Hombres y mujeres pueden caminar por la ciudad. Pero ambos no sentirán la misma seguridad. La ciudad para ellas representa un espacio más inseguro. Las cifras hablan por sí solas: el 92,3% de las mujeres en Chile admite haber sufrido al menos un acoso sexual alguna vez en su vida. Así lo indica la Decimotercera Encuesta Nacional de Corporación Humanas del año 2019.

Estos son los países donde las mujeres se sienten más inseguras caminando solas de noche según estudio

Un estudio de la consultora italiana WIN (Worldwide Independent Network Marketing Research) realizado en 39 países, muestra que, Chile es el país donde se siente menos seguridad al caminar sólo de noche (75%), superando el promedio mundial (36%). Por género, las mujeres son las que se sienten más inseguras (83%).

Asimismo, el 13% de las chilenas y el 9% chilenos ha sufrido algún tipo de acoso sexual durante el último años, cifras que superan el promedio mundial (10% mujeres y 4% hombres), y que posiciona a Chile como el octavo país con mayor nivel de acoso sexual hacia mujeres.

El panorama de violencia en Chile presenta cifras preocupantes, con indicadores que reflejan una realidad alarmante. Aunque comparativamente los índices de violencia en Argentina superan a los del territorio nacional, la situación no deja de ser impactante. Según los datos, una de cada cuatro mujeres en Chile declara haber experimentado episodios de violencia en el último año.

“Nos sorprendimos al alcanzar el primer lugar a nivel mundial en el indicador de inseguridad de las mujeres al caminar en el espacio público, dado que no se trata de una estadística para sentirnos orgullosos como país”, reconoce Alejandra Cabezas, gerente de Insight Lab de Activa Research.

Las calles de Chile son las más inseguras para las mujeres

La percepción de inseguridad de las mujeres en Chile se atribuye a una mayor conciencia social sobre el acoso callejero, ahora regulado por ley, lo que ha generado visibilidad y diálogo sobre este fenómeno.

Esto, ha llevado a crear estrategias de cuidado en el espacio público, donde se percibe como una zona de peligro que requiere alerta constante. Sin embargo, esta situación “también genera impactos en la salud mental de la población y degrada el tejido social basado en la confianza”, añade Cabezas.

La percepción de inseguridad afecta diferencialmente el bienestar psicológico y emocional de las personas, con mayor impacto en las mujeres. Esto se debe no solo a que ellas perciben una mayor inseguridad que los hombres, sino también a la influencia de factores de género en la composición y los aspectos de esa percepción.

Por ejemplo, se destaca el “temor altruista” en las mujeres, que refleja el miedo al daño que podría afectar a otros, en línea con los roles de cuidado tradicionales, no sólo en relación al daño personal, señala el psicólogo Gonzalo Lira, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso.

Como criterio general, se recomienda buscar apoyo y orientación cuando estas experiencias de temor dan cuenta de un deterioro en la calidad y satisfacción de vida y se imponen como una restricción para el normal desarrollo de las actividades de la vida cotidiana. “Dado el carácter social del problema en muchos territorios, es importante no individualizar o psicologizar un problema que presenta importantes aristas públicas y comunitarias”, dice Lira.

Octavo país con mayor nivel de acoso sexual hacia mujeres

El alto nivel de acoso sexual en Chile se atribuye a una serie de factores sociales, culturales y estructurales. Este tipo de violencia, que ocurre principalmente en espacios públicos, refleja la prevalencia de una cultura machista arraigada, la falta de una educación sexual integral y cívica, así como la escasa comprensión sobre la importancia del consentimiento en las interacciones sociales.

Además, existe una percepción, especialmente entre los hombres, de que ciertos comportamientos, como la “galantería”, son culturalmente aceptados como expresiones de interés sexual, lo que contribuye a normalizar el acoso, explica el decano de Ciencias Sociales UV.

El alto nivel de acoso sexual en Chile respecto a otros países se atribuye a una serie de factores multifacéticos. Estos incluyen la presencia del acoso en diversos contextos, como la calle, el lugar de estudio o trabajo, e incluso dentro del hogar, lo que dificulta identificar causas específicas. Sin embargo, se destacan elementos como el machismo arraigado, la desigualdad salarial y la precarización laboral que muchas mujeres enfrentan en el país, creando situaciones de riesgo.

La desigualdad de poder entre acosador y acosada, presente en ámbitos familiares, laborales y sociales, también contribuye a este fenómeno, siendo la cultura patriarcal un factor fundamental que persiste a pesar de los esfuerzos por erradicarla, señala Vanessa Jara, académica Universidad de Tarapacá.

Sin embargo, las víctimas de acoso sexual en el Chile enfrentan barreras significativas al buscar ayuda y denunciar estos incidentes. Acceder rápidamente a instancias de contención y apoyo social es fundamental, ya que la experiencia de acoso puede generar malestar en diversos niveles y requiere acompañamiento. Pero, esto se dificulta debido a la minimización de la experiencia, la culpabilización de la víctima y la falta de protocolos institucionales que faciliten el acceso a espacios de orientación y contención.

El acoso sexual tiene diversas consecuencias psicológicas y sociales para las víctimas. Inmediatamente, puede provocar respuestas emocionales ansiosas y de malestar psicológico. A largo plazo, estas experiencias pueden aumentar la sensación de vulnerabilidad, la percepción de inseguridad y llevar a cambios en los hábitos y rutinas de desplazamiento, así como al eventual abandono del espacio público.

“Es esencial abordar el acoso sexual como un problema que afecta a toda la sociedad” enfatiza Jara, trabajadora social especializada en temática de género. Por lo que se requiere un enfoque completo con mecanismos de investigación ágiles y sanciones efectivas para garantizar justicia a las víctimas. La educación, reflexión y discusión de todas las partes involucradas son fundamentales para desmitificar estereotipos, promover el conocimiento de las leyes y políticas, y erradicar el acoso sexual de la sociedad.

¿Cómo opera la ley para resguardar a las víctimas?

El acoso sexual, una forma de violencia de género y sexual, que se caracteriza por la falta de consentimiento de la mujer ante requerimientos sexuales no deseados, que pueden manifestarse a través de gestos, comentarios, toques o medios digitales.

Estas conductas, ejemplificadas por la Dirección del Trabajo, no se limitan al ámbito laboral, sino que también se presentan en la educación, el acoso callejero y las relaciones de pareja. Además, tras la ruptura de la relación, el acoso puede intensificarse y llegar incluso a la agresión física, poniendo en riesgo la vida de la mujer.

Las víctimas de acoso sexual en el país enfrentan dos desafíos principales:

  1. La falta de credibilidad al denunciar.
  2. La revictimización.

Estos obstáculos, se deben a factores culturales y educativos que minimizan el acoso y culpan a la víctima, así como a la falta de coordinación entre las instituciones encargadas de abordar la violencia de género, explica Germán Solís Godoy, abogado magister en Intervención Interdisciplinaria en Violencia de Género y académico de Derecho de la Universidad de La Serena.

Por eso, desde lo legislativo son varias las medidas que se han tomado respecto del acoso sexual hacia las mujeres y así proteger sus derechos, como la ratificación de instrumentos internacionales como la Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW, su sigla en inglés), la ratificación de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y erradicar la Violencia contra la Mujer o Convención de Belem do Pará.

Desde 2005, en Chile existe legislación sobre acoso sexual, inicialmente limitada al ámbito laboral (Ley 20.005). Pero también destaca la Ley 21.369, que regula el acoso sexual, la violencia de género y la discriminación de género en instituciones de educación superior. Esta ley ha facilitado la implementación de acciones de prevención, investigación y sanción de estas conductas.

Este año se promulgó la Ley Karin, que modifica el Código del Trabajo en materia de prevención, investigación y sanción del acoso laboral, sexual y violencia en el trabajo.

Al hablar de equidad e igualdad de género, el académico de La Serena explica que, se habla de derechos humanos y segundo que, la mejor forma de promoverlos es mediante la educación en todos sus niveles, desde la educación parvularia o infantil hasta la educación superior, terciaria o de adultos. “Es tarea de toda la comunidad de promoverlos y respetarlos”.