
Cómo puede afectar la marihuana la vida de un adolescente:
- Mayor riesgo de tener problemas de salud mental. El consumo de marihuana se ha vinculado a una variedad de problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad social.3 Las personas que consumen marihuana tienen más probabilidades de presentar sicosis temporal (no saber qué es real, alucinaciones y paranoia) y trastornos mentales de larga duración, que incluyen esquizofrenia (un tipo de enfermedad mental en la que la persona podría ver u oír cosas que no están allí).5 La asociación entre la marihuana y la esquizofrenia es más fuerte en las personas que comienzan a consumir marihuana a una edad más temprana y las que consumen marihuana con más frecuencia.
- Conducción bajo los efectos de sustancias. Conducir bajo los efectos de cualquier sustancia, incluida la marihuana, es peligroso e ilegal. La marihuana afecta negativamente varias destrezas necesarias para conducir de manera segura, como tiempo de reacción, coordinación y concentración.
- Potencial de adicción. Aproximadamente 3 de cada 10 personas que consumen marihuana tienen trastorno por consumo de marihuana.7 Algunos signos y síntomas del trastorno incluyen intentar dejar de consumir marihuana pero no lograrlo o renunciar a actividades importantes con amigos y familiares por preferir consumir marihuana.8 El riesgo de presentar trastorno por consumo de marihuana es mayor en las personas que comienzan a consumirla durante la juventud o la adolescencia y que la consumen con mayor frecuencia.
Otro estudio de 2020, realizado en Estados Unidos y Nueva Zelanda, hizo un seguimiento de los efectos del cannabis desde la adolescencia hasta la edad adulta en una muestra de población muy amplia. De acuerdo a esta investigación, “se perdían hasta ocho puntos de cociente intelectual (CI) que no se recuperaban.
La mayoría de los estudios se han centrado en las consecuencias a largo plazo del consumo frecuente y abundante de cannabis. Pero un trabajo, publicado en enero de 2019 en The Journal of Neuroscience, reveló que basta una pequeña cantidad de cannabis -uno o dos porros- para que se produzcan alteraciones en el cerebro.
Los científicos creen que el principal motivo por el que el cannabis causa un impacto muy superior en los adolescentes versus los adultos es que su cerebro está en plena formación. La droga incide en los circuitos cerebrales en una etapa clave y en un cerebro que no está preparado para esa sobreestimulación con altas concentraciones de THC. En cambio, la afectación en la edad adulta es bastante inferior porque se produce “cuando la plasticidad cerebral es ya mucho menor”.
Otra investigación, realizada en Chile, mostró cómo el consumo de cannabis puede afectar el desarrollo cerebral de los adolescentes. Esto, pues durante pubertad y adolescencia el cerebro experimenta una “ventana de plasticidad crítica” que puede ser afectada por sustancias endógenas y exógenas, con consecuencias que pueden manifestarse en la adultez.
Por tanto, dice la investigación, “no deben relativizarse ni desestimarse los efectos que tiene su consumo entre adolescentes, ni tampoco compararse con aquellos observados en adultos. Es necesario que las políticas públicas en salud y educación prevengan el consumo de cannabis y otras drogas en adolescentes, generando un aprendizaje en ellos mediante la adquisición de hábitos y estilos de vida saludables que perduren toda la vida”.